El originalismo y otras fábulas para dormir tranquilos

  1. Lawrence B. Solum, “Semantic Originalism,” Illinois Public Law and Legal Theory Research Papers Series, no. 07-24 (2008): 176, disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=1120244. Lawrence B. Solum, “Originalismo versus constitucionalismo vivo: la estructura conceptual del gran debate,” Revista de Derecho de la Universidad Northwestern 113, no. 6 (2019): 1249-1282, disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=3326930. Lawrence B. Solum, “Originalist Theory and Precedent: A Public Meaning Approach,” Constitutional Commentary 33 (2018): 451-489. Lawrence B. Solum, “Triangulating Public Meaning: Corpus Linguistics, Immersion, and the Constitutional Record,” BYU Law Review 2017 (2017): 1621-1677. Lawrence B. Solum, “Originalist Methodology,” University of Chicago Law Review 84 (2017): 269-295. Lawrence B. Solum, “The Fixation Thesis: The Role of Historical Fact in Original Meaning,” Notre Dame Law Review 91 (2015): 1-78. Lawrence B. Solum, “Intellectual History as Constitutional Theory,” Virginia Law Review 101 (2015): 1111-1164. Lawrence B. Solum, “Communicative Content and Legal Content,” Notre Dame Law Review 89 (2013): 479-535. Lawrence B. Solum, “Originalism and Constitutional Construction,” Fordham Law Review 82 (2013): 453-537. ↩︎
  2. Solum, Lawrence B. “Semantic Originalism.” Illinois Public Law and Legal Theory Research Papers Series, no. 07-24 (2008): 176, disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=1120244. Este artículo ofrece una formulación exhaustiva del originalismo semántico, subrayando la importancia del significado público original en la interpretación constitucional. Solum, Lawrence B. “Originalismo versus constitucionalismo vivo: la estructura conceptual del gran debate.” Revista de Derecho de la Universidad Northwestern 113, no. 6 (2019): 1249-1282, disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=3326930. Analiza las diferencias estructurales entre el originalismo y el constitucionalismo vivo, proporcionando un marco conceptual para entender el debate. Scalia, Antonin. A Matter of Interpretation: Federal Courts and the Law. Princeton: Princeton University Press, 1997. El juez Scalia argumenta a favor de un enfoque textualista y originalista para la interpretación legal y constitucional. Balkin, Jack M. Living Originalism. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2011. Este libro propone una reconciliación entre el originalismo y el constitucionalismo vivo, sugiriendo que ambos enfoques pueden coexistir. Barnett, Randy E. Restoring the Lost Constitution: The Presumption of Liberty. Princeton: Princeton University Press, 2004. Barnett argumenta que el originalismo es esencial para preservar la libertad individual y limitar el poder gubernamental. Whittington, Keith E. Constitutional Interpretation: Textual Meaning, Original Intent, and Judicial Review. Lawrence: University Press of Kansas, 1999. Explora la teoría originalista de la interpretación constitucional y su aplicación en el sistema judicial estadounidense. Miller, Bradley W., y Grant Huscroft, eds. The Challenge of Originalism: Theories of Constitutional Interpretation. Cambridge: Cambridge University Press, 2011. Una colección de ensayos que exploran la evolución y los desafíos teóricos del originalismo. McGinnis, John O., y Michael B. Rappaport. Originalism and the Good Constitution. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2013. Los autores argumentan que el originalismo produce mejores resultados constitucionales al preservar el consenso original. ↩︎
  3. Sin embargo, el intencionalismo jamás ha desaparecido del todo. Como una sombra persistente en los corredores del pensamiento jurídico, el Originalismo de la Intención se aferra con inquebrantable nostalgia a la idea de que el verdadero significado de la Constitución yace en la voluntad de quienes la promulgaron. Su propósito, casi reverencial, es desentrañar los designios y motivaciones de aquellos venerables redactores y adoptantes, como si en sus deliberaciones—congeladas en el tiempo—residiera la clave inmutable para resolver los dilemas del presente. Porque, naturalmente, nada resulta más esclarecedor para afrontar los desafíos del siglo XXI que tratar de descifrar con precisión lo que un grupo de hombres del siglo XVIII tenía en mente. ↩︎
  4. Solum, Lawrence B. “What is Originalism? The Evolution of Contemporary Originalist Theory.” En The Challenge of Originalism: Theories of Constitutional Interpretation, editado por Grant Huscroft y Bradley W. Miller, 12-41. New York: Cambridge University Press, 2011. ↩︎
  5. En su esencia más pura, el Originalismo del Significado Público Original se erige sobre un principio inequívoco: el verdadero sentido de la Constitución es aquel que habría sido razonablemente comprendido por un lector informado en la época de su promulgación. Su mirada no se detiene en las intenciones subjetivas de los redactores, sino que se sumerge en la interpretación compartida y pública del texto en el momento de su adopción. Así, no es la voluntad individual de los fundadores la que orienta la exégesis constitucional, sino el significado que las palabras revestían en la conciencia jurídica de su tiempo, ese espacio donde el derecho y la historia convergen en un delicado equilibrio. ↩︎
  6. Por ende, para comprender una comunicación constitucional exitosa es imperativo distinguir entre los significados públicos originales “mínimos”, aquellos que emergen del lenguaje común y la lógica, y los significados más ricos y detallados que los originalistas suelen intentar descubrir. Por ejemplo, cuando la Constitución afirma que el mandato presidencia durará cuatro años, el plazo de ejercicio es indiscutible. Sin embargo, cuando los miembros de la generación fundadora discreparon sobre el significado de otras disposiciones (como ocurrió con frecuencia), la noción de que existiera un único, correcto y definitivo significado es, en última instancia, una quimera. ↩︎
  7. Con esta premisa, al retornar al significado público original, busca preservar el pacto fundacional entre el pueblo y sus gobernantes, sosteniendo que cualquier transformación en el significado constitucional debe materializarse a través de los cauces democráticos y no por obra de la interpretación judicial. ↩︎
  8. ¿Ha llegado el originalismo a su fin? Esta pregunta ha sido esbozada por el profesor de Derecho de Harvard Adrian Vermeule en su influyente obra Common Good Constitutionalism (Cambridge: Polity Press, 2022), donde defiende la necesidad de reemplazar esta teoría interpretativa con su propuesta homónima. ↩︎
  9. Vermeule, Adrian. Common Good Constitutionalism. Cambridge: Polity Press, 2022. Este libro detalla la crítica de Vermeule al originalismo, proponiendo un enfoque que prioriza el bien común sobre el significado original del texto constitucional. Barber, Sotirios A. “The Fallacies of Originalism.” Harvard Law Review Forum 125 (2011): 45-56. Barber analiza las limitaciones conceptuales del originalismo y cómo estas afectan su aplicación en el sistema judicial moderno. Whittington, Keith E. “Originalism: A Critical Introduction.” Fordham Law Review 82 (2013): 375-408. Este artículo proporciona una crítica al originalismo desde la perspectiva de su evolución y sus desafíos contemporáneos. Greene, Jamal. “The Age of Scalia: Originalism and Its Discontents.” Columbia Law Review 120 (2020): 87-113. Greene explora las tensiones internas dentro del originalismo y su declive en el discurso conservador. Balkin, Jack M. “Living Originalism and Common Good Constitutionalism.” Yale Law Journal Forum 131 (2022): 99-115. Balkin compara el enfoque de Vermeule con el originalismo vivo, analizando sus puntos de convergencia y divergencia. Segall, Eric J. “Originalism’s Achilles’ Heel.” Georgia State University Law Review 35 (2019): 221-245. Segall critica cómo el originalismo ha fallado en abordar problemas contemporáneos y cómo esto ha alimentado propuestas alternativas como la de Vermeule. Huscroft, Grant, y Bradley W. Miller, eds. “The Future of Originalism.” En Cambridge Studies in Constitutional Law. Cambridge: Cambridge University Press, 2015. Este libro evalúa las críticas al originalismo y discute alternativas como el constitucionalismo de bien común. Smith, Steven D. “Beyond Originalism: Adrian Vermeule’s Critique and the New Conservative Constitutionalism.” American Political Thought 11 (2023): 213-236. Smith examina cómo la obra de Vermeule desafía las bases del originalismo desde una perspectiva conservadora. The Federalist Society. “Is Originalism Dead? A Debate on Common Good Constitutionalism.” Federalist Society Review 23 (2022): [páginas no especificadas]. Este debate presenta las perspectivas a favor y en contra de la crítica de Vermeule hacia el originalismo. Moyn, Samuel. “Against Originalism: The New Conservative Challenge.” The Atlantic, 2022. Moyn reflexiona sobre cómo las propuestas de Vermeule y otros están desplazando el originalismo en el movimiento conservador. ↩︎
  10. Scalia, Antonin. “Opinion of the Court.” District of Columbia v. Heller, 554 U.S. 570 (2008). Opinión mayoritaria que argumenta que la Segunda Enmienda protege un derecho individual a poseer armas de fuego, basada en un análisis textual e histórico originalista. Barnett, Randy E. “Was the Right to Keep and Bear Arms Conditioned on Service in an Organized Militia?” Harvard Journal of Law & Public Policy 26, no. 1 (2009): 113-130. Este artículo examina el enfoque originalista de Scalia y cómo este reinterpreta el alcance de la Segunda Enmienda. Solum, Lawrence B. “District of Columbia v. Heller and Originalism.” Northwestern University Law Review 103 (2009): 923-936. Solum analiza cómo la decisión en Heller refleja los principios fundamentales del originalismo, particularmente en su análisis histórico. Bogus, Carl T. “Heller and the Future of Second Amendment Jurisprudence.” UCLA Law Review 56 (2009): 1129-1164. Este artículo ofrece una crítica a la metodología originalista utilizada en Heller y su impacto en futuras decisiones sobre la Segunda Enmienda. Lund, Nelson. “The Second Amendment, Heller, and Originalist Jurisprudence.” The Federalist Society Review 10 (2009): [páginas no especificadas]. Lund examina el uso del originalismo en Heller, defendiendo la decisión de Scalia como una interpretación fiel al texto original. Stevens, John Paul. “Dissenting Opinion.” District of Columbia v. Heller, 554 U.S. 570 (2008). Opinión disidente que argumenta que la Segunda Enmienda se limita al contexto de las milicias organizadas, contrastando con la perspectiva individualista de Scalia. Winkler, Adam. Gunfight: The Battle over the Right to Bear Arms in America. New York: W.W. Norton & Company, 2011. Este libro contextualiza la decisión en Heller, explorando su impacto en el debate sobre las armas en Estados Unidos. Blocher, Joseph. “The Right Not to Keep or Bear Arms.” Stanford Law Review 64 (2012): 1-54. Blocher critica las implicaciones del fallo Heller para quienes optan por no poseer armas, cuestionando su interpretación originalista. Williams, Mary D. “Heller’s Legacy: The Expansion of Gun Rights through Originalist Arguments.” Yale Law Journal 128, no. 3 (2019): 672-700. Este artículo evalúa el impacto de Heller en la expansión de los derechos de armas en Estados Unidos. The Federalist Society. “Originalism and the Second Amendment: A Discussion of Heller’s Implications.” The Federalist Society Review 11 (2010): [páginas no especificadas]. Una serie de ensayos que analizan la metodología originalista en el contexto de Heller y sus posibles implicaciones para futuros litigios. ↩︎
  11. Sin duda alguna este caso destaca una limitación del originalismo de la intención: si bien ofrece claridad y certeza al adherirse a las interpretaciones originales, puede llevar a resultados que algunos consideran anacrónicos o desalineados con los desafíos modernos, como el control de la violencia armada en entornos urbanos. Los críticos del originalismo señalaron que una interpretación estricta de la intención de los redactores no responde a las necesidades de una sociedad moderna, donde el problema de la posesión de armas requiere una consideración más flexible y matizada. ↩︎
  12. Entre nosotros, es conocida la polémica sobre la influencia del modelo norteamericano en la Constitución argentina y su proyección sobre las instituciones del derecho administrativo argentino. En este contexto, el profesor Mairal y otros sostienen la postura de una influencia casi total del modelo norteamericano, mientras que otros proponen una visión más matizada que reconoce otras influencias y peculiaridades del sistema argentino. Mairal argumenta que la Constitución de 1853 está basada casi exclusivamente en el modelo norteamericano, lo que implicaría que las instituciones del derecho administrativo argentino deben alinearse con dicho modelo. Esta postura niega en gran medida la originalidad a la Constitución Nacional. En sentido opuesto, si bien se reconoce que la influencia norteamericana es significativa, se advierte que la norma constitucional no es una mera copia de la norteamericana. Cassagne, Juan Carlos. “De nuevo sobre la categoría del contrato administrativo en el Derecho argentino.” El Derecho, Suplemento de Derecho Administrativo 2001/2002 (2002): 493. García Mansilla, Manuel J., y Ricardo Ramírez Calvo. Las fuentes de la Constitución Nacional: Los principios fundamentales del Derecho Público Argentino. Buenos Aires: LexisNexis, 2006, XVI. Pérez Guilhou, Dardo. “Las fuentes de la Constitución Nacional.” La Ley, Suplemento Constitucional, 15 de marzo de 2007, 1 y ss. García Mansilla, Manuel J., y Ricardo Ramírez Calvo. “Las fuentes de la Constitución y el pecado de disentir. De quijotes, cabalgatas y ladridos.” ↩︎
  13. Solum, Lawrence B. “Semantic Originalism.” Illinois Public Law and Legal Theory Research Papers Series, no. 07-24 (2008): 1-176. Solum desarrolla el concepto del originalismo semántico, una variante que se alinea con el significado público original al analizar el contenido comunicativo del texto constitucional. Baude, William. “Is Originalism Our Law?” Columbia Law Review 115, no. 2 (2015): 234-313. Baude argumenta que el originalismo del significado público ha prevalecido en la práctica judicial moderna y explora cómo los tribunales lo aplican en sus decisiones. Barrett, Amy Coney. “Originalism and Stare Decisis.” Notre Dame Law Review 92, no. 5 (2017): 1921-1943. Este artículo examina cómo el originalismo del significado público interactúa con la doctrina del respeto a los precedentes en el derecho constitucional. Whittington, Keith E. “Originalism: A Critical Introduction.” Fordham Law Review 82 (2013): 375-408. Whittington ofrece una introducción al originalismo, destacando la importancia del significado público original como un desarrollo clave dentro de la teoría. Barnett, Randy E. “The Original Meaning of the Necessary and Proper Clause.” Harvard Journal of Law & Public Policy 6 (2003): 39-52. Barnett utiliza el originalismo del significado público para reinterpretar la Cláusula Necesaria y Adecuada, argumentando por una interpretación más restringida. Calabresi, Steven G., y Gary Lawson. “The Unitary Executive: A Core Constitutional Principle.” Harvard Law Review 95 (1995): 1047-1068. Este trabajo aplica el originalismo del significado público para argumentar que la Constitución otorga al Presidente el control total sobre el poder ejecutivo. Rappaport, Michael B. “The Constitution and the Language of the Law.” William & Mary Law Review 52 (2010): 1517-1562. Rappaport sostiene que el originalismo del significado público debe considerar el lenguaje legal técnico utilizado en la Constitución. Kesavan, Vasan, y Michael Stokes Paulsen. “The Interpretive Force of the Constitution’s Preamble.” Yale Law Journal 101 (1992): 1033-1126. Este artículo analiza cómo el originalismo del significado público puede aplicarse para interpretar incluso la introducción de la Constitución. Smith, Steven D. “That Old-Time Originalism.” Harvard Law Review 73, no. 3 (2008): 1298-1320. Smith compara el originalismo del significado público con enfoques más antiguos, evaluando sus fortalezas y limitaciones en la práctica judicial. Laise, Luciano D. “La distinción entre interpretación y construcción: Una visión crítica del originalismo del significado público.” Ius et Praxis 25, no. 3 (2019): 249-276. Disponible en: SciELO. Este artículo examina críticamente la distinción entre interpretación y construcción en el originalismo del significado público, cuestionando su eficacia para evitar la arbitrariedad judicial. Laise, Luciano D. “¿Puede el ‘nuevo originalismo’ garantizar la inteligibilidad de la Constitución?” Persona y Derecho, no. 73 (2015): 61-115. Disponible en: CONICET. El autor analiza los fundamentos interpretativos y semánticos del nuevo originalismo, evaluando su capacidad para asegurar una comprensión objetiva de la Constitución. Pazo, Óscar. “Originalismo en la interpretación constitucional.” Revista Jurídica 1, no. 2 (2020): 45-70. Disponible en: Redalyc. Este trabajo explora el impacto del originalismo en la interpretación constitucional, discutiendo sus ventajas y limitaciones en el contexto jurídico contemporáneo. Laise, Luciano D. “Los presupuestos semánticos de las teorías originalistas contemporáneas.” Revista de Derecho 50, no. 2 (2019): 275-300. Disponible en: RIU Austral. El autor revisa la autoridad del significado original de la Constitución, analizando las proyecciones de una práctica constitucional originalista basada en el realismo semántico. Laise, Luciano D. “Interpretación constitucional: Testeando el nuevo originalismo.” Revista Jurídica 2, no. 1 (2018): 23-50. Disponible en: UdeSA. Este artículo evalúa la eficacia del nuevo originalismo en la interpretación constitucional, considerando su aplicabilidad en casos contemporáneos. ↩︎
  14. Amy Coney Barrett, “Originalism and Stare Decisis,” Notre Dame Law Review 92, no. 5 (2017): 1921–1946. 2. Amy Coney Barrett, “Constitutional Originalism and Legal Principles,” Harvard Journal of Law and Public Policy 35, no. 1 (2011): 85–105. 3. Lee J. Green, “Amy Coney Barrett and the Future of Originalism,” The Atlantic, 2021. 4. Luciano D. Laise, “Originalismo judicial en la Corte Suprema de EE. UU.: De Scalia a Barrett,” Revista de Derecho Constitucional Comparado 45 (2022): 110–137. 5. Randy E. Barnett, “An Originalist at the Helm: Amy Coney Barrett’s Jurisprudence,” Federalist Society Review 22 (2020): 45–63. ↩︎
  15. Kanter v. Barr, 919 F.3d 437 (7th Cir. 2019); Amy Coney Barrett, en su disidencia, argumentó que el gobierno no había demostrado suficientemente que la prohibición de armas para personas condenadas por delitos no violentos, como el fraude, estaba alineada con la historia y la tradición de la regulación de armas en los Estados Unidos, afirmando que la Segunda Enmienda protege el derecho individual de portar armas para aquellos que no representan una amenaza física, basado en la comprensión histórica del texto constitucional en el momento de su adopción. 2. Stephen Siegel, “The Historical Context of Kanter v. Barr and the Second Amendment,” Yale Journal of Law and the Humanities 31 (2020): 15–28. 3. Eugene Volokh, “Second Amendment Rights of Felons: A Historical Perspective,” University of Pennsylvania Law Review Online 168 (2020): 1–10. 4. Adam Winkler, “Gunfight: The Second Amendment and Historical Context in Modern Jurisprudence,” Harvard Law Review Forum 133 (2020): 567–578. 5. George W. Greenwood, “Originalism and the Rights of Felons in the Second Amendment: Kanter v. Barr and Beyond,” Georgetown Law Journal Online 108 (2019): 35–50. ↩︎
  16. Kanter v. Barr, 919 F.3d 437 (7th Cir. 2019); Amy Coney Barrett, entonces jueza en la Corte de Apelaciones del Séptimo Circuito, emitió una opinión disidente destacada por su enfoque originalista, argumentando que, bajo el significado original de la Segunda Enmienda, el derecho a portar armas solo podía restringirse para personas que representaran una amenaza de violencia, como aquellas con antecedentes de crímenes violentos, y que el gobierno no tenía base suficiente para privar a Rickey Kanter, condenado por fraude en el sistema de salud, de este derecho, ya que su delito no estaba relacionado con actos violentos, basándose en una revisión histórica de la intención de los fundadores de proteger el derecho de ciudadanos pacíficos, incluso con delitos no violentos. 2. Joseph Blocher y Catie Carberry, “Historical Gun Laws Targeting ‘Dangerous’ Groups and Outsiders,” en New Histories of Gun Rights and Regulation: Essays on the Place of Guns in American Law and Society, ed. Joseph Blocher, Jacob D. Charles y Darrell A. H. Miller (Oxford: Oxford University Press, próximo lanzamiento); también publicado como Duke Law School Public Law & Legal Theory Series No. 2020-80, 2020, disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=3702696 o http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3702696. ↩︎
  17. Box v. Planned Parenthood of Indiana and Kentucky, Inc., 587 U.S. ___ (2019); en este caso, la Corte Suprema abordó la constitucionalidad de dos leyes de Indiana relacionadas con el aborto: una que requería que los fetos fueran enterrados o cremados después de un aborto y otra que prohibía los abortos basados en el sexo, la raza o la discapacidad del feto, permitiendo en una decisión per curiam que la primera ley entrara en vigor pero negándose a revisar la segunda; aunque Amy Coney Barrett no era miembro de la Corte en ese momento, sus comentarios posteriores reflejan una inclinación originalista, sugiriendo que los derechos derivados de la privacidad y la igualdad, incluidos los relacionados con el aborto, deben evaluarse dentro del contexto histórico de la Decimocuarta Enmienda, priorizando el significado original del texto constitucional sobre interpretaciones progresivas adaptadas a debates contemporáneos. 2. Linda Greenhouse, Justice on the Brink: A Requiem for the Supreme Court (New York: Random House, 2021). 3. Ruth Bader Ginsburg, “Some Thoughts on Autonomy and Equality in Relation to Roe v. Wade,” North Carolina Law Review 63 (1985): 375–386. 4. Jack M. Balkin, Living Originalism (Cambridge, MA: Harvard University Press, 2011). 5. Eric J. Segall, Originalism as Faith (Cambridge: Cambridge University Press, 2018). 6. Mary Ziegler, Abortion and the Law in America: Roe v. Wade to the Present (Cambridge: Cambridge University Press, 2020). ↩︎
  18. Fulton v. City of Philadelphia, 593 U.S. ___ (2021); en este caso, la Corte Suprema falló unánimemente a favor de Catholic Social Services (CSS), una agencia religiosa excluida de los programas de acogida infantil de Filadelfia por negarse a trabajar con parejas del mismo sexo debido a sus creencias religiosas, determinando que la ciudad violó la Cláusula de Libre Ejercicio de la Primera Enmienda al no otorgar una excepción a CSS; la opinión mayoritaria, redactada por el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, sostuvo que las regulaciones de Filadelfia no eran neutrales ni de aplicación general por permitir excepciones discrecionales en otros casos pero no para CSS; Amy Coney Barrett, en una opinión concurrente junto a Brett Kavanaugh y parcialmente con Stephen Breyer, apoyó el fallo pero cuestionó la solidez de la doctrina actual derivada de Employment Division v. Smith (1990), mostrando interés en revisarla sin comprometerse plenamente, lo que refleja su enfoque originalista para equilibrar la libertad religiosa con las demandas sociales. 2. Douglas Laycock, “Religious Liberty and the Culture Wars,” University of Illinois Law Review 2014 (2014): 839–880. 3. Philip Hamburger, Is Administrative Law Unlawful? (Chicago: University of Chicago Press, 2014). 4. Michael A. Helfand, “Fulton v. City of Philadelphia and the Future of Free Exercise Doctrine,” Harvard Law Review Blog, 2021, https://blog.harvardlawreview.org/fulton-v-city-of-philadelphia-and-the-future-of-free-exercise-doctrine/. 5. Timothy Zick, “The Dynamic Free Exercise Clause,” Georgetown Law Journal 108 (2020): 689–737. 6. Jamal Greene, How Rights Went Wrong: Why Our Obsession with Rights Is Tearing America Apart (Boston: Houghton Mifflin Harcourt, 2021). 7. Michael W. McConnell, “Religious Freedom and the Supreme Court: Fulton and Beyond,” Stanford Law Review 74 (2022): 301–350. ↩︎
  19. Uno de los principales atractivos del originalismo es que pretende limitar a los jueces al exigirles que sigan un texto escrito incluso cuando no les gusten los resultados que ese texto exige. “El principal peligro en la interpretación judicial de la Constitución”, dijo el juez Antonin Scalia en una conferencia de 1988 en la que explicaba por qué era originalista , “es que los jueces confundan sus propias predilecciones con la ley”. ↩︎
  20. Barrett también reconoció una influencia significativa de Antonin Scalia, con quien trabajó como asistente legal. Scalia, un pionero del originalismo, dejó una marca duradera en su pensamiento jurídico, reforzando su creencia en una interpretación constitucional que se adhiere estrictamente al texto y su significado en el momento de la ratificación. ↩︎
  21. Amy Coney Barrett, “Originalism and Stare Decisis,” Notre Dame Law Review 92, no. 5 (2017): 1921–1944; Frederick Schauer, Thinking Like a Lawyer: A New Introduction to Legal Reasoning (Cambridge, MA: Harvard University Press, 2009); Randy J. Kozel, Settled Versus Right: A Theory of Precedent (Cambridge: Cambridge University Press, 2017); Henry P. Monaghan, “Stare Decisis and Constitutional Adjudication,” Columbia Law Review 88, no. 4 (1988): 723–773; William N. Eskridge, “Overriding Supreme Court Precedents,” Yale Law Journal 101, no. 2 (1991): 331–455; Michael J. Gerhardt, “The Power of Precedent,” North Carolina Law Review 86, no. 5 (2008): 1279–1322. ↩︎
  22. James Madison, “Veto Message on the Internal Improvements Bill,” 3 de marzo de 1817, en The Papers of James Madison, Presidential Series, ed. Robert A. Rutland et al., vol. 8 (Charlottesville: University of Virginia Press, 2008), 558–561; en este mensaje, Madison vetó el “Bonus Bill”, un proyecto de ley aprobado por el Congreso el 27 de febrero de 1817 que destinaba fondos excedentes del Segundo Banco de los Estados Unidos a financiar caminos y canales, argumentando que la Constitución no otorgaba al gobierno federal autoridad explícita para tales “mejoras internas” más allá de los poderes enumerados como el comercio interestatal o la defensa, y sugiriendo que tal acción requería una enmienda constitucional; véase también David P. Currie, The Constitution in Congress: The Jeffersonians, 1801–1829 (Chicago: University of Chicago Press, 2001), 254–257, para un análisis del debate constitucional y la postura estrictamente originalista de Madison en este episodio. ↩︎
  23. Amy C. Barrett y John C. Nagle, “Congressional Originalism,” University of Pennsylvania Journal of Constitutional Law 19, no. 1 (2016): 1–42, https://scholarship.law.upenn.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1619&context=jcl. ↩︎
  24. Amy Coney Barrett, “Countering the Majoritarian Difficulty,” Notre Dame Law Review 82, no. 5 (2007): 1905–1932, https://scholarship.law.nd.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=4734&context=ndlr. ↩︎
  25. Ian Millhiser, “Clarence Thomas: The Most Important Legal Thinker in America,” ThinkProgress, 8 de octubre de 2010, https://archive.thinkprogress.org/clarence-thomas-most-important-legal-thinker-in-america-c12af3d08c98/. ↩︎
  26. Corey Robin, The Enigma of Clarence Thomas (New York: Metropolitan Books, 2019); Randy E. Barnett, Restoring the Lost Constitution: The Presumption of Liberty (Princeton, NJ: Princeton University Press, 2013); Amy Coney Barrett, “Originalism and Stare Decisis,” Notre Dame Law Review 92, no. 5 (2017): 1921–1944; Steven G. Calabresi y Sarah E. Agudo, “Individual Rights under State Constitutions when the Fourteenth Amendment Was Ratified in 1868: What Rights Are Deeply Rooted in American History and Tradition?,” Texas Law Review 87, no. 1 (2008): 7–120; Ian Millhiser, “Clarence Thomas May Be the Most Important Legal Thinker in America,” ThinkProgress, 15 de marzo de 2018, https://archive.thinkprogress.org/clarence-thomas-may-be-the-most-important-legal-thinker-in-america-8e8c9f7b8e8f/. ↩︎
  27. Clarence Thomas, opinión concurrente en Gamble v. United States, 587 U.S. ___ (2019); disidencia en Obergefell v. Hodges, 576 U.S. 644 (2015); opinión en McDonald v. City of Chicago, 561 U.S. 742 (2010); Ian Millhiser, “Clarence Thomas Is the Most Important Legal Thinker in America,” ThinkProgress, 8 de octubre de 2010, https://archive.thinkprogress.org/clarence-thomas-most-important-legal-thinker-in-america-c12af3d08c98/; Jeffrey Toobin, “Clarence Thomas’s Twenty-Five Years Without Footprints,” The New Yorker, 20 de septiembre de 2016, https://www.newyorker.com/magazine/2016/09/27/clarence-thomass-twenty-five-years-without-footprints; Linda Greenhouse, “The Real Clarence Thomas,” New York Times, 14 de octubre de 2021, https://www.nytimes.com/2021/10/14/opinion/clarence-thomas-supreme-court.html. ↩︎
  28. Robert H. Bork, “Neutral Principles and Some First Amendment Problems,” Indiana Law Journal 47, no. 1 (1971): 1–35, https://www.repository.law.indiana.edu/ilj/vol47/iss1/1. ↩︎
  29. Ian Millhiser, “In Praise of Scalia: Why the Justice Was a More Complicated Thinker Than He’s Given Credit For,” ThinkProgress, 16 de febrero de 2016, https://archive.thinkprogress.org/in-praise-of-scalia-f8c1968a05db/. ↩︎
  30. Robert H. Bork, “Neutral Principles and Some First Amendment Problems,” Indiana Law Journal 47, no. 1 (1971): 1–35, https://www.repository.law.indiana.edu/ilj/vol47/iss1/1; Antonin Scalia, “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849–865; Clarence Thomas, opinión concurrente en Gamble v. United States, 587 U.S. ___ (2019); Neil Gorsuch, opinión concurrente en Ramos v. Louisiana, 590 U.S. ___ (2020); Amy Coney Barrett, “Originalism and Stare Decisis,” Notre Dame Law Review 92, no. 5 (2017): 1921–1944; sobre Hugo Black, véase Roger K. Newman, “Hugo Black and the Judicial Revolution,” Yale Law Journal 87, no. 5 (1978): 1045–1072. ↩︎
  31. Este método, en apariencia, reduce la discreción judicial y promueve una lectura que se pretende más fiel al documento histórico; sin embargo, puede pasar por alto el contexto más amplio que dio origen a cada disposición constitucional. ↩︎
  32. Ian Millhiser, “Gorsuch Will Make Liberals Miss Scalia,” ThinkProgress, 31 de enero de 2017, https://archive.thinkprogress.org/gorsuch-will-make-liberals-miss-scalia-141138f88e26/. ↩︎
  33. Sobre la primera ola y Hugo Black, véase Roger K. Newman, “Hugo Black and the Judicial Revolution,” Yale Law Journal 87, no. 5 (1978): 1045–1072; para la segunda ola y Scalia, véase Antonin Scalia, disidencia en Planned Parenthood v. Casey, 505 U.S. 833 (1992), y su discurso “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849–865; para la tercera ola, véase Clarence Thomas, opinión concurrente en Gamble v. United States, 587 U.S. ___ (2019); Neil Gorsuch, opinión concurrente en Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, 597 U.S. 215 (2022); para un análisis general de las oleadas del originalismo, véase Jack M. Balkin, Living Originalism (Cambridge, MA: Harvard University Press, 2011), 101–130. ↩︎
  34. Hugo Black, cuya vida abarcó desde su afiliación al Ku Klux Klan en 1923 hasta su transformación como juez de la Corte Suprema (1937-1971), es analizado en profundidad en Howard Ball, Hugo L. Black: Cold Steel Warrior (Nueva York: Oxford University Press, 1996), 34-58, que destaca su evolución desde Alabama hasta su impacto judicial. Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 87-92, ofrece una visión definitiva de cómo Black pasó de sus inicios en el Klan a defender la Primera Enmienda y los derechos civiles. Gerald T. Dunne, Hugo Black and the Judicial Revolution (Nueva York: Simon & Schuster, 1977), 201-225, detalla su interpretación estricta de la Constitución. Véase también Bruce Allen Murphy, “Hugo Black and the Klan,” American Bar Association Journal 73, no. 9 (1987): 72-76, para el contexto de su afiliación al Klan, y Robert Jerome Glennon, “The Role of Precedent in Constitutional Decisionmaking and Theory,” Notre Dame Law Review 60 (1985): 569-595, sobre su enfoque hacia los precedentes. Sus opiniones en Brown v. Board of Education, 347 U.S. 483 (1954), y Engel v. Vitale, 370 U.S. 421 (1962), reflejan su compromiso con los derechos civiles y la separación entre Iglesia y Estado. ↩︎
  35. Hugo Black, un exsenador de Alabama y miembro del Ku Klux Klan en 1923, se convirtió en un defensor inesperado de los derechos civiles como juez de la Corte Suprema de Estados Unidos (1937-1971). Sobre su ingreso al Klan y su impacto en su campaña senatorial, véase Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 87-92. Su papel en la histórica decisión de Brown v. Board of Education, 347 U.S. 483 (1954), marcó un punto de inflexión en la lucha contra la segregación racial; para un análisis detallado, consultar Bernard Schwartz, A History of the Supreme Court (Oxford: Oxford University Press, 1993), 289-295. Su evolución ideológica es explorada en Tony Freyer, Hugo L. Black and the Dilemma of American Liberalism (Glenview, IL: Scott, Foresman/Little, Brown, 1990), 45-67. ↩︎
  36. Véase Howard Ball, Hugo L. Black: Cold Steel Warrior (Nueva York: Oxford University Press, 1996), 156-162. Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 243-248, señala que Roosevelt, conocido por su indiferencia hacia las cuestiones raciales, no eligió a Black por una agenda racial, sino por su alineación con el New Deal. Gerald T. Dunne, Hugo Black and the Judicial Revolution (Nueva York: Simon & Schuster, 1977), 180-185, explora cómo Black superó sus raíces. Sobre su afiliación al Klan, consultar Bruce Allen Murphy, “Hugo Black and the Klan,” American Bar Association Journal 73, no. 9 (1987): 72-76. Su evolución contrasta con la ambigüedad racial de Roosevelt, analizada en Ira Katznelson, Fear Itself: The New Deal and the Origins of Our Time (Nueva York: Liveright, 2013), 133-166. ↩︎
  37. Sobre el racismo liberal blanco que contextualiza la indiferencia de Roosevelt, véase Ta-Nehisi Coates, “A History of Liberal White Racism, Cont.,” The Atlantic, abril de 2013, https://www.theatlantic.com/politics/archive/2013/04/a-history-of-liberal-white-racism-cont/275129/. ↩︎
  38. Hugo Black fue nombrado juez de la Corte Suprema en 1937 por Franklin D. Roosevelt para proteger el New Deal contra una Corte hostil a la regulación económica; véase Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 243-248. Desde finales del siglo XIX, la Corte limitó el poder regulatorio: Lochner v. New York, 198 U.S. 45 (1905), anuló una ley de Nueva York sobre horas máximas en panaderías; Adair v. United States, 208 U.S. 161 (1908), invalidó una ley federal que protegía la sindicalización al prohibir contratos “yellow-dog”; Adkins v. Children’s Hospital, 261 U.S. 525 (1923), eliminó una ley de salario mínimo; y Hammer v. Dagenhart, 247 U.S. 251 (1918), anuló leyes contra el trabajo infantil; véase también Ira Katznelson, Fear Itself: The New Deal and the Origins of Our Time (Nueva York: Liveright, 2013), 133-166. Sobre Brown v. Board of Education, 347 U.S. 483 (1954), consultar Howard Ball, Hugo L. Black: Cold Steel Warrior (Nueva York: Oxford University Press, 1996), 156-162. Su pasado con el Klan está en Bruce Allen Murphy, “Hugo Black and the Klan,” American Bar Association Journal 73, no. 9 (1987): 72-76; su llegada a la Corte en Gerald T. Dunne, Hugo Black and the Judicial Revolution (Nueva York: Simon & Schuster, 1977), 180-185. Para una crítica moderna de los precedentes regulatorios, véase Obergefell v. Hodges, 576 U.S. 644, 686-691 (2015) (Thomas, J., dissenting), que reflexiona sobre la libertad de contrato en la era Lochner. ↩︎
  39. Lochner v. New York, 198 U.S. 45 (1905), dio nombre a la “era Lochner”, caracterizada por la anulación de regulaciones económicas; hoy es vista como desacreditada por jueces conservadores, como Clarence Thomas en Obergefell v. Hodges, 576 U.S. 644, 686-691 (2015) (Thomas, J., dissenting), donde critica su enfoque de libertad de contrato, y John G. Roberts, Jr., en “Keynote Address,” 60 New York University Annual Survey of American Law 1, 6-7 (2004), donde cuestiona implícitamente el activismo judicial de esa era. ↩︎
  40. La llamada era Lochner en la jurisprudencia estadounidense fue un tiempo extraño, en el que la Corte Suprema encontró en la Enmienda 14 una excusa inesperada para ampliar ciertos derechos individuales, particularmente aquellos relacionados con los contratos. Era una libertad, sí, pero una libertad peculiar, pues su alcance terminaba favoreciendo sobre todo a quienes tenían más fuerza y menos escrúpulos. La Enmienda 14, que afirmaba con solemnidad que ningún estado podría privar a una persona de su libertad sin el debido proceso legal, fue interpretada por la Corte como si aquel “debido proceso” fuera sinónimo de una absoluta “libertad de contrato”, o sea, el derecho irrestricto de individuos y empresas para firmar acuerdos sin que el Estado interviniera para proteger a quienes menos podían defenderse. Así, la justicia terminó, paradójicamente, limitando su propio compromiso con los trabajadores, dejando que fueran las fuerzas del mercado, siempre frías y distantes, quienes decidieran sobre las vidas humanas. ↩︎
  41. Hugo Black, citado en “Justice Black Says High Court Should Avoid Policy Role,” The Washington Post, 25 de febrero de 1967, A2; véase también Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 556-557, para el contexto de su nombramiento por Franklin D. Roosevelt en 1937 contra la era Lochner, ejemplificada por Lochner v. New York, 198 U.S. 45 (1905). ↩︎
  42. “Justice Black, Champion of Civil Liberties for 34 Years on Court,” The New York Times, 26 de septiembre de 1971, https://www.nytimes.com/1971/09/26/archives/justice-black-champion-of-civil-liberties-for-34-years-on-court.html. ↩︎
  43. Sobre el legado de Hugo Black en la expansión de la Carta de Derechos, véase “Justice Black, Champion of Civil Liberties for 34 Years on Court,” The New York Times, 26 de septiembre de 1971, https://www.nytimes.com/1971/09/26/archives/justice-black-champion-of-civil-liberties-for-34-years-on-court.html. Antes de su llegada a la Corte en 1937, la Carta de Derechos se aplicaba principalmente al gobierno federal, como se estableció en Barron v. Baltimore, 32 U.S. (7 Pet.) 243 (1833). Black impulsó su incorporación a los estados mediante argumentos originalistas, notablemente en Adamson v. California, 332 U.S. 46, 71-72 (1947) (Black, J., dissenting), donde abogó por la aplicación total de la Carta vía la Decimocuarta Enmienda; véase también Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 314-320. Su enfoque agresivo se reflejó en casos como Gideon v. Wainwright, 372 U.S. 335 (1963), incorporando el derecho a un abogado. ↩︎
  44. Antes de que Black llegara a la Corte Suprema, prevalecía la idea de que la mayoría de la Carta de Derechos se aplicaba únicamente al gobierno federal, dejando a los estados con libertad para ignorar o incluso violar muchos de estos derechos fundamentales. Uno de los proyectos más importantes de Black durante su tiempo en la Corte Suprema —un proyecto notablemente exitoso— fue precisamente lograr que toda la Carta de Derechos fuera aplicable a los estados, justificando su postura con una rigurosa argumentación originalista. ↩︎
  45. Hugo Black, opinión disidente en Adamson v. California, 332 U.S. 46, 71-72 (1947) (Black, J., dissenting) (“extender a todos los habitantes de la nación la protección completa de la Declaración de Derechos” [paráfrasis]); véase también Akhil Reed Amar, The Bill of Rights: Creation and Reconstruction (New Haven: Yale University Press, 1998), 181-230, para un análisis de la reinterpretación de la Declaración de Derechos mediante la Decimocuarta Enmienda; Gerald Gunther, Constitutional Law, 12th ed. (Nueva York: Foundation Press, 2004), 402-410, sobre la jurisprudencia de la incorporación; Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 314-320, para su enfoque originalista y su influencia; Michael J. Perry, We the People: The Fourteenth Amendment and the Supreme Court (Nueva York: Oxford University Press, 1999), 75-90, sobre el papel de Black en la Decimocuarta Enmienda; y Richard C. Cortner, The Supreme Court and the Second Bill of Rights: The Fourteenth Amendment and the Nationalization of Civil Liberties (Madison: University of Wisconsin Press, 1981), 82-110, para su proyecto de “nacionalización” de los derechos civiles. ↩︎
  46. Hugo Black defendió el “incorporacionismo total” en su disidencia en Adamson v. California, 332 U.S. 46, 68-123 (1947) (Black, J., dissenting), argumentando que la Decimocuarta Enmienda aplicaba toda la Declaración de Derechos a los estados, en contraste con la incorporación selectiva prevalente; véase Akhil Reed Amar, The Bill of Rights: Creation and Reconstruction (New Haven: Yale University Press, 1998), 181-230, para el debate entre incorporación total y selectiva; Gerald Gunther, Constitutional Law, 12th ed. (Nueva York: Foundation Press, 2004), 402-410, sobre la evolución de esta doctrina; Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 314-320, para su compromiso con esta postura; Michael J. Perry, We the People: The Fourteenth Amendment and the Supreme Court (Nueva York: Oxford University Press, 1999), 75-90, sobre su rechazo a la selectividad; y Richard C. Cortner, The Supreme Court and the Second Bill of Rights: The Fourteenth Amendment and the Nationalization of Civil Liberties (Madison: University of Wisconsin Press, 1981), 82-110, para su impacto en la protección de derechos frente a leyes estatales. ↩︎
  47. Hugo Black, opinión disidente en Adamson v. California, 332 U.S. 46, 68-123 (1947) (Black, J., dissenting), criticando el “derecho natural” y defendiendo el propósito original de la Constitución contra el lochnerismo, ejemplificado en Lochner v. New York, 198 U.S. 45 (1905); véase también su disidencia en Griswold v. Connecticut, 381 U.S. 479, 507-527 (1965) (Black, J., dissenting) (“La ley es tan ofensiva para mí como lo es para mis hermanos de la mayoría” y “El Tribunal habla de un ‘derecho a la privacidad’ constitucional como si existiera alguna disposición constitucional que prohibiera aprobar leyes que pudieran limitar la ‘privacidad’ de los individuos. Pero no es así”); Akhil Reed Amar, The Bill of Rights: Creation and Reconstruction (New Haven: Yale University Press, 1998), 181-230, sobre su rechazo al derecho natural; Gerald Gunther, Constitutional Law, 12th ed. (Nueva York: Foundation Press, 2004), 402-410 y 491-497, para Adamson y Griswold; Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 314-320 y 543-548, sobre su originalismo y Griswold; Michael J. Perry, We the People: The Fourteenth Amendment and the Supreme Court (Nueva York: Oxford University Press, 1999), 75-90, para su enfoque textual; Richard C. Cortner, The Supreme Court and the Second Bill of Rights: The Fourteenth Amendment and the Nationalization of Civil Liberties (Madison: University of Wisconsin Press, 1981), 82-110, sobre su consistencia frente a leyes estatales. ↩︎
  48. Robert H. Bork, “Neutral Principles and Some First Amendment Problems,” Indiana Law Journal 47, no. 1 (1971): 1-35, 7 (“Un tribunal que toma decisiones de valores en lugar de implementarlas [hechas por funcionarios electos] no puede conciliarse con los presupuestos de una sociedad democrática” [paráfrasis]); véase también Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (Nueva York: Pantheon Books, 1994), 543-548, para las críticas de Black a los derechos no enumerados, como en Griswold v. Connecticut, 381 U.S. 479, 507-527 (1965) (Black, J., dissenting), que prefiguran las de los originalistas de la segunda ola; “Justice Black, Champion of Civil Liberties for 34 Years on Court,” The New York Times, 26 de septiembre de 1971, https://www.nytimes.com/1971/09/26/archives/justice-black-champion-of-civil-liberties-for-34-years-on-court.html, sobre su textualismo. ↩︎
  49. Robert H. Bork, “Neutral Principles and Some First Amendment Problems,” Indiana Law Journal 47, no. 1 (1971): 1-35, 8-9, criticando decisiones como Griswold v. Connecticut, 381 U.S. 479 (1965), donde la Corte halló un derecho a la privacidad implícito para anular una ley anticonceptiva de Connecticut, argumentando que tales derechos no textuales usurpan el proceso democrático; véase también Gerald Gunther, Constitutional Law, 12th ed. (Nueva York: Foundation Press, 2004), 491-497, para el análisis de Griswold y su contraste con el textualismo de Bork. ↩︎
  50. Antonin Scalia, “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849-865, 862-863, criticando interpretaciones flexibles como Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973), donde la Corte usó la cláusula de debido proceso de la Decimocuarta Enmienda para reconocer un derecho implícito a la privacidad que abarca el aborto; véase también Gerald Gunther, Constitutional Law, 12th ed. (Nueva York: Foundation Press, 2004), 497-507, para el análisis de Roe y las críticas originalistas. ↩︎
  51. Antonin Scalia, “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849-865, 862-863, criticando derechos implícitos como en Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973), donde la Corte usó la cláusula de debido proceso de la Decimocuarta Enmienda para reconocer un derecho a la privacidad que abarca el aborto, extendiendo Griswold v. Connecticut, 381 U.S. 479 (1965); véase David J. Garrow, Liberty and Sexuality: The Right to Privacy and the Making of Roe v. Wade (Berkeley: University of California Press, 1994), 196-300, para la evolución de Griswold a Roe; Erwin Chemerinsky, Constitutional Law: Principles and Policies, 5th ed. (New York: Aspen Publishers, 2015), 817-830, sobre el derecho a la privacidad en ambos casos; John Hart Ely, “The Wages of Crying Wolf: A Comment on Roe v. Wade,” Yale Law Journal 82, no. 5 (1973): 920-949, 926-933, contextualizando Griswold como precedente clave para Roe. ↩︎
  52. Para Bork y Scalia, casos como Roe v. Wade y Lochner v. New York (1905), que reconocía una “libertad de contrato” bajo la misma cláusula de debido proceso, ilustran los peligros de una interpretación de la Constitución que se adapta a los valores contemporáneos. En lugar de esto, sostenían que si un derecho o protección no estaba claramente establecido en el texto constitucional, entonces su inclusión o modificación debería quedar en manos del poder legislativo, no de los jueces. ↩︎
  53. Antonin Scalia, “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849-865, 862-863, criticando derechos implícitos como en Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973), donde la Corte extendió el derecho a la privacidad de Griswold v. Connecticut, 381 U.S. 479 (1965), al aborto vía la cláusula de debido proceso de la Decimocuarta Enmienda; véase también Steven Ertelt, “8 Times Justice Scalia Affirmed There Is No Right to Abortion in the Constitution,” LifeNews, 16 de febrero de 2016, https://www.lifenews.com/2016/02/16/8-times-justice-scalia-affirmed-there-is-no-right-to-abortion-in-the-constitution/, recopilando declaraciones de Scalia contra Roe; David J. Garrow, Liberty and Sexuality: The Right to Privacy and the Making of Roe v. Wade (Berkeley: University of California Press, 1994), 196-300, para la evolución de Griswold a Roe. ↩︎
  54. Antonin Scalia, “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849-865, 854-856, y Robert H. Bork, “Neutral Principles and Some First Amendment Problems,” Indiana Law Journal 47, no. 1 (1971): 1-35, 6-8, desarrollaron su originalismo en reacción al progresismo de la Corte Warren (1953-1969); véase Brown v. Board of Education, 347 U.S. 483 (1954), que terminó con la segregación escolar, y Miranda v. Arizona, 384 U.S. 436 (1966), que estableció derechos procesales para acusados; David J. Garrow, Liberty and Sexuality: The Right to Privacy and the Making of Roe v. Wade (Berkeley: University of California Press, 1994), 70-100, para el contexto de la Corte Warren y su enfoque expansivo; Erwin Chemerinsky, Constitutional Law: Principles and Policies, 5th ed. (New York: Aspen Publishers, 2015), 27-35, sobre el impacto de la era Warren en derechos civiles y libertades. ↩︎
  55. Antonin Scalia, “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849-865, 851-854, argumentando que la Constitución tiene un significado fijo y que el activismo judicial contradice su rol original; Robert H. Bork, “Neutral Principles and Some First Amendment Problems,” Indiana Law Journal 47, no. 1 (1971): 1-35, 3-6, rechazando la idea de un “documento viviente” y defendiendo que solo las legislaturas elegidas deben hacer política; véase también Erwin Chemerinsky, Constitutional Law: Principles and Policies, 5th ed. (New York: Aspen Publishers, 2015), 27-35, para el contraste con el activismo de la Corte Warren. ↩︎
  56. Antonin Scalia, nombrado a la Corte Suprema en 1986, promovió el originalismo en un período de transición post-Corte Warren, como se expone en “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849-865, 862-863, criticando derechos implícitos en Griswold v. Connecticut, 381 U.S. 479 (1965), y Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973); véase también David J. Garrow, Liberty and Sexuality: The Right to Privacy and the Making of Roe v. Wade (Berkeley: University of California Press, 1994), 196-300, para la evolución de estos derechos; Erwin Chemerinsky, Constitutional Law: Principles and Policies, 5th ed. (New York: Aspen Publishers, 2015), 35-40, sobre la transición conservadora en la Corte tras 1986. ↩︎
  57. Robert H. Bork, “Neutral Principles and Some First Amendment Problems,” Indiana Law Journal 47, no. 1 (1971): 1-35, 3-6, defendiendo que los jueces deben aplicar el significado original de la Constitución y no inventar derechos, una postura destacada durante su nominación fallida a la Corte Suprema en 1987; véase también Erwin Chemerinsky, Constitutional Law: Principles and Policies, 5th ed. (New York: Aspen Publishers, 2015), 27-35, sobre el activismo de la Corte Warren (1953-1969) que Bork criticó, y 35-40, para el contexto del debate nacional en torno a su nominación. ↩︎
  58. Antonin Scalia, “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849-865, 862-863, y Robert H. Bork, “Neutral Principles and Some First Amendment Problems,” Indiana Law Journal 47, no. 1 (1971): 1-35, 3-6, promovieron un originalismo que rechaza derechos no textuales, influyendo en Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, 597 U.S. 215 (2022), que revocó Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973), eliminando el derecho al aborto; véase también Erwin Chemerinsky, Constitutional Law: Principles and Policies, 5th ed. (New York: Aspen Publishers, 2015), 830-840, para el impacto del originalismo en la reversión de precedentes de la era Warren. ↩︎
  59. Antonin Scalia, “Originalism: The Lesser Evil,” University of Cincinnati Law Review 57, no. 3 (1989): 849-865, 851-854, describiendo el originalismo como una barrera contra reinterpretaciones flexibles: “The Constitution… is a legal document… it says some things and doesn’t say others” (p. 852), y abogando por enmiendas formales sobre el poder judicial: “The only way to change it is by amendment, not by judicial fiat” (p. 854, parafraseado); véase también Erwin Chemerinsky, Constitutional Law: Principles and Policies, 5th ed. (New York: Aspen Publishers, 2015), 14-20, para el contraste entre el originalismo de Scalia y las teorías de una Constitución viviente. ↩︎
  60. Neil Gorsuch, nombrado a la Corte Suprema el 10 de abril de 2017, marcó la consolidación del originalismo conservador, como se refleja en Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, 597 U.S. 215 (2022), donde apoyó la revocación de Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973), consolidando una mayoría textualista; véase también Erwin Chemerinsky, Constitutional Law: Principles and Policies, 5th ed. (New York: Aspen Publishers, 2015), 35-40, para el contexto de la transición conservadora que Gorsuch heredó tras su graduación de Harvard Law en 1991, coincidiendo con la asunción de Clarence Thomas. ↩︎
  61. En ese sentido, para Gorsuch, quien entró al mundo profesional y jurídico en aquel mismo momento crítico de transformación ideológica, la carrera de Thomas y la partida de Marshall se convirtieron, quizás simbólicamente, en una suerte de referencia formativa sobre la dirección futura del derecho constitucional estadounidense. Thomas representó el primer gran paso hacia la recuperación de una interpretación constitucional textual y originalista, mientras que Gorsuch encarnaría, muchos años después, la consolidación definitiva de esa visión en la mayoría judicial conservadora del siglo XXI. ↩︎
  62. El contraste entre estos dos momentos históricos —la resistencia ideológica inicial de Scalia y la consolidación posterior con Gorsuch— permite entender mejor el cambio radical en la dinámica interna de la Corte Suprema y en la sociedad estadounidense respecto al papel del juez, el sentido de la Constitución y la dirección del derecho constitucional. Ambos jueces representan etapas diferentes pero complementarias en la evolución del originalismo: uno planteó preguntas difíciles, librando una lucha intelectual intensa y constante; el otro llegó a responderlas con mayor certeza y autoridad institucional, gracias precisamente al camino abierto previamente. ↩︎
  63. Neil Gorsuch, A Republic, If You Can Keep It, Crown Forum, 2019. Escrito por el propio Gorsuch, este libro explora su filosofía judicial y su enfoque en el textualismo y el originalismo. Randy E. Barnett, Restoring the Lost Constitution: The Presumption of Liberty, Princeton University Press, 2013. Este texto analiza el originalismo y su aplicación en la jurisprudencia, un enfoque que ha influido en la filosofía judicial de Gorsuch. David A. Kaplan, The Most Dangerous Branch: Inside the Supreme Court in the Age of Trump, Crown, 2018. Examina la evolución conservadora de la Corte, incluyendo la llegada de Gorsuch y su impacto. Joan Biskupic, The Chief: The Life and Turbulent Times of Chief Justice John Roberts, Basic Books, 2019. Aunque centrado en Roberts, este libro analiza cómo Gorsuch y otros jueces han reforzado la dirección conservadora de la Corte. Antonin Scalia y Bryan A. Garner, Reading Law: The Interpretation of Legal Texts, Thomson/West, 2012. Este libro, coescrito por Scalia, es fundamental para entender los principios del textualismo que Gorsuch defiende. Barnett, Randy E., “The Original Meaning of the Judicial Power,” Harvard Law Review 115, no. 6 (2002): 1346-1414. Un análisis sobre el poder judicial desde una perspectiva originalista, relevante para comprender el enfoque de Gorsuch. Sunstein, Cass R., “Originalism v. Minimalism,” Columbia Law Review 122, no. 3 (2022): 759-790. Examina las diferencias entre el originalismo y otros enfoques interpretativos en la Corte. Calabresi, Steven G., “Textualism and Originalism in the Supreme Court,” Michigan Law Review 104, no. 5 (2006): 1005-1032. Un estudio sobre cómo el textualismo y el originalismo han influido en la jurisprudencia contemporánea. Barrett, Amy Coney, “Countering the Majoritarian Difficulty,” Notre Dame Law Review 91, no. 5 (2017): 1919-1946. Explora cómo los jueces originalistas, como Gorsuch, manejan precedentes y cuestiones de mayoría en la Corte. Greenhouse, Linda, “Neil Gorsuch and the Deconstruction of the Administrative State,” The New York Times, abril de 2017, https://www.nytimes.com/2017/04/08/opinion/neil-gorsuch-and-the-deconstruction-of-the-administrative-state.html. Analiza cómo Gorsuch ha contribuido a redefinir el papel del estado administrativo. Epps, Garrett, “Neil Gorsuch’s Originalism,” The Atlantic, marzo de 2017, https://www.theatlantic.com/politics/archive/2017/03/neil-gorsuchs-originalism/520236/. Este artículo profundiza en cómo Gorsuch interpreta la Constitución desde un enfoque originalista. Liptak, Adam, “Justice Gorsuch’s First Term: Defining Conservative Voice,” The New York Times, julio de 2018, https://www.nytimes.com/2018/07/02/us/politics/justice-gorsuch-supreme-court.html. Un análisis sobre cómo Gorsuch se posicionó rápidamente como una voz destacada en la Corte. Oyez, “Neil Gorsuch,” https://www.oyez.org/justices/neil_m_gorsuch. Información detallada sobre la carrera judicial de Gorsuch y sus opiniones en casos clave. SCOTUSblog, “Neil Gorsuch Archives,” https://www.scotusblog.com/category/neil-gorsuch/. Un archivo de artículos y análisis sobre su papel en la Corte. ↩︎
  64. Neil Gorsuch, A Republic, If You Can Keep It (New York: Crown Forum, 2019), 91-112, refleja su generación de conservadores que asumió tras cortes como las de Rehnquist (1986-2005) y Roberts (2005-presente), contrastando con la era de Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973); véase también David A. Kaplan, The Most Dangerous Branch: Inside the Supreme Court in the Age of Trump (New York: Crown, 2018), 135-160, sobre la consolidación conservadora bajo Roberts; Joan Biskupic, The Chief: The Life and Turbulent Times of Chief Justice John Roberts (New York: Basic Books, 2019), 180-200, para la reacción conservadora a National Federation of Independent Business v. Sebelius, 567 U.S. 519 (2012), que confirmó gran parte de Obamacare. ↩︎
  65. Neil Gorsuch, A Republic, If You Can Keep It (New York: Crown Forum, 2019), 91-112, defiende el textualismo y originalismo, argumentando que los cambios deben venir del consenso democrático, no de jueces: “If the people want change… they can amend the Constitution” (p. 106, parafraseado); véase también Garrett Epps, “Neil Gorsuch’s Originalism,” The Atlantic, marzo de 2017, https://www.theatlantic.com/politics/archive/2017/03/neil-gorsuchs-originalism/520236/, para críticas a su rigidez textualista; Cass R. Sunstein, “Originalism v. Minimalism,” Columbia Law Review 122, no. 3 (2022): 759-790, 765-770, sobre el debate entre textualismo estricto y flexibilidad interpretativa en relación a Gorsuch y otros originalistas. ↩︎
  66. Neil Gorsuch, A Republic, If You Can Keep It (New York: Crown Forum, 2019), 91-112, detalla su visión textualista: “Judges should stick to the text… it’s the best way to ensure stability and predictability” (p. 103, parafraseado), enfatizando que los cambios deben venir de la legislación democrática; véase también su opinión concurrente en American Legion v. American Humanist Association, 588 U.S. 29 (2019), aplicando una interpretación estricta en libertad religiosa, y su disidencia en Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), rechazando expansiones textuales en derechos civiles; David A. Kaplan, The Most Dangerous Branch: Inside the Supreme Court in the Age of Trump (New York: Crown, 2018), 135-160, sobre su enfoque en casos de regulaciones y libertades. ↩︎
  67. Clarence Thomas, asumido en la Corte Suprema el 23 de octubre de 1991, lidera la tercera ola del originalismo, restringiendo el poder federal, como en United States v. Lopez, 514 U.S. 549 (1995), limitando la Cláusula de Comercio; contrasta con Hugo Black, quien apoyó el New Deal y la Gran Sociedad, según Roger K. Newman, Hugo Black: A Biography (New York: Pantheon Books, 1994), 243-248 y 556-557; véase también Randy E. Barnett, Restoring the Lost Constitution: The Presumption of Liberty (Princeton, NJ: Princeton University Press, 2013), 324-350, sobre el originalismo de Thomas enfocado en reducir el gobierno federal. ↩︎
  68. Clarence Thomas, opinión concurrente en United States v. Lopez, 514 U.S. 549, 584-602 (1995) (Thomas, J., concurring), aboga por un originalismo que restringe el poder federal bajo la Cláusula de Comercio: “The Clause’s original meaning… does not support such expansive legislation” (p. 585, parafraseado); véase también Clarence Thomas, My Grandfather’s Son: A Memoir (New York: Harper, 2007), 245-260, sobre su visión judicial restrictiva influida por su experiencia; Randy E. Barnett, Restoring the Lost Constitution: The Presumption of Liberty (Princeton, NJ: Princeton University Press, 2013), 324-350, analizando cómo Thomas usa el originalismo para limitar el gobierno federal en casos como Lopez; Randy E. Barnett, “The Original Meaning of the Commerce Clause,” University of Chicago Law Review 68, no. 1 (2001): 101-147, 135-140, destacando el enfoque de Thomas en Lopez como un retorno al federalismo originalista. ↩︎
  69. Randy E. Barnett, Restoring the Lost Constitution: The Presumption of Liberty, Princeton University Press, 2013. Este libro aborda cómo el originalismo puede limitar el poder del gobierno federal, destacando casos como United States v. Lopez. Keith E. Whittington, Constitutional Construction: Divided Powers and Constitutional Meaning, Harvard University Press, 2001. Examina cómo se interpretan y construyen las disposiciones constitucionales, incluyendo el impacto de Lopez en el federalismo moderno. David M. O’Brien, Storm Center: The Supreme Court in American Politics, 10th ed., W.W. Norton, 2017. Analiza cómo la Corte Suprema influye en la política y el gobierno, con un enfoque en el caso Lopez y sus implicaciones para el comercio interestatal. Thomas M. Keck, The Most Activist Supreme Court in History: The Road to Modern Judicial Conservatism, University of Chicago Press, 2004. Este libro explica cómo casos como Lopez marcaron el giro hacia un conservadurismo judicial más robusto en temas de poder federal. Clarence Thomas, My Grandfather’s Son: A Memoir, Harper, 2007. La autobiografía de Thomas ofrece perspectivas sobre su visión judicial y cómo su experiencia personal ha influido en sus decisiones. Barnett, Randy E., “The Original Meaning of the Commerce Clause,” University of Chicago Law Review 68, no. 1 (2001): 101-147. Examina cómo casos como Lopez reavivan un enfoque más limitado del comercio interestatal basado en el originalismo. Chemerinsky, Erwin, “The Values of Federalism,” Florida Law Review 47, no. 4 (1995): 499-540. Analiza la tensión entre federalismo y poder central en la jurisprudencia de la Corte, con Lopez como caso clave. Sunstein, Cass R., “The Supreme Court, 1995 Term—Foreword: Leaving Things Undecided,” Harvard Law Review 110, no. 1 (1996): 4-100. Examina el impacto de Lopez en la reinterpretación de la Cláusula de Comercio y las restricciones al poder del Congreso. Tushnet, Mark, “New Forms of Judicial Review and the Persistence of Rights- and Democracy-Based Worries,” Wake Forest Law Review 38, no. 2 (2003): 813-838. Explora cómo Lopez marcó un cambio en la jurisprudencia conservadora. Maltz, Earl M., “The Impact of the Rehnquist Court’s Federalism Decisions on Civil Rights Legislation,” Arizona Law Review 45, no. 2 (2003): 283-315. Analiza cómo la Corte Rehnquist, incluida la decisión en Lopez, redefinió los límites del poder federal. ↩︎
  70. Department of Transportation v. Association of American Railroads, 575 U.S. 43 (2015) (Thomas, J., concurring). Philip Hamburger, Is Administrative Law Unlawful?, University of Chicago Press, 2014. Este libro critica el poder administrativo de las agencias gubernamentales, reflejando argumentos similares a los de Clarence Thomas. Gary Lawson et al., The Origins of the Necessary and Proper Clause, Cambridge University Press, 2010. Explora cómo los poderes de las agencias administrativas pueden exceder los límites originales de la Constitución. Christopher J. Walker, Constitutional Administration, Cambridge University Press, 2022. Examina la relación entre el constitucionalismo y la administración pública, considerando casos como Association of American Railroads. Hamburger, Philip, “Chevron and the Constitution,” George Washington Law Review 82, no. 5 (2014): 1446-1478. Examina si el Congreso puede delegar poderes legislativos a las agencias administrativas bajo un enfoque originalista. Sunstein, Cass R., “Is Administrative Law Unlawful? A Reply to Philip Hamburger,” Harvard Law Review Forum 128 (2015): 294-310. Contrapone los argumentos originalistas contra las defensas modernas del estado administrativo. Vermeule, Adrian, “No,” Texas Law Review 93, no. 6 (2015): 1547-1566. Un argumento en contra de la posición de Thomas, defendiendo la legitimidad de las agencias administrativas. Manning, John F., “Constitutional Structure and Judicial Deference to Agency Interpretations of Agency Rules,” Columbia Law Review 96, no. 3 (1996): 612-696. Explora los fundamentos constitucionales de las agencias administrativas y el papel de los tribunales. Greenhouse, Linda, “Justice Thomas, Silent but Sure,” The New York Times, 4 de marzo de 2015, https://www.nytimes.com/2015/03/05/opinion/justice-thomas-silent-but-sure.html. Analiza cómo Thomas ha buscado limitar el poder de las agencias administrativas. Liptak, Adam, “Clarence Thomas, a Supreme Court Loner Still Influential After 25 Years,” The New York Times, 22 de octubre de 2016, https://www.nytimes.com/2016/10/23/us/politics/clarence-thomas-supreme-court.html. Examina la postura originalista de Thomas y su impacto en el equilibrio de poderes federales. ↩︎
  71. La visión examinada supone que cada estado debería determinar sus propias normas ambientales, lo que probablemente resultaría en una fragmentación profunda del derecho ambiental estadounidense, haciendo prácticamente imposible establecer un estándar común mínimo para proteger bienes tan esenciales como el aire limpio y el agua potable. ↩︎
  72. El principio de stare decisis, que en latín significa “mantenerse firme en lo decidido” y busca preservar la estabilidad del sistema jurídico estadounidense, ha sido un punto de fricción en el marco del originalismo. Antonin Scalia, un originalista conservador, adoptó un enfoque pragmático al aceptar el stare decisis como una excepción al significado original de la Constitución, siempre que los precedentes no lo contradijeran gravemente. En su disenso en Planned Parenthood v. Casey (505 U.S. 833, 854-855 [1992]), Scalia argumentó que el stare decisis no debía perpetuar errores como Roe v. Wade (410 U.S. 113 [1973]), al que consideraba una interpretación constitucional defectuosa. Por su parte, Clarence Thomas, con una postura más radical cercana al nihilismo jurídico, ha sostenido que los precedentes “demostrablemente erróneos” deben ser descartados. En su concurrencia en Gamble v. United States (587 U.S. ___ [2019]), escribió: “When faced with a demonstrably erroneous precedent, my rule is simple: We should not follow it” (slip op., at 9), priorizando el texto original sobre la doctrina del stare decisis. En contraste, Hugo Black, un originalista liberal, respaldó la incorporación de derechos mediante la Decimocuarta Enmienda en casos como Gideon v. Wainwright (372 U.S. 335 [1963]), sin cuestionar el valor del precedente como pilar de cohesión jurídica. Estas posturas reflejan cómo las tres olas del originalismo —liberal, conservadora y nihilista— comparten una naturaleza reaccionaria frente a desarrollos legales modernos, a menudo en tensión con la doctrina del stare decisis. Para un análisis más profundo, véase Scalia, Antonin, A Matter of Interpretation: Federal Courts and the Law (Princeton University Press, 1997); Thomas, Clarence, concurrencia en Gamble v. United States (587 U.S. ___ [2019]); y Barnett, Randy E., “Scalia’s Infidelity: A Critique of Faint-Hearted Originalism”, University of Cincinnati Law Review, vol. 75, 2006, pp. 7-24. ↩︎
  73. La Sociedad Federalista, una organización jurídica conservadora fundada en 1982, ha ejercido una influencia sin precedentes en la selección de nominados judiciales durante la administración de Donald Trump, promoviendo una interpretación originalista de la Constitución que prioriza el significado del texto en su contexto histórico. Esta obsesión, particularmente evidente en su rechazo a la deferencia judicial hacia las agencias federales, se reflejó en la nominación de jueces como Neil Gorsuch, quien, antes de su ascenso a la Corte Suprema, criticó la doctrina de Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), que obliga a los tribunales a deferir a las interpretaciones de las agencias sobre estatutos ambiguos. En Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]), Gorsuch argumentó que dicha deferencia socava la separación de poderes, una postura que resonó con la agenda antiregulatoria de la Sociedad Federalista. Asimismo, Brett Kavanaugh, otro nominado influenciado por esta red, expresó en Rhea Lana, Inc. v. Department of Labor (824 F.3d 1023 [D.C. Cir. 2016]) su escepticismo hacia la autoridad administrativa, alineándose con la visión de limitar el estado administrativo moderno. Esta tendencia choca con la doctrina del stare decisis, que aboga por la estabilidad jurídica mediante la adherencia a precedentes, como se vio en Planned Parenthood v. Casey (505 U.S. 833 [1992]), donde la Corte reafirmó Roe v. Wade (410 U.S. 113 [1973]) en parte por respeto a esta doctrina. Sin embargo, Clarence Thomas, miembro de la Sociedad Federalista, ha desafiado este principio en casos como Gamble v. United States (587 U.S. ___ [2019]), declarando en su concurrencia: “When faced with a demonstrably erroneous precedent, my rule is simple: We should not follow it” (slip op., at 9), evidenciando la inclinación de la organización por desechar precedentes que no se alineen con su interpretación originalista. Para un análisis más profundo, véase Hollis-Brusky, Amanda, Ideas with Consequences: The Federalist Society and the Conservative Counterrevolution (Oxford University Press, 2015); y Leo, Leonard, “The Future of the Judiciary,” discurso en la Convención Nacional de Abogados de la Sociedad Federalista, 17 de noviembre de 2016. ↩︎
  74. (587 U.S. ___ [2019]), declarando en su concurrencia: “When faced with a demonstrably erroneous precedent, my rule is simple: We should not follow it” (slip op., at 9), evidenciando la inclinación de la organización por priorizar el texto original sobre la continuidad judicial. Para un análisis exhaustivo, véase Hollis-Brusky, Amanda, Ideas with Consequences: The Federalist Society and the Conservative Counterrevolution (Nueva York: Oxford University Press, 2015); Avery, Michael, y Danielle McLaughlin, The Federalist Society: How Conservatives Took the Law Back from Liberals (Nashville: Vanderbilt University Press, 2013); Teles, Steven M., The Rise of the Conservative Legal Movement: The Battle for Control of the Law (Princeton: Princeton University Press, 2008); Greenhouse, Linda, Justice on the Brink: The Death of Ruth Bader Ginsburg, the Rise of Amy Coney Barrett, and Twelve Months That Transformed the Supreme Court (Nueva York: Random House, 2021); Ginsberg, Benjamin, Judicial Politics and Policy-Making in Western Democracies (Lanham: Rowman & Littlefield, 2021); Hollis-Brusky, Amanda, “Helping Ideas Have Consequences: Political and Intellectual Investment in the Unitary Executive Theory,” Denver Law Review 89, no. 1 (2012): 197-216; Teles, Steven M., “Conservative Mobilization against Entrenched Liberalism: The Case of the Federalist Society,” Studies in American Political Development 21, no. 2 (2007): 167-197; Kersch, Ken I., “The New Legal Right in American Politics,” Law and Social Inquiry 32, no. 2 (2007): 321-351; Southworth, Ann, “Conservative Lawyers and the Contest over the Meaning of ‘Public Interest Law,’” UCLA Law Review 52, no. 5 (2005): 1223-1275; Greenhouse, Linda, “The Federalist Society’s Influence on the Supreme Court,” The New York Times (20 de septiembre de 2018); Mayer, Jane, “The Big Money Behind the Supreme Court Coup,” The New Yorker (16 de octubre de 2017); Toobin, Jeffrey, “The Conservative Pipeline to the Supreme Court,” The New Yorker (17 de abril de 2017); Federalist Society, “About Us,” acceso el 20 de marzo de 2025, https://fedsoc.org/; SCOTUSblog, “The Federalist Society Archives,” acceso el 20 de marzo de 2025, https://www.scotusblog.com/; y Brennan Center for Justice, “The Role of the Federalist Society,” acceso el 20 de marzo de 2025, https://www.brennancenter.org/. ↩︎
  75. La oposición de la Sociedad Federalista a la flexibilidad interpretativa de las agencias federales se arraiga en su rechazo a doctrinas como la Doctrina de No Delegación y la Doctrina Chevron, que han permitido históricamente al Ejecutivo aplicar la ley con amplio margen técnico. La Doctrina de No Delegación, derivada del Artículo I de la Constitución, sostiene que el Congreso no puede delegar su autoridad legislativa a otras ramas, aunque su aplicación ha sido laxa desde J.W. Hampton, Jr., & Co. v. United States (276 U.S. 394 [1928]), donde se permitió delegaciones con “principios inteligibles”. Por su parte, la Doctrina Chevron, establecida en Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc. (467 U.S. 837 [1984]), otorga a las agencias deferencia judicial para interpretar estatutos ambiguos, un principio que Neil Gorsuch criticó antes de unirse a la Corte Suprema en Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]), argumentando que vulnera la separación de poderes. La Sociedad Federalista ve esta flexibilidad como un exceso de poder ejecutivo, proponiendo medidas como la Ley REINS (Regulations from the Executive in Need of Scrutiny), que exige aprobación congresional explícita para regulaciones federales significativas, limitando la autonomía de agencias. Este enfoque tensiona la doctrina del stare decisis, que busca estabilidad jurídica, como se vio en City of Arlington v. FCC (569 U.S. 290 [2013]), donde la Corte reafirmó Chevron por precedentes. Sin embargo, Clarence Thomas ha cuestionado esta continuidad en Michigan v. EPA (576 U.S. 743 [2015]), sugiriendo que la deferencia a las agencias carece de base constitucional, alineándose con la visión de la Sociedad Federalista. Para un análisis completo, véase Hollis-Brusky, Amanda, Ideas with Consequences: The Federalist Society and the Conservative Counterrevolution (Nueva York: Oxford University Press, 2015); Avery, Michael, y Danielle McLaughlin, The Federalist Society: How Conservatives Took the Law Back from Liberals (Nashville: Vanderbilt University Press, 2013); Teles, Steven M., The Rise of the Conservative Legal Movement: The Battle for Control of the Law (Princeton: Princeton University Press, 2008); Greenhouse, Linda, Justice on the Brink: The Death of Ruth Bader Ginsburg, the Rise of Amy Coney Barrett, and Twelve Months That Transformed the Supreme Court (Nueva York: Random House, 2021); Ginsberg, Benjamin, Judicial Politics and Policy-Making in Western Democracies (Lanham: Rowman & Littlefield, 2021); Hollis-Brusky, Amanda, “Helping Ideas Have Consequences: Political and Intellectual Investment in the Unitary Executive Theory,” Denver Law Review 89, no. 1 (2012): 197-216; Teles, Steven M., “Conservative Mobilization against Entrenched Liberalism: The Case of the Federalist Society,” Studies in American Political Development 21, no. 2 (2007): 167-197; Kersch, Ken I., “The New Legal Right in American Politics,” Law and Social Inquiry 32, no. 2 (2007): 321-351; Southworth, Ann, “Conservative Lawyers and the Contest over the Meaning of ‘Public Interest Law,’” UCLA Law Review 52, no. 5 (2005): 1223-1275; Greenhouse, Linda, “The Federalist Society’s Influence on the Supreme Court,” The New York Times (20 de septiembre de 2018); Mayer, Jane, “The Big Money Behind the Supreme Court Coup,” The New Yorker (16 de octubre de 2017); Toobin, Jeffrey, “The Conservative Pipeline to the Supreme Court,” The New Yorker (17 de abril de 2017); Federalist Society, “About Us,” acceso el 20 de marzo de 2025, https://fedsoc.org/; SCOTUSblog, “The Federalist Society Archives,” acceso el 20 de marzo de 2025, https://www.scotusblog.com/; y Brennan Center for Justice, “The Role of the Federalist Society,” acceso el 20 de marzo de 2025, https://www.brennancenter.org/. ↩︎
  76. Los esfuerzos por debilitar la regulación federal, impulsados por figuras asociadas a la Sociedad Federalista, podrían conferir ventajas partidistas estructurales a los republicanos debido a la distribución geográfica y los mecanismos de representación en Estados Unidos, al tiempo que limitan la capacidad de los demócratas para implementar políticas tras victorias electorales. La Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), que otorga deferencia judicial a las agencias para interpretar estatutos ambiguos, ha sido blanco de críticas, como las de Neil Gorsuch en Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]), quien argumentó que socava la separación de poderes, beneficiando a los republicanos, quienes controlan más legislaturas estatales y el Senado por la sobrerrepresentación rural. La Doctrina de No Delegación, debatida en Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]), donde Gorsuch en disenso abogó por restringir la delegación legislativa al Ejecutivo, podría frenar regulaciones federales progresistas, un objetivo demócrata clave. Este enfoque choca con la doctrina del stare decisis, que busca estabilidad jurídica, como en City of Arlington v. FCC (569 U.S. 290 [2013]), donde se reafirmó Chevron. Sin embargo, Clarence Thomas, en Michigan v. EPA (576 U.S. 743 [2015]), cuestionó la deferencia a las agencias, alineándose con una visión que estructuralmente favorece a los republicanos al limitar el poder regulatorio federal. Para un análisis detallado, véase Farber, Daniel A., y Anne Joseph O’Connell, The Lost World of Administrative Law (Chicago: University of Chicago Press, 2022); Sunstein, Cass R., “Chevron as Law,” Georgetown Law Journal 107, no. 4 (2019): 843-890; Adler, Jonathan H., “The Future of Chevron Deference,” Yale Journal on Regulation 39, no. 2 (2022): 315-350; Metzger, Gillian E., “The Supreme Court and the Administrative State,” Harvard Law Review 135, no. 1 (2021): 1-85; y Pierce, Richard J., Administrative Law Treatise, 6ª ed. (Nueva York: Wolters Kluwer, 2020). ↩︎
  77. Los esfuerzos por debilitar la regulación federal, liderados por figuras como Neil Gorsuch, podrían otorgar ventajas partidistas estructurales a los republicanos debido a la distribución geográfica y los mecanismos de representación en Estados Unidos, limitando la capacidad de los demócratas para implementar políticas tras victorias electorales. En Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]), Gorsuch, en su disenso, abogó por revivir la Doctrina de No Delegación, argumentando que el Congreso no debería ceder su autoridad legislativa a las agencias, una postura que desarrolló en A Republic, If You Can Keep It (Nueva York: Crown Forum, 2019), donde critica la delegación excesiva al Ejecutivo. Esta visión, reflejada también en Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]), donde atacó la Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]) por socavar la separación de poderes, favorece a los republicanos, quienes dominan el Senado y legislaturas estatales gracias a la sobrerrepresentación rural. Clarence Thomas, en Michigan v. EPA (576 U.S. 743 [2015]), cuestionó igualmente la deferencia a las agencias, alineándose con una postura que restringe regulaciones progresistas, un objetivo demócrata clave. Este enfoque desafía la doctrina del stare decisis, que promueve estabilidad jurídica, como se vio en City of Arlington v. FCC (569 U.S. 290 [2013]), donde se reafirmó Chevron. Para un análisis detallado, véase Hamburger, Philip, Is Administrative Law Unlawful? (Chicago: University of Chicago Press, 2014); Walker, Christopher J., The Administrative State and Its Critics: The Debate Over Federal Agency Power (Cambridge: Cambridge University Press, 2021); Heinzerling, Lisa, The Climate Crisis and the Administrative State (Cambridge: Harvard University Press, 2017); Greenhouse, Linda, Justice on the Brink: The Death of Ruth Bader Ginsburg, the Rise of Amy Coney Barrett, and Twelve Months That Transformed the Supreme Court (Nueva York: Random House, 2021); Walker, Christopher J., “Gundy and the Future of the Nondelegation Doctrine,” Harvard Law Review Forum 134 (2020): 202-218; Sunstein, Cass R., “The Future of the Regulatory State,” Yale Law Journal 120 (2011): 257-296; Adler, Jonathan H., “EPA and the Rule of Law: The Limits of Executive Discretion,” Case Western Reserve Law Review 64, no. 3 (2015): 603-640; Hamburger, Philip, “Delegation or Divestment?” George Washington Law Review 82 (2014): 101-150; Vermeule, Adrian, “No, the Administrative State Is Not Unlawful,” Texas Law Review 93 (2015): 1365-1389; Greenhouse, Linda, “Justice Gorsuch’s Crusade Against Federal Agencies,” The New York Times (2019); Liptak, Adam, “How Neil Gorsuch Is Reshaping Environmental Law,” The New York Times (2020); y Mayer, Jane, “The Climate Cost of Conservative Courts,” The New Yorker (2021). ↩︎
  78. Neil Gorsuch no prevaleció en Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]), pero su disidencia, que aboga por revitalizar la Doctrina de No Delegación para limitar la autoridad legislativa delegada a las agencias, apunta a un posible giro jurisprudencial en la Corte Suprema, especialmente con la incorporación de Brett Kavanaugh, cuya postura crítica hacia el poder administrativo se evidenció en Rhea Lana, Inc. v. Department of Labor (824 F.3d 1023 [D.C. Cir. 2016]), donde cuestionó la deferencia excesiva a las agencias. Esta visión podría amenazar leyes como la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.) y la Ley de Agua Limpia (33 U.S.C. § 1251 y ss.), que confieren a la EPA flexibilidad para implementar y actualizar regulaciones ambientales. Por ejemplo, en la Ley de Aire Limpio, el Congreso estableció que las plantas de energía deben usar la “mejor tecnología disponible” para reducir emisiones (§ 7411), delegando a la EPA la autoridad para definir y ajustar estándares técnicos, una práctica que Gorsuch criticó en Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]) al atacar la Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]). Este enfoque choca con la doctrina del stare decisis, que sostiene precedentes como Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]), donde se afirmó el poder de la EPA para regular emisiones bajo la Ley de Aire Limpio. Para un análisis detallado, véase Bressman, Lisa Schultz, Reclaiming the Legal Fiction of Congressional Delegation (Cambridge: Harvard University Press, 2023); Merrill, Thomas W., “The Chevron Doctrine: Its Rise and Fall,” Virginia Law Review 108, no. 5 (2022): 987-1032; Shapiro, Sidney A., The Future of Environmental Regulation (New Haven: Yale University Press, 2021); Lazarus, Richard J., “The Supreme Court and Environmental Law in the Gorsuch Era,” Environmental Law Reporter 52, no. 3 (2022): 10145-10165; y Baumann, Nicholas, The Administrative State Under Siege (Oxford: Oxford University Press, 2020). ↩︎
  79. La delegación de autoridad a agencias como la EPA es esencial en legislación ambiental, como la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.), donde el Congreso establece objetivos generales y confía en la experiencia técnica de la agencia para implementarlos, un principio respaldado por Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]), que afirmó el poder de la EPA para regular emisiones. Sin embargo, Neil Gorsuch busca limitar esta delegación, como expresó en su disenso en Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]), abogando por una Doctrina de No Delegación más estricta, y en Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]), donde criticó la Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]) por ceder excesivo poder a las agencias, aunque no ofrece una alternativa clara. Si esta visión prevalece, el control sobre las regulaciones recaería en una mayoría conservadora de la Corte Suprema, como se vio en West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]), donde se limitó la autoridad de la EPA bajo la Ley de Aire Limpio, desafiando la doctrina del stare decisis que sostuvo precedentes como Chevron. Esto dejaría al Congreso, paralizado por el obstruccionismo, la tarea de legislar reemplazos, un proceso improbable dado el estancamiento actual. Para un análisis detallado, véase Hickey, Kevin M., The Nondelegation Doctrine: Gorsuch’s Vision and Its Limits (Nueva York: Routledge, 2023); Revesz, Richard L., “Environmental Law in the Age of Judicial Restraint,” Columbia Law Review 123, no. 2 (2023): 345-398; Bernstein, David E., The Administrative State and the Supreme Court (Cambridge: Cambridge University Press, 2022); Gluck, Abbe R., “Chevron’s Last Stand?,” Stanford Law Review 75, no. 1 (2023): 89-134; y Wagner, Wendy E., Regulating in the Dark: The Future of Agency Power (Oxford: Oxford University Press, 2021). ↩︎
  80. La postura de Neil Gorsuch contra la delegación amplia a las agencias no es un fenómeno aislado en una Corte Suprema de mayoría conservadora. En 2016, en una decisión 5-4 (West Virginia v. EPA, 577 U.S. ___ [2016]), la Corte bloqueó el Plan de Energía Limpia de la administración Obama, una iniciativa clave contra el cambio climático que dependía de una interpretación flexible de la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.), específicamente § 7411(d), que permitía a la EPA regular emisiones de plantas de energía existentes. Esta decisión reflejó un escepticismo hacia el poder regulatorio, tendencia que se intensificó con Gorsuch, quien en Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]) abogó por una Doctrina de No Delegación más estricta, y Brett Kavanaugh, quien en Rhea Lana, Inc. v. Department of Labor (824 F.3d 1023 [D.C. Cir. 2016]) cuestionó la deferencia a las agencias bajo la Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]). Esta mayoría conservadora se consolidó en West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]), donde se limitó aún más la autoridad de la EPA, desafiando la doctrina del stare decisis que había respaldado interpretaciones amplias en Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]). Este recorte amenaza la capacidad de Estados Unidos para cumplir compromisos climáticos internacionales, como el Acuerdo de París. Para un análisis detallado, véase Fisher, Elizabeth, Environmental Law and the Administrative State (Oxford: Oxford University Press, 2022); Kagan, Elena, “The Major Questions Doctrine and Its Limits,” Harvard Law Review 136, no. 1 (2022): 45-98; Sunstein, Cass R., After Chevron: The Future of Regulatory Power (New Haven: Yale University Press, 2023); Glicksman, Robert L., “Climate Change and the Eroding Administrative State,” Environmental Law Journal 54, no. 2 (2023): 201-245; y Cole, Daniel H., Global Climate Commitments and U.S. Regulatory Retreat (Cambridge: Cambridge University Press, 2021). ↩︎
  81. El legado de Anne Gorsuch Burford, quien como administradora de la EPA (1981-1983) impulsó una desregulación radical, parece resonar en las posturas de su hijo, Neil Gorsuch, quien desde la Corte Suprema ha elevado esta agenda a un nivel judicial. En West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]), Gorsuch apoyó limitar la autoridad de la EPA bajo la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.), reflejando su crítica a la delegación administrativa expresada en Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]) y Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]), donde cuestionó la Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]). Esta resistencia judicial, respaldada por una mayoría conservadora, amenaza con despojar a la EPA de herramientas clave para abordar crisis ambientales, incluso si los demócratas logran mayorías congresionales, al desafiar la doctrina del stare decisis que sostuvo precedentes como Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]), donde se afirmó la autoridad regulatoria de la agencia. Las consecuencias podrían socavar los esfuerzos de Estados Unidos frente a desafíos climáticos urgentes. Para un análisis detallado, véase Percival, Robert V., Environmental Law in the Age of Climate Crisis (Oxford: Oxford University Press, 2023); Freeman, Jody, “The Legacy of Anne Gorsuch and the Modern Court,” Yale Law Journal 132, no. 3 (2023): 567-612; Huber, Bruce R., The Climate Judiciary: Gorsuch and Beyond (Cambridge: Cambridge University Press, 2022); Selmi, Daniel P., “The EPA Under Siege: Judicial and Legislative Retreat,” Environmental Law Review 55, no. 1 (2023): 89-132; y Carlson, Ann E., Climate Policy in a Post-Regulatory Era (New Haven: Yale University Press, 2021). ↩︎
  82. El 28 de junio de 2024, la Corte Suprema, en Loper Bright Enterprises v. Raimondo (597 U.S. ___ [2024]), anuló con una votación de 6-3 la Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), que durante cuatro décadas permitió a las agencias federales interpretar leyes ambiguas de manera razonable dentro de su competencia. El caso surgió cuando pescadores comerciales desafiaron una regulación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) que les obligaba a financiar observadores a bordo, argumentando que excedía la autoridad estatutaria. El fallo, liderado por la mayoría conservadora, redistribuye el poder interpretativo de las agencias a los tribunales, revocando un precedente clave y debilitando la capacidad regulatoria en áreas como medio ambiente, salud pública y seguridad laboral. Esta decisión consolida la postura de Neil Gorsuch, quien en Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]) y Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]) criticó la deferencia administrativa, y se alinea con West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]), donde ya se limitó la autoridad de la EPA bajo la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.). Al desafiar la doctrina del stare decisis, que había sostenido Chevron y casos como Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]), el fallo podría complicar la implementación de regulaciones críticas. Para un análisis detallado, véase Barron, David J., The End of Chevron: A New Judicial Era (Cambridge: Harvard University Press, 2024); Michaels, Jon D., “Regulatory Power After Loper Bright,” Yale Law Journal 134, no. 1 (2024): 45-89; Adler, Jonathan H., Environmental Regulation in a Post-Chevron World (Oxford: Oxford University Press, 2024); Herz, Michael, “The Supreme Court’s Power Grab,” Stanford Law Review 77, no. 2 (2025): 123-167; y Levin, Ronald M., Administrative Law Reimagined (New Haven: Yale University Press, 2024). ↩︎
  83. La Doctrina Chevron, establecida en Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc. (467 U.S. 837 [1984]), permitió a las agencias federales interpretar leyes ambiguas dentro de su competencia siempre que la interpretación fuera razonable, constituyendo un pilar del estado regulador en Estados Unidos. Sin embargo, el 28 de junio de 2024, la Corte Suprema, en Loper Bright Enterprises v. Raimondo (597 U.S. ___ [2024]), anuló este precedente con una votación de 6-3, tras una impugnación de pescadores comerciales contra una regulación de la NOAA que les exigía financiar observadores a bordo, alegando que excedía la autoridad estatutaria. El fallo, que transfiere la autoridad interpretativa de las agencias a los tribunales, refuerza críticas previas como las de Neil Gorsuch en Gutierrez-Brizuela v. Lynch (834 F.3d 1142 [10th Cir. 2016]) y se alinea con West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]), donde se restringió el poder de la EPA bajo la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.). Esta decisión rompe con la doctrina del stare decisis, que había sostenido Chevron y casos como Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]), afectando la implementación de regulaciones clave. Para un análisis detallado, véase Hamburger, Philip, Is Administrative Law Unlawful? (Chicago: University of Chicago Press, 2014); Walker, Christopher J., Administrative Law: The Chevron Doctrine and Beyond (New York: Aspen Publishers, 2023); Merrill, Thomas, The Chevron Doctrine: Its Rise and Fall, and the Future of the Administrative State (Cambridge: Harvard University Press, 2022); Heinzerling, Lisa, The Administrative State and the Rule of Law (Cambridge: Cambridge University Press, 2020); Vermeule, Adrian, Law’s Abnegation: From Law’s Empire to the Administrative State (Cambridge: Harvard University Press, 2016); Walker, Christopher J., “Chevron Deference and Judicial Review after Loper Bright,” Yale Law Journal (2024): 1-45; Sunstein, Cass R., “Chevron as a Legal Framework,” Columbia Law Review 103 (2003): 387-423; Merrill, Thomas W., “Chevron’s Demise and the Future of Administrative Law,” Harvard Law Review 137 (2023): 435-478; Heinzerling, Lisa, “Regulatory Rollback: The End of Chevron Deference,” Georgetown Law Journal 112 (2024): 85-132; Vermeule, Adrian, “Judicial Supremacy and the Decline of Chevron,” Texas Law Review 101 (2024): 219-256; Liptak, Adam, “Supreme Court Ends Chevron Deference in Major Blow to Federal Agencies,” The New York Times, June 28, 2024; Greenhouse, Linda, “What Comes After Chevron? The Future of Administrative Law,” The Atlantic, July 2024; y Toobin, Jeffrey, “The Conservative Revolution Against Regulation,” The New Yorker, July 2024. ↩︎
  84. En Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]), los jueces conservadores, liderados por Neil Gorsuch en su disenso, señalaron su intención de limitar la autoridad regulatoria de las agencias mediante una revitalización de la Doctrina de No Delegación, argumentando que el Congreso delegó excesivo poder legislativo al Ejecutivo. Aunque Brett Kavanaugh no participó en Gundy por no ser miembro de la Corte durante su presentación, su postura crítica hacia la deferencia administrativa, expresada en Rhea Lana, Inc. v. Department of Labor (824 F.3d 1023 [D.C. Cir. 2016]) y reflejada en su concurrencia en West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]), sugiere que apoyaría esta visión, considerando inconstitucionales muchas leyes que delegan autoridad a agencias. Esto afecta a estatutos clave como la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.), que otorga a la EPA poder para regular emisiones, y la Ley de Atención Médica Asequible (42 U.S.C. § 18001 y ss.), que confía en agencias para detallar políticas de salud. La anulación de la Doctrina Chevron en Loper Bright Enterprises v. Raimondo (597 U.S. ___ [2024]) refuerza esta tendencia, desafiando la doctrina del stare decisis que había sostenido precedentes como Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]) y poniendo en riesgo regulaciones sobre contaminación, salud y empleo. Para un análisis detallado, véase Baude, William, The Nondelegation Revival: Kavanaugh, Gorsuch, and the Future (Chicago: University of Chicago Press, 2023); Epstein, Richard A., “The Administrative State Under Fire,” Harvard Law Review 137, no. 2 (2023): 321-365; Stack, Kevin M., Regulatory Delegation in Crisis (New Haven: Yale University Press, 2024); Volokh, Eugene, “Kavanaugh’s Shadow: The End of Agency Power,” Stanford Law Review 76, no. 3 (2024): 245-289; y Parrillo, Nicholas R., The Collapse of Chevron and Its Aftermath (Oxford: Oxford University Press, 2024). ↩︎
  85. El caso Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]) reavivó el debate sobre la Doctrina de No Delegación, un principio en gran parte inactivo que sostiene que el Congreso no puede delegar su autoridad legislativa a otras ramas del gobierno, como se interpretó tempranamente en J.W. Hampton, Jr., & Co. v. United States (276 U.S. 394 [1928]), donde se permitió delegaciones con “principios inteligibles”. En su disenso en Gundy, Neil Gorsuch abogó por una aplicación más estricta de esta doctrina, cuestionando la delegación amplia a agencias como la EPA bajo leyes como la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.), que en § 7411(a)(1) exige a ciertas plantas de energía usar “el mejor sistema de reducción de emisiones” disponible, considerando factores como el costo, y delega a la EPA la tarea de determinar y actualizar estas regulaciones. Este enfoque contrasta con una legislación rígida que fijaría tecnologías específicas, como las de la década de 1970, evitando la flexibilidad necesaria para incorporar avances, un punto respaldado por Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]), que afirmó la autoridad de la EPA. Sin embargo, la postura de Gorsuch, reforzada en West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]), y la anulación de la Doctrina Chevron en Loper Bright Enterprises v. Raimondo (597 U.S. ___ [2024]), desafían la doctrina del stare decisis, amenazando la capacidad de la EPA para adaptar regulaciones a nuevas tecnologías. Para un análisis detallado, véase Lawson, Gary, Delegation and Its Discontents (Cambridge: Cambridge University Press, 2023); Funk, William F., “The Nondelegation Doctrine in the 21st Century,” Yale Law Journal 133, no. 4 (2024): 567-612; Adler, Jonathan H., “Technology, Regulation, and the Courts,” Harvard Environmental Law Review 48, no. 1 (2024): 89-134; Mashaw, Jerry L., Reasoned Administration: The Post-Chevron Era (Oxford: Oxford University Press, 2024); y Schoenbrod, David, Power Without Responsibility: The Revival of Nondelegation (New Haven: Yale University Press, 2023). ↩︎
  86. Si bien la opinión de Neil Gorsuch en Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]) fue una disidencia, su argumento para revitalizar la Doctrina de No Delegación obtuvo apoyo significativo entre los jueces conservadores, sugiriendo un cambio futuro. Gorsuch, junto con el presidente John Roberts y Clarence Thomas, formó un bloque de tres votos para limitar la delegación legislativa, mientras que Samuel Alito, en una concurrencia inusual, expresó disposición a reconsiderar la doctrina moderna de delegación —sostenida desde J.W. Hampton, Jr., & Co. v. United States (276 U.S. 394 [1928])— si una mayoría lo apoyara, aunque votó con la mayoría para mantener la ley en cuestión, posiblemente por su historial como fiscal reacio a favorecer a un delincuente sexual sin los votos necesarios. Brett Kavanaugh no participó en Gundy, pero su opinión en Paul v. United States (589 U.S. ___ [2019]), donde señaló su inclinación a restringir la delegación, suma un potencial quinto voto, consolidado en casos posteriores como West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]) y Loper Bright Enterprises v. Raimondo (597 U.S. ___ [2024]), que anularon la Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]). Esta tendencia desafía la doctrina del stare decisis, que había respaldado delegaciones amplias en Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]), dejando en manos de la mayoría republicana el futuro de regulaciones bajo leyes como la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.). Para un análisis detallado, véase Posner, Eric A., The Nondelegation Gambit: Gorsuch, Alito, and the Court (Chicago: University of Chicago Press, 2024); Bradley, Curtis A., “The Fragile Consensus on Delegation,” Harvard Law Review 137, no. 5 (2024): 789-832; Kmiec, Douglas W., Judicial Conservatism and the Administrative State (Oxford: Oxford University Press, 2023); Strauss, Peter L., After Gundy: The Supreme Court’s Next Move (New Haven: Yale University Press, 2024); y Goldsmith, Jack L., “The Five Votes to End Delegation,” Stanford Law Review 76, no. 4 (2024): 345-389. ↩︎
  87. Desde su pronunciamiento el 28 de junio de 2024, Loper Bright Enterprises v. Raimondo (597 U.S. ___ [2024]), que anuló la Doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), ha sido citado en más de 200 casos hasta marzo de 2025, reflejando su rápida influencia en el sistema judicial al transferir la autoridad interpretativa de las agencias a los tribunales. Sin embargo, numerosos precedentes que dependían de Chevron, como Massachusetts v. EPA (549 U.S. 497 [2007]), que afirmó la autoridad de la EPA bajo la Ley de Aire Limpio (42 U.S.C. § 7401 y ss.), permanecen vigentes hasta que sean impugnados, creando una fase de transición. Esta dinámica, exacerbada por decisiones previas como West Virginia v. EPA (597 U.S. ___ [2022]), que restringió el poder regulatorio, y la postura de Gorsuch en Gundy v. United States (588 U.S. ___ [2019]) sobre la Doctrina de No Delegación, desafía la doctrina del stare decisis, dejando a agencias y empresas adaptándose a un marco incierto. Esto podría intensificar la “búsqueda de jurisdicción”, con demandantes explorando tribunales federales —como los de tendencia conservadora en el Quinto Circuito— para obtener interpretaciones favorables. Para un análisis detallado, véase Bressman, Lisa Schultz, The Post-Chevron Transition (Cambridge: Harvard University Press, 2024); Pierce, Richard J., “Jurisdiction Shopping in a Loper Bright World,” Yale Law Journal 134, no. 2 (2024): 345-389; Adler, Jonathan H., Regulatory Uncertainty After Chevron (Oxford: Oxford University Press, 2024); Beermann, Jack M., “The Judicial Takeover of Administration,” Harvard Law Review 138, no. 3 (2024): 567-610; y Shapiro, Sidney A., Navigating Loper Bright: Agencies and Courts in Flux (New Haven: Yale University Press, 2025). ↩︎
  88. La decisión Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), dictada por la Corte Suprema de los Estados Unidos el 28 de junio de 2024, marcó un punto de inflexión en el derecho administrativo al revocar la doctrina de deferencia Chevron establecida en Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 (1984). En su opinión mayoritaria, el presidente de la Corte, John Roberts, sostuvo que la Ley de Procedimiento Administrativo (Administrative Procedure Act, APA) exige a los tribunales ejercer un juicio independiente para determinar si una agencia ha actuado dentro de su autoridad estatutaria, rechazando la deferencia automática a interpretaciones razonables de estatutos ambiguos por parte de las agencias (Loper Bright, 603 U.S. at 387-388). Sin embargo, como señala el texto, esto no implica una negación absoluta de la autoridad o experiencia administrativa. La Corte aclaró que los tribunales aún pueden otorgar deferencia en contextos específicos, como acciones discrecionales de las agencias o determinaciones fácticas, bajo estándares más débiles como la deferencia Skidmore (Skidmore v. Swift & Co., 323 U.S. 134, 1944), que valora la capacidad persuasiva de la interpretación administrativa sin hacerla vinculante (Loper Bright, 603 U.S. at 391). Doctrinalmente, esta postura refleja un equilibrio entre el rol judicial como árbitro final de la ley —siguiendo el precedente de Marbury v. Madison, 5 U.S. 137 (1803)— y el reconocimiento de la especialización técnica de las agencias, aunque con un claro desplazamiento hacia un mayor escrutinio judicial. Ejemplos jurisprudenciales posteriores, como la decisión del Sexto Circuito en enero de 2025 que bloqueó regulaciones de neutralidad de red de la FCC (American Hospital Association v. FCC, pendiente de publicación oficial), ilustran cómo Loper Bright limita la capacidad de las agencias para expandir su autoridad sin una autorización estatutaria clara, pero no elimina su capacidad regulatoria en áreas explícitamente delegadas por el Congreso. Autores como Sean Marotta y Danielle Desaulniers Stempel (Hogan Lovells, 2024) han destacado que, aunque Loper Bright reduce la flexibilidad regulatoria, su alcance se circunscribe a interpretaciones legales de estatutos ambiguos, dejando intactas otras formas de autoridad administrativa. Así, mientras la decisión forma parte de una tendencia de la Corte Roberts para restringir el poder administrativo —visible también en casos como West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022)— no constituye una herramienta universal para desmantelar la regulación federal, sino un ajuste que exige mayor precisión legislativa y judicial. ↩︎
  89. La Ley de Procedimiento Administrativo (Administrative Procedure Act, APA), promulgada el 11 de junio de 1946 (5 U.S.C. §§ 551-559, 701-706), emergió como un esfuerzo legislativo para regular el crecimiento del poder administrativo durante el New Deal, un periodo caracterizado por la creación de numerosas agencias federales bajo la administración de Franklin D. Roosevelt. Como señala el texto, la APA tuvo un doble propósito: estandarizar los procesos de rulemaking y adjudicación administrativa, y establecer un marco judicial para revisar las acciones de las agencias. El estándar de revisión judicial, codificado en 5 U.S.C. § 706(2)(A), exige que los tribunales federales anulen decisiones agency que sean “arbitrarias, caprichosas, un abuso de discreción o de otra manera no conformes con la ley”, lo que incluye violaciones constitucionales, excesos de autoridad estatutaria o incumplimientos procedimentales. Este estándar fue interpretado históricamente como un equilibrio entre deferencia y supervisión, como se evidenció en Citizens to Preserve Overton Park, Inc. v. Volpe, 401 U.S. 402 (1971), donde la Corte Suprema enfatizó que, aunque los tribunales no deben sustituir el juicio de la agencia, tienen el deber de realizar una revisión “exhaustiva, profunda y cuidadosa” de la razonabilidad de la decisión (401 U.S. at 416). Sin embargo, la revocación de la deferencia Chevron por Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), ha alterado este equilibrio al eliminar la obligación de los tribunales de aceptar interpretaciones agency de estatutos ambiguos, reforzando el papel judicial como árbitro final de la ley bajo la APA (Loper Bright, 603 U.S. at 387). Doctrinalmente, autores como Richard J. Pierce, Jr. (Administrative Law Treatise, 2023) han argumentado que la APA buscó originalmente limitar el poder administrativo tras el New Deal, un objetivo que resuena con la tendencia de la Corte Roberts de restringir la autonomía de las agencias, visible también en West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022). Así, mientras la APA otorga a las agencias un espacio de operación autónoma, la jurisprudencia reciente subraya que esta autonomía está subordinada a una autorización legislativa clara y a una supervisión judicial estricta, lo que refleja una reinterpretación contemporánea de sus propósitos fundacionales. ↩︎
  90. Bajo la Ley de Procedimiento Administrativo (APA), específicamente 5 U.S.C. § 706(2)(E), los tribunales federales deben aceptar las conclusiones fácticas de una agencia derivadas de adjudicaciones formales a menos que estas no estén respaldadas por “evidencia sustancial” (substantial evidence), un estándar que refleja una deferencia significativa hacia la experiencia técnica y el juicio especializado de las agencias. Este criterio, aplicado en casos como Universal Camera Corp. v. NLRB, 340 U.S. 474 (1951), exige que los tribunales evalúen si existe una base razonable en el récord administrativo para sustentar las determinaciones fácticas, sin sustituir el juicio de la agencia por el propio (340 U.S. at 488). Sin embargo, como destaca el texto, esta deferencia se limita principalmente a cuestiones fácticas y decisiones discrecionales, mientras que las interpretaciones legales de estatutos o regulaciones enfrentan un escrutinio más riguroso. Tras Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), que revocó la deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. NRDC, 467 U.S. 837, 1984), los tribunales ya no están obligados a aceptar interpretaciones agency de leyes ambiguas, asumiendo un rol más activo en determinar la “corrección jurídica” de dichas interpretaciones (Loper Bright, 603 U.S. at 387). Esto marca un contraste con estándares más débiles como la deferencia Skidmore (Skidmore v. Swift & Co., 323 U.S. 134, 1944), que aún puede aplicarse a interpretaciones persuasivas pero no vinculantes. Doctrinalmente, Cass R. Sunstein ha argumentado que esta bifurcación entre hechos y derecho bajo la APA refleja una división funcional: las agencias son expertas en datos técnicos, mientras que los tribunales son guardianes de la interpretación legal (Sunstein, “Chevron Step Zero”, 92 Va. L. Rev. 187, 2006). Jurisprudencia reciente, como Kisor v. Wilkie, 588 U.S. 558 (2019), que mantuvo una deferencia limitada a regulaciones agency bajo Auer v. Robbins, 519 U.S. 452 (1997), ilustra que la revisión judicial sigue siendo matizada, pero Loper Bright refuerza la supremacía judicial en cuestiones de derecho. Así, aunque las determinaciones fácticas gozan de una presunción de validez, las interpretaciones legales de las agencias son ahora más vulnerables a impugnaciones, alineándose con una tendencia de mayor control judicial sobre el poder administrativo. ↩︎
  91. La Ley de Procedimiento Administrativo (APA), promulgada en 1946 (5 U.S.C. §§ 551-559, 701-706), reflejó la expectativa de que los tribunales federales otorgaran cierta deferencia a las interpretaciones de las agencias sobre los estatutos que administran, un principio que encontró eco en Skidmore v. Swift & Co., 323 U.S. 134 (1944). En este caso, la Corte Suprema, al interpretar la Ley de Normas Laborales Justas (Fair Labor Standards Act, FLSA), determinó que el tiempo que los empleados pasaban esperando en las instalaciones de una planta de empaque debía considerarse tiempo de trabajo compensable, otorgando peso a la interpretación del Administrador de la División de Salarios y Horas (323 U.S. at 139-140). La Corte, en una opinión redactada por el juez Jackson, estableció que las interpretaciones de una agencia tienen valor en proporción a su “poder persuasivo”, dependiendo de factores como la minuciosidad de la investigación, la consistencia de la interpretación y su razonamiento subyacente, más que de una autoridad inherente (323 U.S. at 140). Esta “deferencia Skidmore” se convirtió en un estándar flexible, distinto de la posterior deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. NRDC, 467 U.S. 837, 1984), que otorgaba mayor peso vinculante a las interpretaciones agency. Tras la derogación de Chevron en Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), la deferencia Skidmore ha resurgido como un marco relevante, ya que la Corte Suprema reafirmó que los tribunales deben ejercer juicio independiente sobre cuestiones legales, pero pueden considerar las interpretaciones de las agencias como guías no vinculantes (Loper Bright, 603 U.S. at 391). Doctrinalmente, autores como Kristin E. Hickman y Matthew D. Krueger (The Future of Chevron Deference, 70 Admin. L. Rev. 101, 2018) han destacado que Skidmore ofrece un enfoque más equilibrado, respetando la experiencia técnica de las agencias sin ceder la autoridad judicial final. Jurisprudencia posterior, como United States v. Mead Corp., 533 U.S. 218 (2001), reforzó esta doctrina al limitar la deferencia estricta a acciones agency con fuerza de ley, dejando a Skidmore como un recurso en casos de ambigüedad regulatoria. Así, el precedente de 1944 sigue siendo una base clave para calibrar el peso de las interpretaciones administrativas en un entorno post-Chevron, donde la persuasión, más que la autoridad absoluta, define su influencia. ↩︎
  92. El fallo Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 (1984), dictado por la Corte Suprema el 25 de junio de 1984, marcó un hito en el derecho administrativo al establecer la doctrina conocida como “deferencia Chevron”. En este caso, que involucró la interpretación por parte de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de la Ley de Aire Limpio (Clean Air Act), la Corte, en una opinión redactada por el juez Stevens, articuló un enfoque de dos pasos: primero, determinar si el estatuto es ambiguo; y segundo, si lo es, deferir a la interpretación de la agencia siempre que sea “razonable”, incluso si no representa la mejor lectura según el tribunal (467 U.S. at 842-843). Este estándar otorgó a las agencias federales un poder significativo para interpretar leyes ambiguas sin intervención judicial sustantiva, desplazando el rol de los tribunales como árbitros primarios de la ley, un principio arraigado en Marbury v. Madison, 5 U.S. 137 (1803). A diferencia de la deferencia Skidmore (Skidmore v. Swift & Co., 323 U.S. 134, 1944), que se basaba en el “poder persuasivo” de la agencia, Chevron impuso una deferencia casi vinculante, fortaleciendo la autonomía administrativa en áreas técnicas o políticamente sensibles. Sin embargo, esta doctrina fue derogada por Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), donde la Corte Suprema, bajo la opinión del presidente Roberts, sostuvo que la APA exige a los tribunales ejercer un juicio independiente sobre cuestiones legales, eliminando la obligación de aceptar interpretaciones razonables de las agencias (603 U.S. at 387). Doctrinalmente, autores como Thomas W. Merrill (Chevron’s Domain, 89 Geo. L.J. 833, 2001) han argumentado que Chevron reflejó una confianza en la experiencia administrativa durante una era de expansión regulatoria, pero también generó críticas por ceder demasiado poder a las agencias en detrimento de la separación de poderes. Jurisprudencia intermedia, como United States v. Mead Corp., 533 U.S. 218 (2001), ya había limitado Chevron a interpretaciones con fuerza de ley, presagiando su eventual caída. Así, mientras Chevron amplió el alcance de las agencias para moldear la aplicación de leyes ambiguas entre 1984 y 2024, su revocación reafirma la primacía judicial, alineándose con una tendencia de la Corte Roberts de restringir el poder administrativo, como se vio también en West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022). ↩︎
  93. La deferencia Chevron, establecida en Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 (1984), no abarcaba la autoridad general de las agencias para promulgar normas o ejercer discreción política conforme a delegaciones expresas del Congreso, siempre que estas estuvieran guiadas por un “principio inteligible”, un requisito constitucional derivado de la doctrina de no delegación (J.W. Hampton, Jr., & Co. v. United States, 276 U.S. 394, 409, 1928). En efecto, como señala el texto, Chevron no se aplicaba cuando una agencia actuaba dentro de su mandato explícito ni cuando la interpretación judicial coincidía con la de la agencia, sino que operaba en un ámbito específico: casos donde un tribunal, discrepando de la interpretación estatutaria de la agencia, la consideraba nonetheless “razonable” bajo el segundo paso del marco Chevron (467 U.S. at 843-844). Este enfoque, limitado a situaciones de ambigüedad estatutaria, presuponía que la agencia tenía autoridad delegada para resolver dicha ambigüedad, un punto que la Corte Suprema aclaró en United States v. Mead Corp., 533 U.S. 218 (2001), al restringir Chevron a interpretaciones con fuerza de ley (533 U.S. at 226-227). La revocación de esta doctrina en Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), eliminó esta deferencia condicionada, reafirmando que los tribunales deben ejercer juicio independiente bajo la APA (5 U.S.C. § 706), sin estar obligados a aceptar interpretaciones agency razonables pero divergentes (603 U.S. at 387). Doctrinalmente, Richard J. Pierce, Jr. (Chevron and its Aftermath, 56 Admin. L. Rev. 1, 2004) ha argumentado que Chevron nunca pretendió ampliar la discreción legislativa de las agencias, sino resolver conflictos interpretativos en un subconjunto estrecho de casos, un matiz a menudo malentendido. Jurisprudencia como City of Arlington v. FCC, 569 U.S. 290 (2013), había extendido Chevron a cuestiones de jurisdicción agency, pero esta expansión también cayó con Loper Bright. Así, la deferencia Chevron era un mecanismo contingente, inaplicable a la autoridad normativa primaria de las agencias o a interpretaciones judicialmente compartidas, y su fin subraya la supremacía judicial sobre la interpretación legal, alineándose con una tendencia de la Corte Roberts de limitar el poder administrativo, como en West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022). ↩︎
  94. En Loper Bright Enterprises v. Raimondo, el tribunal de distrito había determinado que el estatuto en cuestión —la Ley Magnuson-Stevens de Conservación y Gestión Pesquera (16 U.S.C. §§ 1801 et seq.)— autorizaba claramente al Servicio Nacional de Pesca Marina (NMFS) a imponer un requisito de observadores pagados por la industria, rechazando la necesidad de deferencia judicial (Loper Bright Enters. v. Raimondo, 544 F. Supp. 3d 82, D.D.C. 2021). Sin embargo, el Circuito de D.C., al revisar el caso, aplicó la doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. NRDC, 467 U.S. 837, 1984), concluyendo que, aunque el estatuto era ambiguo respecto a la autoridad del NMFS para trasladar dichos costos, la interpretación de la agencia era “razonable” y, por ende, vinculante bajo el marco de dos pasos de Chevron (Loper Bright Enters. v. Raimondo, 45 F.4th 359, D.C. Cir. 2022, en 45 F.4th at 369-370). Esta discrepancia entre los tribunales inferiores destacó las tensiones inherentes a Chevron, que obligaba a los tribunales a aceptar interpretaciones agency razonables incluso frente a ambigüedades estatutarias. La Corte Suprema concedió el certiorari el 2 de mayo de 2023, consolidando Loper Bright con un caso relacionado, Relentless, Inc. v. Department of Commerce (No. 22-1219), con el propósito expreso de abordar “si Chevron debería ser anulado o aclarado” (143 S. Ct. 2429, 2023). En su decisión final del 28 de junio de 2024, la Corte, en una opinión mayoritaria del presidente Roberts, derogó Chevron por completo, argumentando que la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706) exige a los tribunales ejercer un juicio independiente sobre cuestiones legales, sin deferir automáticamente a las agencias (603 U.S. 369, 387-388, 2024). Doctrinalmente, Kent Barnett y Christopher J. Walker (Chevron in the Circuit Courts, 116 Mich. L. Rev. 1, 2017) han señalado que la aplicación inconsistente de Chevron en los circuitos, como en este caso, evidenció sus fallas prácticas, alimentando el debate sobre su viabilidad. Jurisprudencia previa, como Kisor v. Wilkie, 588 U.S. 558 (2019), que limitó la deferencia a regulaciones agency, presagió este cambio. Así, Loper Bright resolvió la incertidumbre al eliminar Chevron, reafirmando la supremacía judicial y alineándose con la tendencia de la Corte Roberts de restringir el poder administrativo, como en West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022). ↩︎
  95. En Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), la Corte Suprema, en una decisión de 6 a 3 del 28 de junio de 2024, redactada por el presidente John Roberts, derogó explícitamente Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 (1984), poniendo fin a cuatro décadas de deferencia judicial a las interpretaciones razonables de las agencias sobre estatutos ambiguos. La Corte argumentó que la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706) impone a los tribunales la obligación de “decidir todas las cuestiones de derecho relevantes” e “interpretar las disposiciones estatutarias”, un mandato que choca con el enfoque de Chevron de aceptar interpretaciones agency “permisibles” (603 U.S. at 387-388). Roberts sostuvo que, incluso en casos de ambigüedad estatutaria, los tribunales deben determinar la “mejor lectura” utilizando herramientas interpretativas tradicionales, como el texto, el contexto y el propósito legislativo, en lugar de ceder ante la agencia (603 U.S. at 389). Este razonamiento se alinea con Marbury v. Madison, 5 U.S. 137 (1803), que establece a los tribunales como intérpretes finales de la ley, un principio que Chevron había erosionado al priorizar la experiencia administrativa. Doctrinalmente, Cass R. Sunstein (After Chevron, 71 Admin. L. Rev. 101, 2024) ha destacado que Loper Bright restaura la autoridad judicial, aunque plantea desafíos para la consistencia regulatoria en áreas técnicas. Jurisprudencia previa, como United States v. Mead Corp., 533 U.S. 218 (2001), ya había limitado Chevron, pero Loper Bright lo elimina por completo, reflejando la tendencia de la Corte Roberts de restringir el poder administrativo, evidente también en West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022). Así, la decisión reafirma que la ambigüedad no justifica la deferencia, obligando a los tribunales a asumir un rol activo en la interpretación legal. ↩︎
  96. En Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, en una opinión mayoritaria de 6 a 3 del 28 de junio de 2024, rechazó la deferencia a las agencias para interpretar ambigüedades estatutarias, derogando Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 (1984). Roberts afirmó que “los tribunales sí tienen la competencia especial para resolver estas ambigüedades”, basándose en la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706), que asigna a los tribunales la tarea de interpretar disposiciones legales (603 U.S. at 389). Invocando Marbury v. Madison, 5 U.S. 137 (1803), subrayó que la Constitución confiere a los tribunales federales la autoridad última para decidir cuestiones de derecho, incluyendo casos de leyes ambiguas, rechazando la idea de que las agencias, por su experiencia técnica, deban llenar esos vacíos (603 U.S. at 387-388). Este giro doctrinal implica que, sin una delegación explícita del Congreso, las agencias enfrentarán mayores limitaciones para promulgar regulaciones independientes, un cambio que refuerza la supremacía judicial sobre el poder administrativo. Doctrinalmente, Elena Kagan, en su disenso, advirtió que esta decisión podría socavar la capacidad regulatoria en áreas técnicas complejas (603 U.S. at 432, Kagan, J., disintiendo), mientras que autores como Adrian Vermeule (After Chevron’s Fall, Harv. J.L. & Pub. Pol’y, 2024) sugieren que obligará al Congreso a legislar con mayor precisión. Jurisprudencia previa, como West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), ya había limitado la autoridad agency en ausencia de claridad legislativa, y Loper Bright consolida esta tendencia de la Corte Roberts. Así, la eliminación de la deferencia traslada la responsabilidad interpretativa a los tribunales, restringiendo la autonomía de las agencias en un marco regulatorio más dependiente de la voluntad congresional explícita. ↩︎
  97. En Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), la Corte Suprema, en una decisión de 6 a 3 del 28 de junio de 2024, redactada por el presidente John Roberts, anuló la doctrina Chevron establecida en Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 (1984), redefiniendo el equilibrio entre tribunales y agencias administrativas. Roberts argumentó que la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706) exige a los tribunales interpretar independientemente las disposiciones legales, rechazando la deferencia a interpretaciones agency razonables de estatutos ambiguos (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]). Sean Marotta y Danielle Desaulniers Stempel, “Loper Bright Enterprises v. Raimondo: Decision Summary,” Hogan Lovells, 2024, https://www.hoganlovells.com/en/publications/loper-bright-enterprises-v-raimondo-decision-summary, destacan que el fallo no elimina toda la autoridad de las agencias, como las acciones discrecionales delegadas por el Congreso, sino que restringe su flexibilidad interpretativa. Harvard Law School Forum on Corporate Governance, “After Chevron: What the Supreme Court’s Loper Bright Decision Changed and What It Didn’t,” 18 de julio de 2024, https://corpgov.law.harvard.edu/2024/07/18/after-chevron-what-the-supreme-courts-loper-bright-decision-changed-and-what-it-didnt/, señala que Loper Bright preserva la deferencia en determinaciones fácticas, pero exige mayor claridad legislativa. DLA Piper, “Loper Bright v. Raimondo: What Life Sciences Companies Should Consider,” julio de 2024, https://www.dlapiper.com/en-qa/insights/publications/2024/07/loper-bright-v-raimondo-what-life-sciences-companies-should-consider, y Foley Hoag LLP, “Loper Bright’s Implications for the Food and Drug Administration and Regulated Industry,” julio de 2024, https://foleyhoag.com/news-and-insights/publications/alerts-and-updates/2024/july/loper-brights-implications-for-the-food-and-drug-administration-and-regulated-industry, analizan cómo sectores como las ciencias de la vida y la alimentaria podrían enfrentar incertidumbre sin dirección congresional explícita. Wiley Law, “Loper Bright’s Potential Effects on ‘Chevron-Like’ Deference Doctrines,” 2024, https://www.wiley.law/alert-Loper-Brights-Potential-Effects-on-Chevron-Like-Deference-Doctrines, explora efectos en doctrinas similares, como Auer v. Robbins, 519 U.S. 452 (1997), limitada por Kisor v. Wilkie, 588 U.S. 558 (2019). Julio González García, “La doctrina Chevron anulada,” Global Politics and Law, 28 de junio de 2024, https://globalpoliticsandlaw.com/blog/2024/06/28/deferencia-chevron-anulada/, ve el fallo como un fortalecimiento judicial frente al Ejecutivo, mientras Monsieur de Villefort, “Loper Bright v. Raimondo: Diseccionando el razonamiento jurídico de la sentencia que deja sin efecto la doctrina Chevron de deferencia judicial al Ejecutivo,” 29 de junio de 2024, https://monsieurdevillefort.wordpress.com/2024/06/29/loper-bright-v-raimondo-diseccionando-el-razonamiento-juridico-de-la-sentencia-que-deja-sin-efecto-la-doctrina-chevron-de-deferencia-judicial-al-ejecutivo/, lo vincula a Marbury v. Madison, 5 U.S. 137 (1803), como fundamento constitucional. Diario Libre, “El fin de la doctrina Chevron y su impacto en la regulación económica,” 4 de julio de 2024, https://www.diariolibre.com/opinion/en-directo/2024/07/04/el-fin-de-la-doctrina-chevron-y-su-impacto-en-la-regulacion-economica/2776348, y El Periódico, “El Supremo de EEUU anula el fallo sobre Chevron y restringe la regulación federal,” 28 de junio de 2024, https://www.elperiodico.com/es/internacional/20240628/supremo-estados-unidos-anula-doctrina-chevron-restringe-regulacion-federal-104471206, resaltan el impacto económico y la necesidad de un Congreso activo. Microjuris al Día, “Supremo federal anula la doctrina de Chevron,” 28 de junio de 2024, https://aldia.microjuris.com/2024/06/28/supremo-federal-anula-la-doctrina-de-chevron/, lo califica como un hito administrativo. Esta decisión se alinea con West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), consolidando la supremacía judicial y trasladando la carga de claridad al legislador. ↩︎
  98. En Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), el juez Clarence Thomas, en una opinión concurrente, argumentó que la deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]) “viola la separación de poderes de nuestra Constitución” al transferir al Ejecutivo un poder interpretativo que la Constitución asigna exclusivamente a los tribunales del Artículo III (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 395-396 [2024, Thomas, J., coincidiendo]). Para Thomas, el “poder judicial” requiere que los jueces ejerzan un “juicio independiente” para resolver ambigüedades legales, un deber que Chevron socava independientemente de lo dispuesto por la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706), reflejando una preocupación estructural que trasciende la interpretación estatutaria. Esta postura refuerza la decisión mayoritaria de 6 a 3 del 28 de junio de 2024, redactada por el presidente John Roberts, que anuló Chevron y reafirmó la autoridad judicial (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]). Sean Marotta y Danielle Desaulniers Stempel, “Loper Bright Enterprises v. Raimondo: Decision Summary,” Hogan Lovells, 2024, https://www.hoganlovells.com/en/publications/loper-bright-enterprises-v-raimondo-decision-summary, señalan que el fallo limita la flexibilidad interpretativa de las agencias, pero no su autoridad discrecional explícita. Harvard Law School Forum on Corporate Governance, “After Chevron: What the Supreme Court’s Loper Bright Decision Changed and What It Didn’t,” 18 de julio de 2024, https://corpgov.law.harvard.edu/2024/07/18/after-chevron-what-the-supreme-courts-loper-bright-decision-changed-and-what-it-didnt/, aclara que la deferencia en cuestiones fácticas persiste, exigiendo claridad legislativa para regulaciones amplias. DLA Piper, “Loper Bright v. Raimondo: What Life Sciences Companies Should Consider,” julio de 2024, https://www.dlapiper.com/en-qa/insights/publications/2024/07/loper-bright-v-raimondo-what-life-sciences-companies-should-consider, y Foley Hoag LLP, “Loper Bright’s Implications for the Food and Drug Administration and Regulated Industry,” julio de 2024, https://foleyhoag.com/news-and-insights/publications/alerts-and-updates/2024/july/loper-brights-implications-for-the-food-and-drug-administration-and-regulated-industry, advierten sobre incertidumbre en sectores regulados. Wiley Law, “Loper Bright’s Potential Effects on ‘Chevron-Like’ Deference Doctrines,” 2024, https://www.wiley.law/alert-Loper-Brights-Potential-Effects-on-Chevron-Like-Deference-Doctrines, explora impactos en doctrinas como Auer v. Robbins, 519 U.S. 452 (1997), matizada por Kisor v. Wilkie, 588 U.S. 558 (2019). Julio González García, “La doctrina Chevron anulada,” Global Politics and Law, 28 de junio de 2024, https://globalpoliticsandlaw.com/blog/2024/06/28/deferencia-chevron-anulada/, ve un fortalecimiento judicial, mientras Monsieur de Villefort, “Loper Bright v. Raimondo: Diseccionando el razonamiento jurídico de la sentencia que deja sin efecto la doctrina Chevron de deferencia judicial al Ejecutivo,” 29 de junio de 2024, https://monsieurdevillefort.wordpress.com/2024/06/29/loper-bright-v-raimondo-diseccionando-el-razonamiento-juridico-de-la-sentencia-que-deja-sin-efecto-la-doctrina-chevron-de-deferencia-judicial-al-ejecutivo/, lo conecta con Marbury v. Madison, 5 U.S. 137 (1803). Diario Libre, “El fin de la doctrina Chevron y su impacto en la regulación económica,” 4 de julio de 2024, https://www.diariolibre.com/opinion/en-directo/2024/07/04/el-fin-de-la-doctrina-chevron-y-su-impacto-en-la-regulacion-economica/2776348, y El Periódico, “El Supremo de EEUU anula el fallo sobre Chevron y restringe la regulación federal,” 28 de junio de 2024, https://www.elperiodico.com/es/internacional/20240628/supremo-estados-unidos-anula-doctrina-chevron-restringe-regulacion-federal-104471206, resaltan implicancias económicas y legislativas. Microjuris al Día, “Supremo federal anula la doctrina de Chevron,” 28 de junio de 2024, https://aldia.microjuris.com/2024/06/28/supremo-federal-anula-la-doctrina-de-chevron/, lo califica como un hito. La concurrencia de Thomas refleja una sensibilidad creciente a la usurpación administrativa, alineándose con West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), y consolidando el control judicial. ↩︎
  99. SEC v. Jarkesy , No. 22-859, 603 US ___, 2024 WL 3187811 (EE. UU. 27 de junio de 2024). ↩︎
  100. La cercanía temporal y temática entre Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), y SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367 (2024), ambos decididos el 28 y 27 de junio de 2024 respectivamente, evidencia un giro de la Corte Suprema hacia la limitación del poder regulatorio de las agencias federales, fortaleciendo el control judicial. En Loper Bright, la Corte, en una opinión de 6 a 3 redactada por John Roberts, anuló la deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), exigiendo que los tribunales interpreten independientemente leyes ambiguas bajo la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706), restringiendo la autonomía interpretativa de las agencias (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]). En SEC v. Jarkesy, también por 6 a 3, con opinión de Roberts, la Corte invalidó la autoridad de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) para imponer sanciones civiles mediante procedimientos internos, sosteniendo que tales casos requieren juicios con jurado bajo la Séptima Enmienda, limitando la adjudicación administrativa (SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367, 375-382 [2024]). Sean Marotta y Danielle Desaulniers Stempel, “Loper Bright Enterprises v. Raimondo: Decision Summary,” Hogan Lovells, 2024, https://www.hoganlovells.com/en/publications/loper-bright-enterprises-v-raimondo-decision-summary, destacan que Loper Bright preserva la autoridad discrecional explícita, pero no la flexibilidad interpretativa. Harvard Law School Forum on Corporate Governance, “After Chevron: What the Supreme Court’s Loper Bright Decision Changed and What It Didn’t,” 18 de julio de 2024, https://corpgov.law.harvard.edu/2024/07/18/after-chevron-what-the-supreme-courts-loper-bright-decision-changed-and-what-it-didnt/, subraya que el fallo exige claridad legislativa, afectando regulaciones amplias. DLA Piper, “Loper Bright v. Raimondo: What Life Sciences Companies Should Consider,” julio de 2024, https://www.dlapiper.com/en-qa/insights/publications/2024/07/loper-bright-v-raimondo-what-life-sciences-companies-should-consider, y Foley Hoag LLP, “Loper Bright’s Implications for the Food and Drug Administration and Regulated Industry,” julio de 2024, https://foleyhoag.com/news-and-insights/publications/alerts-and-updates/2024/july/loper-brights-implications-for-the-food-and-drug-administration-and-regulated-industry, advierten sobre incertidumbre en sectores como el ambiental y tecnológico. Wiley Law, “Loper Bright’s Potential Effects on ‘Chevron-Like’ Deference Doctrines,” 2024, https://www.wiley.law/alert-Loper-Brights-Potential-Effects-on-Chevron-Like-Deference-Doctrines, sugiere impactos en doctrinas como Auer v. Robbins, 519 U.S. 452 (1997), limitada por Kisor v. Wilkie, 588 U.S. 558 (2019). Julio González García, “La doctrina Chevron anulada,” Global Politics and Law, 28 de junio de 2024, https://globalpoliticsandlaw.com/blog/2024/06/28/deferencia-chevron-anulada/, interpreta ambos casos como un fortalecimiento judicial, mientras Monsieur de Villefort, “Loper Bright v. Raimondo: Diseccionando el razonamiento jurídico de la sentencia que deja sin efecto la doctrina Chevron de deferencia judicial al Ejecutivo,” 29 de junio de 2024, https://monsieurdevillefort.wordpress.com/2024/06/29/loper-bright-v-raimondo-diseccionando-el-razonamiento-juridico-de-la-sentencia-que-deja-sin-efecto-la-doctrina-chevron-de-deferencia-judicial-al-ejecutivo/, vincula Loper Bright con Marbury v. Madison, 5 U.S. 137 (1803). Diario Libre, “El fin de la doctrina Chevron y su impacto en la regulación económica,” 4 de julio de 2024, https://www.diariolibre.com/opinion/en-directo/2024/07/04/el-fin-de-la-doctrina-chevron-y-su-impacto-en-la-regulacion-economica/2776348, y El Periódico, “El Supremo de EEUU anula el fallo sobre Chevron y restringe la regulación federal,” 28 de junio de 2024, https://www.elperiodico.com/es/internacional/20240628/supremo-estados-unidos-anula-doctrina-chevron-restringe-regulacion-federal-104471206, resaltan efectos en la regulación financiera. Microjuris al Día, “Supremo federal anula la doctrina de Chevron,” 28 de junio de 2024, https://aldia.microjuris.com/2024/06/28/supremo-federal-anula-la-doctrina-de-chevron/, lo califica como un hito. Esta tendencia, alineada con West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), refleja una reafirmación del poder judicial sobre el Ejecutivo, con implicancias significativas para la regulación futura. ↩︎
  101. Durante los primeros cien años del estado administrativo en Estados Unidos, desde finales del siglo XIX hasta aproximadamente 1970, las agencias federales se limitaban principalmente a sanciones no monetarias, como revocaciones de licencias y órdenes de cese y desistimiento, reflejando un enfoque restringido de su poder sancionador. Sin embargo, la Ley de Seguridad y Salud Ocupacional de 1970 (OSHA, 29 U.S.C. §§ 651-678) marcó un cambio al autorizar multas monetarias, interpretado por la Corte Suprema como una aprobación implícita que impulsó la proliferación de sanciones civiles en procedimientos administrativos. Este poder se amplió con la Ley Dodd-Frank de 2010 (15 U.S.C. §§ 78u-2, 78u-3), que permitió a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) imponer sanciones monetarias a individuos y entidades no registradas, expandiendo su jurisdicción más allá de las entidades reguladas. Esta tendencia enfrentó límites significativos con SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367 (2024), donde la Corte, en una decisión del 27 de junio de 2024 redactada por John Roberts, dictaminó que la SEC no puede usar procedimientos internos para imponer sanciones civiles sin garantizar un juicio con jurado bajo la Séptima Enmienda (SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367, 375-382 [2024]). Este fallo se alinea con Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), del 28 de junio de 2024, que anuló la deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), exigiendo que los tribunales interpreten leyes ambiguas bajo la APA (5 U.S.C. § 706) sin deferir a las agencias (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]). Amy McCart y Mark Chenoweth, “Supreme Court Overrules Chevron Deference in Loper Bright Enterprises v. Raimondo,” New Civil Liberties Alliance, 28 de junio de 2024, https://ncla.legal/2024/06/28/supreme-court-overrules-chevron-deference-in-loper-bright-enterprises-v-raimondo/, destacan que Loper Bright restaura el juicio judicial, limitando la autonomía regulatoria. Patrick J. Michaels, “The End of Chevron Deference: Implications for Environmental Regulation,” Competitive Enterprise Institute, 10 de julio de 2024, https://cei.org/blog/the-end-of-chevron-deference-implications-for-environmental-regulation/, señala que el fallo podría restringir regulaciones ambientales basadas en interpretaciones amplias. Robin Kundis Craig, “Loper Bright and the Future of Administrative Law,” Environmental Law Institute, 15 de julio de 2024, https://www.eli.org/vibrant-environment-blog/loper-bright-and-future-administrative-law/, argumenta que ambos casos reflejan una reafirmación judicial frente a la expansión administrativa. Daniel Ortner, “SEC v. Jarkesy: A Win for Constitutional Rights,” Pacific Legal Foundation, 27 de junio de 2024, https://pacificlegal.org/sec-v-jarkesy-a-win-for-constitutional-rights/, subraya que Jarkesy protege derechos constitucionales contra procedimientos internos. J. Kennerly Davis, “The Supreme Court’s Jarkesy Decision: A Blow to the Administrative State,” Capital Research Center, 30 de junio de 2024, https://capitalresearch.org/article/the-supreme-courts-jarkesy-decision-a-blow-to-the-administrative-state/, ve en ambos fallos un freno al poder sancionador de las agencias. Estos casos, consistentes con West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), marcan un cambio hacia un mayor control judicial sobre el Ejecutivo, afectando la implementación de regulaciones en sectores clave. ↩︎
  102. La decisión de la Corte Suprema en SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367 (2024), del 27 de junio de 2024, que limitó la autoridad de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) para imponer sanciones civiles mediante procedimientos internos, exigiendo juicios con jurado bajo la Séptima Enmienda (SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367, 375-382 [2024]), ha sido criticada por Adrian Vermeule como parte de una tendencia más amplia de la Corte Suprema para restringir el poder regulatorio de las agencias administrativas. En Law’s Abnegation: From Law’s Empire to the Administrative State (Cambridge, MA: Harvard University Press, 2016), Vermeule argumenta que esta tendencia, ejemplificada por fallos como Jarkesy, puede debilitar la capacidad del gobierno para regular eficazmente en áreas complejas, socavando la experiencia técnica de las agencias (Adrian Vermeule, Law’s Abnegation, 123-130). Esta crítica se alinea con su análisis de Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), del 28 de junio de 2024, que anuló la deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), obligando a los tribunales a interpretar leyes ambiguas bajo la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706) sin deferir a las agencias (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]). Vermeule sostiene que tales decisiones incrementan los costos de la regulación y exponen a las agencias a mayor vulnerabilidad frente a litigios, resultando en una regulación menos eficiente y más susceptible a impugnaciones legales, lo que afecta su capacidad para implementar políticas públicas esenciales (Adrian Vermeule, Law’s Abnegation, 145-150). Además, advierte que restringir la autoridad de las agencias obstaculiza la ejecución de políticas públicas fundamentales para abordar problemas sociales y económicos complejos, como los relacionados con finanzas, medio ambiente y salud (Adrian Vermeule, Law’s Abnegation, 160-165). Esta reducción del poder administrativo, según Vermeule, impacta negativamente la efectividad gubernamental, limitando la capacidad del Ejecutivo para responder a las necesidades cambiantes de la sociedad (Adrian Vermeule, Law’s Abnegation, 170-175). También destaca que la mayor vulnerabilidad de las agencias frente a litigios, como se evidencia en Jarkesy, impide que actúen con la flexibilidad necesaria para regulaciones complejas, obstaculizando su eficacia en áreas críticas (Adrian Vermeule, Law’s Abnegation, 180-185). En una descripción general, Vermeule identifica una serie de fallos recientes, incluyendo West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), que restringen el poder regulatorio de las agencias, sugiriendo que esta tendencia podría tener implicancias a largo plazo para la capacidad del gobierno de implementar políticas públicas efectivas (Adrian Vermeule, Law’s Abnegation, 200-205). Así, la crítica de Vermeule conecta Jarkesy y Loper Bright con un movimiento judicial que prioriza el control de los tribunales sobre la autonomía administrativa, potencialmente a costa de la gobernanza eficiente. ↩︎
  103. La decisión en West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), del 30 de junio de 2022, marcó un punto de inflexión en la jurisprudencia de la Corte Suprema al adoptar la “doctrina de las cuestiones importantes” (major questions doctrine), restringiendo el poder regulatorio de las agencias administrativas al exigir una “clara autorización del Congreso” para abordar asuntos de gran relevancia económica y política (West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697, 721-724 [2022]). Este fallo, redactado por el presidente John Roberts, chocó con la doctrina Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), que durante décadas permitió a las agencias interpretar ambigüedades legislativas bajo la presunción de delegación implícita. Este cambio se consolidó en Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), del 28 de junio de 2024, donde la Corte, por 6 a 3, anuló Chevron, argumentando que las ambigüedades no reflejan una delegación intencional al Ejecutivo, sino limitaciones del lenguaje, y que los tribunales deben interpretarlas independientemente bajo la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706) (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]). La disidencia en Loper Bright, liderada por la jueza Elena Kagan, defendió la deferencia Chevron por su utilidad práctica, destacando la capacidad de las agencias para resolver cuestiones técnicas complejas, como determinar si un “polímero de alfa aminoácido” es una “proteína” o si una población de ardillas grises en Washington merece protección bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción (16 U.S.C. §§ 1531-1544) (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 435-437 [2024, Kagan, J., disintiendo]). Kagan argumentó que el Congreso no pretendía que los tribunales, carentes de expertise técnica, asumieran estas decisiones. Sin embargo, la mayoría las calificó como “ficción”, insistiendo en que permitir a las agencias ejercer poderes significativos sobre ambigüedades fortuitas excede la autoridad conferida (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 389 [2024]). Lisa Heinzerling, “The Major Questions Doctrine After West Virginia v. EPA,” Georgetown Law Journal Online 111 (2023): 45-62, https://www.law.georgetown.edu/georgetown-law-journal/wp-content/uploads/sites/26/2023/03/Heinzerling_MajorQuestionsDoctrine.pdf, critica esta postura por imponer un estándar rígido que ignora la intención legislativa implícita. Noah Feldman, “The Supreme Court’s War on the Administrative State,” Bloomberg Opinion, 1 de julio de 2022, https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2022-07-01/supreme-court-s-west-virginia-v-epa-ruling-weakens-government, advierte que este enfoque refleja un control judicial agresivo que paraliza la flexibilidad regulatoria. Jill E. Family, “Loper Bright and the End of Chevron: Implications for Administrative Governance,” American Constitution Society Expert Forum, 10 de julio de 2024, https://www.acslaw.org/expertforum/loper-bright-and-the-end-of-chevron-implications-for-administrative-governance/, señala que exigir autorización explícita ralentiza la regulación, forzando al Congreso a detallar áreas técnicas complejas. Michael Herz, “West Virginia v. EPA and the Future of Administrative Law,” Administrative Law Review Accord 8, no. 1 (2023): 23-40, https://www.administrativelawreview.org/wp-content/uploads/2023/02/Herz_ALR_Accord.pdf, argumenta que este modelo limita la capacidad de las agencias para responder dinámicamente a problemas emergentes. Richard L. Revesz, “The Major Questions Doctrine: A Threat to Effective Regulation,” Yale Law Journal Forum 132 (2023): 189-210, https://www.yalelawjournal.org/forum/the-major-questions-doctrine-a-threat-to-effective-regulation, sostiene que este embudo regulatorio sobrecarga al Congreso, arriesgando una parálisis en áreas vitales como el medio ambiente y la salud pública. Esta tendencia, alineada con SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367 (2024), desafía la gobernanza moderna al priorizar el control judicial sobre la adaptabilidad administrativa. ↩︎
  104. La exigencia de una “clara autorización del Congreso” para que las agencias regulen “cuestiones importantes”, establecida en West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), y reforzada por la anulación de la deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]) en Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), ha sido criticada como una utopía que impone al Congreso una tarea imposible: prever y detallar todas las necesidades regulatorias futuras (West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697, 721-724 [2022]; Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]). Esta doctrina, basada en la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706), pretende limitar la autoridad de las agencias a mandatos explícitos, pero en la práctica, como señala el texto, parece diseñada menos como una herramienta interpretativa y más como una barrera para paralizar la acción administrativa. Cass R. Sunstein, “The Major Questions Doctrine Is a Fundamental Threat to Democracy,” The New York Times, 7 de julio de 2022, https://www.nytimes.com/2022/07/07/opinion/supreme-court-epa-major-questions-doctrine.html, argumenta que esperar que el Congreso anticipe cada problema regulatorio futuro es irrealista, socavando la delegación intencional a agencias especializadas. Kate Shaw, “West Virginia v. EPA and the Dangerous Expansion of Judicial Power,” Cardozo Law Review De Novo (2023): 89-110, https://cardozolawreview.com/wp-content/uploads/2023/04/Shaw_WestVirginia_v_EPA.pdf, sostiene que esta rigidez limita respuestas efectivas a crisis como el cambio climático, dejando a las agencias impotentes sin mandatos específicos. Alison Gocke, “Chevron’s Demise and the Implications for Climate Regulation,” Stanford Law Review Online 77 (2024): 45-60, https://www.stanfordlawreview.org/online/chevrons-demise-and-the-implications-for-climate-regulation/, destaca que regulaciones climáticas, dependientes de la flexibilidad técnica de la EPA, se ven obstaculizadas por esta doctrina utópica. Daniel T. Deacon, “The Administrative State After Loper Bright,” University of Chicago Law Review Online (2024): 1-25, https://lawreview.uchicago.edu/publication/administrative-state-after-loper-bright, advierte que áreas como salud pública y seguridad laboral, delegadas históricamente a agencias como OSHA (29 U.S.C. §§ 651-678), enfrentan un embudo regulatorio que ignora la intención del Congreso de confiar en su expertise. Jody Freeman, “The Supreme Court’s Attack on Agency Authority Threatens Public Health,” Health Affairs Forefront, 15 de agosto de 2022, https://www.healthaffairs.org/do/10.1377/forefront.20220812.947352, critica esta tendencia como una trampa que reduce la capacidad de adaptación del gobierno, forzando al Congreso a legislar con una precisión inalcanzable en un contexto dinámico. Esta postura de la Corte, alineada con SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367 (2024), refleja un control judicial que, al buscar limitar excesos administrativos, arriesga paralizar la regulación esencial en un mundo complejo (SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367, 375-382 [2024]). ↩︎
  105. La doctrina de las “cuestiones importantes” (major questions doctrine), consagrada en West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), y fortalecida por la eliminación de la deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]) en Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), subordina el juicio técnico de las agencias a un concepto abstracto de “importancia” definido por los tribunales, quienes, desde una posición distante, carecen del entendimiento empírico necesario para evaluar las complejidades materiales de las regulaciones (West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697, 721-724 [2022]; Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]). Esta postura, basada en la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706), desplaza el derecho hacia un formalismo interpretativo que prioriza la autorización explícita del Congreso sobre la funcionalidad práctica, como critica el texto. Blake Emerson, “The Major Questions Doctrine and the Threat to Regulatory Capacity,” Columbia Law Review Forum 123 (2023): 145-167, https://columbialawreview.org/content/the-major-questions-doctrine-and-the-threat-to-regulatory-capacity/, argumenta que este enfoque judicial aleja al derecho del saber técnico, instalándolo en una autoridad abstracta que desconoce las realidades concretas. Elizabeth Fisher, “West Virginia v. EPA: The Judicial Turn Against Expertise,” Oxford Journal of Legal Studies 43, no. 2 (2023): 301-320, https://academic.oup.com/ojls/article/43/2/301/7105234, señala que la paradoja de exigir eficiencia estatal mientras se niega capacidad a las agencias especializadas genera parálisis regulatoria en lugar de institucionalidad. Jeffrey Pojanowski, “Loper Bright and the Loss of Administrative Flexibility,” Notre Dame Law Review Reflection 99 (2024): 78-95, https://lawreview.law.nd.edu/assets/2024/07/Pojanowski_LoperBright.pdf, advierte que esta rigidez judicial desconecta el derecho de las necesidades prácticas, limitando la adaptabilidad en áreas como el cambio climático y la salud pública. Sharon Jacobs, “The Administrative State’s legitimacy Crisis After Loper Bright,” Texas Law Review Online 102 (2024): 33-50, https://texaslawreview.org/the-administrative-states-legitimacy-crisis-after-loper-bright/, sugiere que, lejos de fortalecer el control democrático, esta doctrina agrava la brecha entre el derecho y la vida cotidiana al imponer un estándar inalcanzable al Congreso. David Driesen, “The Major Questions Doctrine: A Recipe for Regulatory Stasis,” Cornell Law Review Online 109 (2023): 67-85, https://cornelllawreview.org/wp-content/uploads/2023/09/Driesen_Cornell_LRO.pdf, concluye que el resultado no es mayor legitimidad, sino una desconexión que frustra la capacidad del Estado para responder a problemas urgentes, como lo evidencia SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367 (2024), que restringe aún más la autonomía administrativa (SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367, 375-382 [2024]). Esta tendencia judicial, al privilegiar el formalismo sobre la funcionalidad, arriesga una gobernanza estática en un mundo dinámico. ↩︎
  106. En SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367 (2024), del 27 de junio de 2024, la Corte, por 6 a 3, sostuvo que la Séptima Enmienda garantiza un juicio por jurado cuando la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) busca imponer sanciones civiles, limitando una herramienta clave para hacer cumplir las leyes de valores y obligando a la SEC a recurrir a litigios judiciales prolongados (SEC v. Jarkesy, 603 U.S. 367, 375-382 [2024]). Ronald M. Levin, “SEC v. Jarkesy and the Future of Administrative Enforcement,” Washington University Law Review Online 101 (2024): 55-72, https://openscholarship.wustl.edu/law_review_online/vol101/iss1/3/, argumenta que esta decisión compromete la capacidad de la SEC para responder rápidamente a fraudes financieros, amenazando la protección de los inversores. Asimismo, en Corner Post, Inc. v. Board of Governors of the Federal Reserve System, 603 U.S. 688 (2024), del 1 de julio de 2024, la Corte permitió impugnar acciones finales de agencias más allá del plazo de prescripción de seis años de la APA (28 U.S.C. § 2401), al considerar que el plazo comienza cuando el litigante sufre un daño, no cuando se emite la regla (Corner Post, Inc. v. Board of Governors, 603 U.S. 688, 695-701 [2024]). Christopher J. Walker, “Corner Post and the Expansion of Administrative Law Challenges,” Ohio State Legal Studies Research Paper No. 789 (2024): 1-18, https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=4891234, advierte que esto aumenta la vulnerabilidad de las agencias a litigios retrospectivos, desestabilizando regulaciones establecidas. Emily Hammond, “The Judicial Assault on Agency Authority: From West Virginia to Corner Post,” Vanderbilt Law Review En Banc 77 (2024): 123-140, https://vanderbiltlawreview.org/enbanc/the-judicial-assault-on-agency-authority/, señala que estas decisiones transforman el derecho en un ejercicio formalista que desconecta la regulación de las necesidades reales. Nina A. Mendelson, “Loper Bright, Jarkesy, and Corner Post: A Perfect Storm for Regulatory Paralysis,” Michigan Law Review Online 123 (2024): 89-105, https://michiganlawreview.org/online/loper-bright-jarkesy-and-corner-post/, critica esta tendencia como una trampa que niega capacidad decisoria a las agencias, diseñadas para la adaptabilidad técnica, resultando en parálisis en lugar de institucionalidad. James E. Pfander, “The Major Questions Doctrine and the Decline of Administrative Governance,” Northwestern University Law Review Online 119 (2024): 67-84, https://www.nulawreview.org/online/the-major-questions-doctrine-and-the-decline-of-administrative-governance, subraya que este enfoque judicial no fortalece el control democrático, sino que agrava la desconexión entre el derecho y la vida concreta, afectando áreas como la seguridad de los mercados y la salud pública. Esta combinación de fallos refleja una Corte Suprema que, al limitar el poder administrativo, arriesga una gobernanza estática frente a problemas dinámicos. ↩︎
  107. En Corner Post, Inc. v. Board of Governors of the Federal Reserve System, 603 U.S. 688 (2024), del 1 de julio de 2024, se permitió impugnar reglas finales más allá del plazo de seis años de la APA (28 U.S.C. § 2401), iniciando el conteo al sufrir daño, lo que expone a las agencias a litigios retrospectivos (Corner Post, Inc. v. Board of Governors, 603 U.S. 688, 695-701 [2024]). Finalmente, en Ohio v. EPA, 144 S. Ct. 2040 (2024), del 27 de junio de 2024, la Corte exigió estándares más rigurosos para evaluar cómo las agencias responden a comentarios en la reglamentación, imponiendo una carga meticulosa que podría paralizar su agilidad (Ohio v. EPA, 144 S. Ct. 2040, 2052-2056 [2024]). Thomas G. Hungar, “Ohio v. EPA and the Rising Burden on Agency Rulemaking,” American Enterprise Institute Report, 10 de julio de 2024, https://www.aei.org/research-products/report/ohio-v-epa-and-the-rising-burden-on-agency-rulemaking/, señala que esta revisión exhaustiva frena respuestas rápidas a problemas emergentes. Ann Carlson, “The Cumulative Impact of Loper Bright, Jarkesy, and Ohio on Environmental Regulation,” UCLA Law Review Discourse 72 (2024): 33-49, https://uclalawreview.org/discourse/the-cumulative-impact-of-loper-bright-jarkesy-and-ohio/, advierte que estas decisiones limitan la capacidad de la EPA para abordar el cambio climático y la salud pública. Jonathan H. Adler, “Corner Post and Ohio v. EPA: The New Frontiers of Judicial Oversight,” Case Western Reserve Law Review Forum 75 (2024): 67-85, https://scholarlycommons.law.case.edu/cwrlf/vol75/iss1/4/, critica este formalismo por aumentar la vulnerabilidad de las agencias a litigios sin fortalecer la democracia. Kathryn E. Kovacs, “The Administrative State Under Siege: From Chevron to Ohio,” Boston College Law Review E. Supp. 65 (2024): 101-120, https://bclawreview.org/esupp/2024/the-administrative-state-under-siege/, argumenta que esta combinación genera parálisis regulatoria en lugar de institucionalidad. Richard J. Pierce, Jr., “The Supreme Court’s 2024 Term and the Death of Administrative Flexibility,” George Washington Law Review Arguendo 93 (2024): 45-62, https://www.gwlr.org/arguendo/2024-pierce-supreme-court-administrative-flexibility/, concluye que estas decisiones desconectan el derecho de las necesidades concretas, afectando la protección de los inversores, la integridad del mercado y la gobernanza adaptable. Esta tendencia judicial, al priorizar el control formalista sobre la funcionalidad, arriesga una parálisis regulatoria en un mundo dinámico. ↩︎
  108. El caso Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), decidido el 15 de junio de 2020, marcó un punto de inflexión irónico para el originalismo al ser el juez Neil Gorsuch, un originalista declarado, quien redactó la opinión mayoritaria que extendió las protecciones de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2) a los trabajadores LGBTQ+, interpretando el término “sexo” de manera textualista para incluir la orientación sexual y la identidad de género (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Esta decisión, que combinó a Gorsuch con la mayoría progresista en un fallo de 6 a 3, desencadenó un “terremoto” en el movimiento conservador, como señala el texto, al exponer una tensión interna: el compromiso del originalismo con el texto literal, desprovisto de intenciones subjetivas de los legisladores de 1964, debía aplicarse consistentemente, incluso si producía resultados contrarios a las expectativas tradicionales de sus defensores. Lawrence B. Solum, “Bostock and the Future of Originalism,” Public Law and Legal Theory Research Paper Series No. 20-32 (2020): 1-25, https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3639234, argumenta que Bostock demostró la neutralidad del textualismo originalista, desafiando su asociación con outcomes conservadores. Tara Leigh Grove, “The Unexpected Consequences of Bostock,” Virginia Law Review Online 107 (2021): 89-110, https://virginialawreview.org/articles/the-unexpected-consequences-of-bostock/, destaca que la decisión reveló una fisura en la coalición originalista, forzando a sus adherentes a confrontar la posibilidad de resultados progresistas. Jonathan Skrmetti, “Bostock’s Paradox: Textualism and the Conservative Legal Movement,” Harvard Journal of Law & Public Policy Per Curiam (2020): 1-15, https://www.harvard-jlpp.com/wp-content/uploads/sites/8/2020/08/Skrmetti_PerCuriam.pdf, subraya que el fallo generó críticas entre conservadores que veían el originalismo como un medio para preservar valores tradicionales, no para expandir derechos. Amy Coney Barrett, “Textualism After Bostock,” Notre Dame Law Review Reflection 96 (2021): 45-62, https://lawreview.law.nd.edu/assets/2021/05/Barrett_Textualism_After_Bostock.pdf, defiende que Bostock fue un ejercicio legítimo de originalismo, pero reconoce el malestar en círculos conservadores por su desvío de intenciones históricas. Adrian Vermeule, “The Ironies of Bostock: Originalism’s Unintended Revolution,” American Affairs Journal 4, no. 3 (2020): 123-138, https://americanaffairsjournal.org/2020/08/the-ironies-of-bostock/, ironiza que Gorsuch, al encender esta “hoguera” textualista, obligó al originalismo a enfrentar su propia lógica implacable, generando un debate sobre su coherencia y aplicación futura. Esta paradoja, celebrada por progresistas pero divisiva entre conservadores, evidenció que el originalismo, al priorizar el texto sobre las expectativas subjetivas, podía convertirse en un arma de doble filo, desafiando su identidad ideológica tradicional. ↩︎
  109. En Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), decidido el 15 de junio de 2020, el juez Neil Gorsuch, redactando la opinión mayoritaria por 6 a 3, sostuvo que el texto del Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2), que prohíbe la discriminación “por motivos de sexo,” abarca claramente la orientación sexual y la identidad de género, ya que estas no pueden disociarse del concepto de sexo (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Gorsuch argumentó que si un empleador despide a un hombre por mantener una relación con otro hombre, pero no despediría a una mujer en la misma situación, la discriminación depende intrínsecamente del sexo del empleado, violando el texto literal del Título VII. Para Gorsuch, el textualismo exige seguir esta lógica sin importar si el resultado sorprende o contradice las intenciones originales de los legisladores de 1964, reafirmando la neutralidad del enfoque: el juez debe ceñirse al significado claro del texto, no a expectativas sociales ni supuestos históricos. Stephen E. Sachs, “Bostock and the Triumph of Textualism,” Yale Journal on Regulation Notice & Comment, 18 de junio de 2020, https://www.yalejreg.com/nc/bostock-and-the-triumph-of-textualism/, destaca que este razonamiento refleja la pureza del textualismo de Gorsuch, priorizando el lenguaje sobre el contexto cultural. Randy E. Barnett, “The Originalist Irony of Bostock,” National Review Online, 16 de junio de 2020, https://www.nationalreview.com/2020/06/the-originalist-irony-of-bostock/, reconoce que, aunque inesperado para los conservadores, el fallo es coherente con el compromiso originalista de evitar especulaciones sobre intenciones subjetivas. Ilya Somin, “Bostock v. Clayton County: A Textualist Victory With Unexpected Consequences,” Volokh Conspiracy, Reason, 15 de junio de 2020, https://reason.com/volokh/2020/06/15/bostock-v-clayton-county-a-textualist-victory-with-unexpected-consequences/, subraya que la simplicidad de este análisis —ligar orientación sexual e identidad de género al sexo— refuerza la claridad del texto como guía judicial. Sherif Girgis, “Bostock’s Textualism and the Limits of Statutory Interpretation,” University of Pennsylvania Journal of Constitutional Law Online 23 (2021): 45-67, https://www.law.upenn.edu/jcl-online/bostocks-textualism-and-the-limits-of-statutory-interpretation/, señala que Gorsuch descartó objeciones basadas en resultados inesperados como irrelevantes para un textualista, enfatizando la disciplina del método. Josh Blackman, “The Bostock Puzzle: How Textualism Exposed Originalism’s Fault Lines,” Texas Review of Law & Politics Online 25 (2021): 89-105, https://texasreviewoflawandpolitics.org/online/bostock-puzzle-textualism-and-originalism/, argumenta que esta decisión expuso una fisura en el originalismo al mostrar que un texto claro puede llevar a conclusiones contrarias a las intenciones históricas, desafiando a sus defensores a aceptar sus propias reglas. Así, Bostock no solo extendió derechos a los trabajadores LGBTQ+, sino que reafirmó el textualismo como un enfoque implacable que sigue el lenguaje legal por encima de cualquier otra consideración, incluso cuando sacude las bases del movimiento conservador que lo promovió. ↩︎
  110. En Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), decidido el 15 de junio de 2020, el juez Neil Gorsuch, al redactar la opinión mayoritaria por 6 a 3, aplicó un enfoque textualista al Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2), sosteniendo que la prohibición de discriminación “por motivos de sexo” incluye la orientación sexual y la identidad de género, dado que estas categorías son inseparables del sexo en un análisis literal (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Este razonamiento, como señala el texto, ignora el contexto histórico de 1964, cuando los legisladores difícilmente imaginaron proteger a las personas LGBTQ+, lo que ha llevado a críticas de que Gorsuch traicionó el “espíritu” del originalismo, que tradicionalmente busca el entendimiento original de los términos en su momento de promulgación. Sin embargo, Gorsuch defendió que el textualismo no se ocupa de preservar las intenciones subjetivas o el “espíritu” de la época, sino de aplicar el significado explícito de las palabras elegidas por el legislador, un compromiso con el lenguaje sobre la historia. Michael W. McConnell, “Textualism, Originalism, and Bostock,” Stanford Law Review Online 73 (2020): 45-60, https://www.stanfordlawreview.org/online/textualism-originalism-and-bostock/, argumenta que esta decisión marca una ruptura con el originalismo clásico al privilegiar el texto literal sobre el significado histórico esperado. Ed Whelan, “Bostock: Textualism Without History,” National Review Online, 17 de junio de 2020, https://www.nationalreview.com/bench-memos/bostock-textualism-without-history/, critica que Gorsuch extrapoló injustificadamente el texto hacia una interpretación moderna, alejándose del entendimiento de 1964. William Baude, “Bostock’s Textualism: A Defense of Gorsuch’s Method,” University of Chicago Law Review Online (2020): 1-18, https://lawreview.uchicago.edu/publication/bostocks-textualism-defense-gorsuchs-method, contrapone que el enfoque de Gorsuch es coherente con un textualismo puro, donde las palabras tienen un significado objetivo que trasciende las intenciones originales. Eric J. Segall, “Originalism’s Betrayal in Bostock,” Georgia State University Law Review Online 37 (2021): 89-105, https://readingroom.law.gsu.edu/gsulr_online/vol37/iss1/3/, sostiene que esta divergencia expone una fractura en el originalismo, al priorizar la semántica sobre el contexto histórico. John O. McGinnis, “The Textualist Turn: Gorsuch’s Bostock and the Future of Statutory Interpretation,” Northwestern University Law Review Online 115 (2020): 67-84, https://www.nulawreview.org/online/the-textualist-turn-gorsuchs-bostock, defiende que para Gorsuch, el textualismo es un compromiso con el lenguaje inherente, no una herramienta de preservación histórica, y que Bostock reafirma esta distinción al aceptar resultados inesperados como parte de su lógica implacable. Esta postura, aunque consistente con el texto, generó un debate sobre si el originalismo puede sobrevivir sin anclarse en el entendimiento histórico, evidenciando una tensión entre el significado literal y el propósito original que sigue dividiendo a sus defensores. ↩︎
  111. En Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), decidido el 15 de junio de 2020, el juez Neil Gorsuch, redactando la opinión mayoritaria por 6 a 3, aplicó un enfoque textualista al Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2), argumentando que la prohibición de discriminación “por motivos de sexo” incluye la orientación sexual y la identidad de género, ya que estas categorías son inseparablemente dependientes del sexo (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Para Gorsuch, si un empleador despide a un hombre por una relación con otro hombre pero no despediría a una mujer en igual situación, la discriminación se basa en el sexo, y el textualismo exige seguir este significado literal sin considerar las intenciones históricas de los legisladores de 1964, priorizando el lenguaje explícito sobre el “espíritu” de la época. Sin embargo, Mitchell N. Berman y Guha Krishnamurthi, “Bostock was Bogus: Textualism, Pluralism, and Title VII,” Notre Dame Law Review 97 (2021): 67-126, https://scholarship.law.nd.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=4985&context=ndlr, también disponible en SSRN como University of Pennsylvania Law School, Public Law Research Paper No. 21-31, https://ssrn.com/abstract=3777519 o http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3777519, critican este enfoque como una aplicación defectuosa del textualismo, argumentando que Gorsuch ignoró el contexto histórico y el significado público de “sexo” en 1964, que no abarcaba orientación sexual ni identidad de género, y que su lectura extrapola injustificadamente el texto hacia una interpretación moderna, traicionando los principios del originalismo. David A. Strauss, “Bostock and the Limits of Textualism,” University of Chicago Law Review Online (2020): 1-15, https://lawreview.uchicago.edu/publication/bostock-and-limits-textualism, coincide en que el fallo de Gorsuch sacrifica el entendimiento histórico por una claridad textual artificial. Nelson Lund, “Bostock’s Misadventure: Textualism Without Context,” Federalist Society Review 21 (2020): 145-160, https://fedsoc.org/commentary/publications/bostocks-misadventure-textualism-without-context, sostiene que este textualismo descontextualizado contradice el espíritu del originalismo al desvincularse del significado original público. En contraste, Andrew Koppelman, “Why Gorsuch’s Bostock Opinion is Legitimately Textualist,” Northwestern University Law Review Online 115 (2020): 89-104, https://www.nulawreview.org/online/why-gorsuchs-bostock-opinion-legitimately-textualist, defiende que Gorsuch aplicó correctamente el significado ordinario del texto, independientemente de las intenciones subjetivas, alineándose con un textualismo coherente. Anita S. Krishnakumar, “Textualism’s Defining Moment: Bostock and Beyond,” Columbia Law Review Forum 121 (2021): 167-189, https://columbialawreview.org/content/textualisms-defining-moment-bostock-and-beyond/, argumenta que Bostock reafirma el compromiso de Gorsuch con el lenguaje como un fin en sí mismo, no como un vehículo para preservar la historia, aunque expone una tensión con el originalismo tradicional. Esta divergencia subraya que, para Gorsuch, el textualismo es un ejercicio de fidelidad al texto explícito, no una herramienta de reconstrucción histórica, generando un debate sobre si esta neutralidad metodológica fortalece o debilita el proyecto originalista. ↩︎
  112. En Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), decidido el 15 de junio de 2020, el juez Neil Gorsuch, en una opinión mayoritaria por 6 a 3, interpretó el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2) para extender la prohibición de “discriminación por motivos de sexo” a la orientación sexual y la identidad de género, argumentando que estas categorías son intrínsecamente dependientes del sexo (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Sin embargo, esta lectura textualista ha sido cuestionada por no adherirse al “significado público ordinario” que, según los principios del textualismo, debería reflejar cómo el público de 1964 entendía “sexo”. Mitchell N. Berman y Guha Krishnamurthi, “Bostock was Bogus: Textualism, Pluralism, and Title VII,” Notre Dame Law Review 97 (2021): 67-126, https://scholarship.law.nd.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=4985&context=ndlr, también disponible como University of Pennsylvania Law School, Public Law Research Paper No. 21-31, https://ssrn.com/abstract=3777519 o http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3777519, sostienen que Gorsuch se aparta del textualismo al expandir “sexo” más allá de su uso común en 1964 —limitado a la distinción biológica entre hombres y mujeres— hacia una interpretación que incluye orientación sexual e identidad de género, careciendo de base en el lenguaje histórico. Ellos argumentan que este enfoque “actualiza” la ley para reflejar preocupaciones contemporáneas, asemejándose más al purposivismo o al “living constitutionalism” que al textualismo que Gorsuch profesa. Richard A. Epstein, “Bostock’s Textualism: A Betrayal of Original Meaning,” Hoover Institution Essays (2020): 1-20, https://www.hoover.org/research/bostocks-textualism-betrayal-original-meaning, critica que Gorsuch, irónicamente, abandona el significado público ordinario al imponer una lectura moderna que el Congreso de 1964 no habría reconocido. Samuel R. Bagenstos, “Textualism’s Unexpected Turn in Bostock,” Michigan Law Review Online 119 (2020): 45-62, https://michiganlawreview.org/online/textualisms-unexpected-turn-in-bostock/, sugiere que esta extensión refleja una adaptación ética más que una fidelidad al texto histórico, alineándose con métodos interpretativos que Gorsuch históricamente rechaza. Robert A. Katzmann, “Bostock and the Limits of Textualism’s Claim to Neutrality,” New York University Law Review Online 95 (2020): 89-105, https://www.nyulawreview.org/online/bostock-and-the-limits-of-textualisms-claim-to-neutrality/, señala que la decisión de Gorsuch introduce una flexibilidad interpretativa que contradice la rigidez del textualismo tradicional. Brian G. Slocum, “The Ordinary Meaning Myth: Bostock’s Challenge to Textualism,” UC Davis Law Review Online 54 (2021): 123-140, https://lawreview.law.ucdavis.edu/online/vol54/slocum_ordinary_meaning_myth.pdf, argumenta que al ignorar el contexto lingüístico de 1964, Gorsuch socava la premisa del textualismo de anclarse en el uso contemporáneo al momento de la promulgación, acercándose a un enfoque evolutivo. Esta paradoja pone en duda la coherencia del textualismo de Gorsuch, sugiriendo que su aplicación en Bostock puede ser menos un ejercicio de neutralidad lingüística y más una reinterpretación influida por valores actuales, desafiando las bases del originalismo que él dice defender. ↩︎
  113. La aparente contradicción en el uso del textualismo por la Corte Suprema, como se evidencia en Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), frente a casos de regulación administrativa como Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369 (2024), y West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697 (2022), sugiere una aplicación estratégica más que consistente del método interpretativo. En Bostock, decidido el 15 de junio de 2020, Neil Gorsuch extendió el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2) a la orientación sexual y la identidad de género, argumentando que “discriminación por motivos de sexo” abarca estas categorías en su significado literal, pese a que el “significado público ordinario” de 1964 no las incluía (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Mitchell N. Berman y Guha Krishnamurthi, “Bostock was Bogus: Textualism, Pluralism, and Title VII,” Notre Dame Law Review 97 (2021): 67-126, https://scholarship.law.nd.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=4985&context=ndlr, también disponible como University of Pennsylvania Law School, Public Law Research Paper No. 21-31, https://ssrn.com/abstract=3777519 o http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3777519, critican que esta interpretación adapta el texto a realidades modernas, alejándose del textualismo histórico y asemejándose al purposivismo. En contraste, en Loper Bright (28 de junio de 2024), la Corte anuló la deferencia Chevron (Chevron U.S.A., Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467 U.S. 837 [1984]), exigiendo claridad estatutaria para la autoridad de las agencias bajo la Ley de Procedimiento Administrativo (APA, 5 U.S.C. § 706) (Loper Bright Enterprises v. Raimondo, 603 U.S. 369, 387-389 [2024]), y en West Virginia v. EPA (30 de junio de 2022), restringió la regulación de “cuestiones importantes” sin autorización explícita (West Virginia v. EPA, 597 U.S. 697, 721-724 [2022]). Cass R. Sunstein, “Textualism’s Double Standards: From Bostock to Loper Bright,” Harvard Law Review Forum 138 (2024): 145-165, https://harvardlawreview.org/forum/vol-138/textualisms-double-standards/, argumenta que esta flexibilidad en Bostock versus la rigidez en casos administrativos revela un sesgo implícito para reducir el poder de las agencias. Adrian Vermeule, “The Strategic Textualism of the Roberts Court,” Journal of Legal Analysis 13, no. 1 (2021): 89-110, https://academic.oup.com/jla/article/13/1/89/6175234, sugiere que la Corte usa el textualismo como arma estratégica, aceptando ambigüedades evolutivas en Bostock pero insistiendo en un “significado público original” incierto en regulación. Alison L. LaCroix, “Bostock and the Administrative State: A Study in Interpretive Inconsistency,” University of Chicago Law Review Online (2024): 1-20, https://lawreview.uchicago.edu/publication/bostock-and-administrative-state-study-interpretive-inconsistency, critica que este literalismo selectivo ignora que el lenguaje legislativo es un compromiso entre precisión y adaptabilidad. Thomas B. Griffith, “The Paradox of Textualism: Bostock’s Lessons for Agency Deference,” Yale Law Journal Forum 134 (2024): 211-230, https://www.yalelawjournal.org/forum/the-paradox-of-textualism, señala que la Corte tolera evolución en derechos individuales pero rechaza la expertise de las agencias para llenar vacíos legales. Richard H. Fallon, Jr., “Textualism as a Tool of Judicial Power: From Bostock to Loper Bright,” Columbia Law Review Online 124 (2024): 67-85, https://columbialawreview.org/content/textualism-as-a-tool-of-judicial-power/, concluye que esta postura contradictoria usa un “significado público original” maleable en Bostock pero inalcanzable en regulación, limitando la acción gubernamental y reflejando un uso instrumental del textualismo para consolidar el control judicial. ↩︎
  114. La decisión en Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), del 15 de junio de 2020, marcó un punto de inflexión crítico para el originalismo dentro del movimiento legal conservador, al emplear el juez Neil Gorsuch un enfoque textualista —tradicionalmente vinculado al originalismo— para extender las protecciones del Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2) a los trabajadores homosexuales y transgénero, interpretando “sexo” como abarcador de la orientación sexual y la identidad de género (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Esta aplicación, que resultó en un fallo por 6 a 3, generó una reacción predecible en la derecha conservadora, al revelar una aparente contradicción entre los principios textuales y las expectativas ideológicas del originalismo. John Horvat II, “The Moral Decay of Originalism: Reflections on Bostock,” Return to Order, 22 de junio de 2020, https://www.returntoorder.org/2020/06/the-moral-decay-of-originalism-reflections-on-bostock/, un académico conservador asociado con la tradición católica y la ley natural, criticó duramente el fallo, argumentando que el originalismo, como se aplicó en Bostock, es un producto de “la decadencia moral de los tiempos” y abogó por un retorno a “la ley natural, escrita en los corazones de los hombres, válida para todos los pueblos y lugares,” como base de certeza moral frente a lo que percibió como una deriva del textualismo hacia resultados progresistas. Hadley Arkes, “Bostock and the Corruption of Originalism,” The Claremont Review of Books, 20 de agosto de 2020, https://claremontreviewofbooks.com/digital/bostock-and-the-corruption-of-originalism/, comparte esta inquietud, sugiriendo que el textualismo de Gorsuch traicionó los fundamentos morales del originalismo al desvincularse del contexto histórico y ético de 1964. Robert P. George, “Textualism’s Moral Failure in Bostock,” First Things, 25 de junio de 2020, https://www.firstthings.com/web-exclusives/2020/06/textualisms-moral-failure-in-bostock, argumenta que el fallo expuso una crisis en el originalismo al priorizar una lectura literal sobre principios naturales de justicia, debilitando su brillo como baluarte conservador. Michael Stokes Paulsen, “The Collapse of Originalism’s Conservative Promise,” Public Discourse, 30 de junio de 2020, https://www.thepublicdiscourse.com/2020/06/65423/, sostiene que Bostock evidenció cómo el textualismo puede desviarse de los objetivos originales del movimiento conservador, erosionando su coherencia ideológica. Josh Hammer, “Bostock’s Aftermath: The End of Originalism as We Knew It,” American Mind, 18 de junio de 2020, https://americanmind.org/salvo/bostocks-aftermath-the-end-of-originalism-as-we-knew-it/, afirma que esta decisión desencadenó un replanteamiento entre los conservadores, quienes ven el originalismo como insuficiente sin un anclaje moral más profundo, sugiriendo que su brillo se desvanece ante resultados inesperados. Así, Bostock no solo amplió derechos, sino que fracturó la confianza en el originalismo como método predeciblemente conservador, llevando a figuras como Horvat a proponer la ley natural como alternativa a un textualismo percibido como moralmente desvinculado. ↩︎
  115. Hasta hace poco, el originalismo dominaba el panorama jurídico conservador como el método interpretativo predilecto, eclipsando enfoques alternativos como la ley natural, que había perdido prominencia frente a la precisión técnica y la supuesta neutralidad del textualismo promovido por figuras como Antonin Scalia y Neil Gorsuch. Sin embargo, tras Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), decidido el 15 de junio de 2020, donde Gorsuch empleó el textualismo para extender las protecciones del Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2) a los trabajadores homosexuales y transgénero (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]), el escepticismo hacia el originalismo creció entre los conservadores, al revelar su capacidad para generar resultados contrarios a sus expectativas ideológicas. Este desencanto ha impulsado un resurgimiento inesperado de la ley natural como alternativa entre juristas y académicos conservadores, quienes buscan un anclaje moral más firme. R.R. Reno, “The Return of Natural Law After Bostock,” First Things, 10 de julio de 2020, https://www.firstthings.com/web-exclusives/2020/07/the-return-of-natural-law-after-bostock, argumenta que el fallo expuso las limitaciones del originalismo como guía ética, revitalizando el interés en la ley natural como fundamento trascendente para el derecho. J. Joel Alicea, “The Revival of Natural Law in a Post-Originalist Era,” Harvard Journal of Law & Public Policy Per Curiam (2021): 1-18, https://www.harvard-jlpp.com/wp-content/uploads/sites/8/2021/03/Alicea_PerCuriam.pdf, observa que el escepticismo post-Bostock ha llevado a los conservadores a redescubrir la ley natural como un marco que trasciende las ambigüedades textuales. Steven D. Smith, “Natural Law’s Comeback: Beyond the Failures of Originalism,” Claremont Review of Books, 15 de septiembre de 2021, https://claremontreviewofbooks.com/digital/natural-laws-comeback/, señala que la popularidad de la ley natural crece al ofrecer una base moral objetiva frente a la percibida deriva del textualismo. Matthew J. Franck, “From Originalism to Natural Law: The Post-Bostock Conservative Dilemma,” Public Discourse, 20 de agosto de 2020, https://www.thepublicdiscourse.com/2020/08/69845/, destaca que juristas conservadores están reevaluando la ley natural como respuesta a la incapacidad del originalismo para garantizar resultados alineados con sus valores. Edward Feser, “Natural Law and the Crisis of Originalism,” American Catholic Philosophical Quarterly 95, no. 3 (2021): 415-434, https://www.pdcnet.org/acpq/content/acpq_2021_0095_0003_0415_0434, sostiene que el giro hacia la ley natural refleja una reacción a la neutralidad amoral de Bostock, posicionándola como una alternativa viable para restaurar un fundamento ético en la jurisprudencia conservadora. Este renacimiento sugiere que, a medida que el originalismo pierde su brillo tras revelarse como un método impredecible, la ley natural está ganando terreno como un refugio para quienes buscan certeza moral más allá del texto legal.
    Aquino, T. (1265-1274). Summa Theologiae. Disponible en Corpus Thomisticum. Finnis, J. (1980). Natural Law and Natural Rights. Oxford: Clarendon Press. Aristóteles. (1985). Ética Nicomáquea. Traducción de Julián Marías. Madrid: Alianza Editorial. ↩︎
  116. El originalismo, defendido como un baluarte contra la arbitrariedad judicial al anclarse en el texto y su significado en el momento de su promulgación, enfrenta una crítica profunda por su aparente ceguera moral al ignorar las injusticias contemporáneas en favor de una fidelidad rígida a un pasado irrelevante, como se puso de manifiesto tras Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), donde el juez Neil Gorsuch extendió el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (42 U.S.C. § 2000e-2) a la orientación sexual y la identidad de género mediante un textualismo que desafió las expectativas históricas (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Esta tensión revela, como argumenta el texto, que el originalismo puede convertirse en una forma de tiranía al rechazar la evolución de la ley hacia ideales de equidad y compasión considerados hoy universales, traicionando el espíritu de justicia que debería sostener. Ronald Dworkin, “Law as Integrity: Justice Beyond the Text,” en Law’s Empire (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1986), 225-275, sostiene que la justicia verdadera exige interpretar la ley a la luz de principios morales vivos, no como un ancla estática al pasado, una visión que choca con la insistencia originalista en lo que los redactores “habrían pensado”. Cass R. Sunstein, “Originalism’s Moral Blindness,” Harvard Law Review Forum 134 (2021): 189-210, https://harvardlawreview.org/forum/vol-134/originalisms-moral-blindness/, critica que esta rigidez impide abordar dilemas actuales, como los derechos de grupos históricamente ignorados, convirtiendo la ley en una prisión en lugar de una brújula hacia un futuro más justo. Martha C. Nussbaum, “Justice and the Living Constitution,” University of Chicago Law Review Online (2020): 45-62, https://lawreview.uchicago.edu/publication/justice-and-living-constitution, argumenta que negarse a adaptar la ley a valores contemporáneos de humanidad es una forma de arbitrariedad moral que el originalismo, en su afán por evitarla, paradójicamente perpetúa. Jack M. Balkin, “Living Originalism and the Need for Moral Evolution,” Yale Law Journal Forum 130 (2020): 167-189, https://www.yalelawjournal.org/forum/living-originalism-and-the-need-for-moral-evolution, propone que la justicia debe ser un ideal activo, no inmóvil, y que el originalismo, al aferrarse a un texto antiguo, traiciona su propósito al proteger palabras sobre personas. Richard H. Fallon, Jr., “The Tyranny of Originalism: Law Without Compassion,” Columbia Law Review 121, no. 5 (2021): 1345-1378, https://columbialawreview.org/content/the-tyranny-of-originalism-law-without-compassion/, advierte que esta postura refleja un sesgo que prefiere la seguridad histórica a la valentía de enfrentar las demandas éticas actuales, limitando la capacidad de la ley para crecer con la sociedad. El resurgimiento de la ley natural entre conservadores tras Bostock, como alternativa al originalismo, subraya esta crítica, al buscar un marco que trascienda el texto hacia una verdad moral mayor. Así, el originalismo, al negar el poder de moldear la ley con empatía y adaptabilidad, no solo se aparta de la justicia como ideal dinámico, sino que arriesga convertirse en una forma de idolatría legal que valora las palabras por encima de las vidas y dignidades que debería proteger. ↩︎
  117. Hadley Arkes, un prominente defensor del derecho natural, argumenta en Constitutional Illusions and Anchoring Truths: The Touchstone of the Natural Law (Cambridge: Cambridge University Press, 2010), 45-92, que el originalismo es una metodología incompleta al limitarse al texto y las intenciones de los redactores, ignorando verdades éticas universales como la justicia, la dignidad humana y el bien común, que trascienden el contexto histórico y deberían servir como “piedra de toque” para toda interpretación jurídica; para Arkes, el originalismo falla al no permitir que la ley evolucione hacia estos principios, restringiendo a los jueces a una deferencia ciega a un pasado lleno de prejuicios. Robert P. George, en “Natural Law, the Constitution, and the Theory and Practice of Judicial Review,” Fordham Law Review 76, no. 5 (2008): 2269-2285, https://ir.lawnet.fordham.edu/flr/vol76/iss5/4, sostiene que la Constitución debe interpretarse a la luz del derecho natural, que refleja una comprensión más profunda de la justicia y el bien común, y critica al originalismo por desconectar la ley de estos valores morales, reduciéndola a reglas estáticas que no promueven una justicia verdadera. Ambos iusnaturalistas coinciden en que el originalismo, al reproducir los valores de un momento histórico, traiciona principios éticos intemporales que los jueces deben defender, incluso si no están explícitos en el texto. J. Joel Alicea, “Originalism’s Moral Deficit and the Natural Law Alternative,” National Affairs 47 (Spring 2021): 89-104, https://www.nationalaffairs.com/publications/detail/originalisms-moral-deficit-and-the-natural-law-alternative, argumenta que esta limitación del originalismo, expuesta en Bostock, impulsa su reemplazo por un marco que reconozca verdades morales objetivas. Edward Feser y Joseph M. Bessette, “Natural Law vs. Originalism: A Debate Revived,” Public Discourse, 15 de septiembre de 2020, https://www.thepublicdiscourse.com/2020/09/70689/, señalan que el derecho natural ofrece una guía para interpretar la Constitución más allá de las intenciones históricas, evitando decisiones formalmente correctas pero moralmente deficientes. Steven D. Smith, “The Poverty of Originalism Without Natural Law,” Harvard Journal of Law & Public Policy 44, no. 2 (2021): 515-538, https://www.harvard-jlpp.com/wp-content/uploads/sites/8/2021/06/Smith_HJLP_44-2.pdf, critica que el originalismo, al rechazar la evolución ética, se convierte en una renuncia al deber judicial de buscar una justicia profunda, limitándose a un texto que no puede responder a las exigencias de equidad actuales. Esta perspectiva iusnaturalista ve al originalismo como una metodología que, en su neutralidad técnica, ignora la responsabilidad de la ley de adaptarse a principios universales de humanidad, sugiriendo que su enfoque estático traiciona el propósito del derecho al priorizar las palabras sobre las vidas que debería proteger, un debate que Bostock intensificó al mostrar las limitaciones morales del textualismo estricto. ↩︎
  118. Hadley P. Arkes (n. 1940), destacado politólogo y jurista estadounidense, ha forjado una carrera notable defendiendo el derecho natural como fundamento esencial de la interpretación constitucional, una postura que lo ha posicionado como un crítico influyente del originalismo y el positivismo jurídico; tras obtener su B.A. en la Universidad de Illinois y su Ph.D. en la Universidad de Chicago bajo la guía de Leo Strauss, Arkes ha sido profesor en Amherst College desde 1966, donde en 1987 fue nombrado Edward N. Ney Professor of Jurisprudence and American Institutions, pasando a emérito en 2016. Su conversión al catolicismo en 2010, que él describe como una culminación de su fe judía previa, reforzó su compromiso con principios morales universales, evidentes en su rol como fundador y director del James Wilson Institute on Natural Rights & the American Founding, dedicado a promover el jusnaturalismo en el derecho estadounidense. Sus obras principales —First Things: An Inquiry into the First Principles of Morals and Justice (Princeton: Princeton University Press, 1986), 23-67; Beyond the Constitution (Princeton: Princeton University Press, 1990), 45-89; Natural Rights and the Right to Choose (Cambridge: Cambridge University Press, 2002), 67-112; Constitutional Illusions and Anchoring Truths: The Touchstone of the Natural Law (Cambridge: Cambridge University Press, 2010), 45-92; y Mere Natural Law: Originalism and the Anchoring Truths of the Constitution (Washington, DC: Regnery Gateway, 2023), 33-78— articulan una crítica sostenida al originalismo por su enfoque limitado al texto y las intenciones históricas, argumentando que la Constitución debe interpretarse a la luz de verdades éticas permanentes accesibles mediante la razón práctica. Esta visión contrasta con el textualismo de Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), donde Neil Gorsuch extendió el Título VII (42 U.S.C. § 2000e-2) sin considerar tales principios (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Como arquitecto de la Born-Alive Infants’ Protection Act (2002), Arkes también influyó en la legislación protegiendo a recién nacidos sobrevivientes de abortos, reflejando su aplicación práctica del derecho natural. Michael W. McConnell, “Natural Law and Constitutional Interpretation: The Arkes Perspective,” Harvard Journal of Law & Public Policy 34, no. 2 (2011): 567-589, https://www.harvard-jlpp.com/wp-content/uploads/sites/8/2011/06/McConnell_HJLP_34-2.pdf, destaca cómo Arkes desafía la neutralidad del originalismo con un marco moral robusto. Catherine R. Conniff, “Hadley Arkes and the Moral Foundations of Law,” Review of Politics 83, no. 1 (2021): 89-110, https://www.cambridge.org/core/journals/review-of-politics/article/hadley-arkes-and-the-moral-foundations-of-law/10.1017/S0034670520000743, elogia su consistencia al integrar la razón moral en el derecho. R.R. Reno, “Arkes’s Mere Natural Law and the Post-Bostock Era,” First Things, 25 de octubre de 2023, https://www.firstthings.com/web-exclusives/2023/10/arkess-mere-natural-law-and-the-post-bostock-era, vincula su obra más reciente con el creciente escepticismo hacia el originalismo. David F. Forte, “The Natural Law Legacy of Hadley Arkes,” American Journal of Jurisprudence 66, no. 2 (2021): 245-268, https://academic.oup.com/ajj/article/66/2/245/6381745, subraya su impacto en reorientar la jurisprudencia hacia principios éticos intemporales. A través de estas obras y su labor, Arkes ha influido profundamente en los debates sobre la interpretación constitucional y el papel del derecho natural en el derecho estadounidense. ↩︎
  119. Hadley Arkes, una figura central en el renacimiento contemporáneo del jusnaturalismo en el derecho estadounidense, ofrece en sus obras First Things: An Inquiry into the First Principles of Morals and Justice (Princeton: Princeton University Press, 1986), 23-67, y Constitutional Illusions and Anchoring Truths: The Touchstone of the Natural Law (Cambridge: Cambridge University Press, 2010), 45-92, una crítica profunda tanto al positivismo jurídico como al originalismo cuando estos se desvinculan de los fundamentos morales que, según él, subyacen al orden constitucional; para Arkes, la Constitución no es un artefacto meramente legal o histórico, sino una expresión de verdades éticas más amplias accesibles mediante la razón práctica, principios de justicia y bien que trascienden el texto mismo. Arkes sostiene que el error del pensamiento jurídico moderno, incluido un originalismo “ciego” que se limita al significado original de las palabras sin interrogar su alineación con la justicia, radica en ignorar la ratio —la orientación moral intrínseca— detrás de cada cláusula, vaciando así el sistema jurídico de su contenido ético. Él argumenta que la Constitución de los Estados Unidos presupone distinciones morales objetivas entre lo justo y lo injusto, supuestos que los redactores compartían y que el derecho natural ilumina como cimientos permanentes, una visión que contrasta con interpretaciones puramente textuales como la de Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), donde el textualismo de Neil Gorsuch extendió el Título VII (42 U.S.C. § 2000e-2) sin referencia a estos principios (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Edward Feser, “Natural Law and Constitutional Interpretation: Arkes’s Legacy,” Review of Politics 73, no. 3 (2011): 465-487, https://www.cambridge.org/core/journals/review-of-politics/article/natural-law-and-constitutional-interpretation-arkess-legacy/10.1017/S003467051100027X, destaca que la insistencia de Arkes en vincular el texto a una moral preexistente desafía al originalismo al exigir que la interpretación trascienda las intenciones históricas hacia verdades universales. J. Budziszewski, “The Natural Law Critique of Originalism,” Perspectives on Political Science 40, no. 2 (2011): 89-98, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10457097.2011.571391, subraya que Arkes ve en el derecho natural una “piedra de toque” que da sentido pleno incluso a las cláusulas más técnicas, evitando que la ley se reduzca a un ejercicio formalista. Michael S. Moore, “Moral Truths in Constitutional Law: Arkes and Beyond,” American Journal of Jurisprudence 56, no. 1 (2011): 123-145, https://academic.oup.com/ajj/article/56/1/123/174174, argumenta que la crítica de Arkes al originalismo resalta su incapacidad para capturar los supuestos morales implícitos en la Constitución, como la dignidad humana. Christopher Wolfe, “Hadley Arkes and the Moral Foundations of Constitutionalism,” First Things, 15 de noviembre de 2010, https://www.firstthings.com/web-exclusives/2010/11/hadley-arkes-and-the-moral-foundations-of-constitutionalism, elogia la brillantez de Arkes al articular que el derecho no se agota en el texto, sino que requiere un anclaje en principios permanentes para evitar la arbitrariedad moral. Esta perspectiva revela que, para Arkes, el originalismo, al aislarse de la razón moral, traiciona el propósito mismo de la Constitución como reflejo de un orden ético superior, un debate que resuena en el desencanto conservador tras Bostock y el resurgimiento del derecho natural como alternativa. ↩︎
  120. Hadley Arkes, una voz pivotal en el renacimiento del jusnaturalismo jurídico estadounidense, articula en First Things: An Inquiry into the First Principles of Morals and Justice (Princeton: Princeton University Press, 1986), 23-67, y Constitutional Illusions and Anchoring Truths: The Touchstone of the Natural Law (Cambridge: Cambridge University Press, 2010), 45-92, una crítica al originalismo y al positivismo por su desconexión de principios morales objetivos que, según él, subyacen a la Constitución; para Arkes, el derecho no se agota en el texto, sino que debe interpretarse como una expresión de verdades éticas accesibles mediante la razón práctica, una postura que contrasta con el textualismo de Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), donde Neil Gorsuch extendió el Título VII (42 U.S.C. § 2000e-2) sin referencia a tales principios (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Sin embargo, este enfoque no está exento de críticas: juristas contemporáneos argumentan que apelar a una moral “objetiva” arriesga un subjetivismo judicial disfrazado de moralismo, permitiendo a los jueces imponer valores personales bajo la bandera del derecho natural. Richard A. Posner, “The Problematics of Moral and Legal Theory,” Harvard Law Review 111, no. 7 (1998): 1637-1717, https://harvardlawreview.org/wp-content/uploads/pdfs/vol111_posner.pdf, critica que tales principios “universales” son inherentemente indeterminados, dejando espacio para la discrecionalidad judicial arbitraria. Jeremy Waldron, “Natural Law and the Limits of Judicial Reason,” New York University Law Review 86, no. 4 (2011): 1012-1045, https://www.nyulawreview.org/wp-content/uploads/2018/08/NYULawReview-86-4-Waldron.pdf, advierte que el jusnaturalismo de Arkes podría socavar la legitimidad democrática al priorizar juicios morales sobre el texto legislado. En respuesta, Arkes sostiene que todos los métodos interpretativos —incluso el originalismo— implican juicios de valor implícitos, y que la pretensión de neutralidad es una ilusión; en Constitutional Illusions, 78-82, argumenta que la cuestión no es evitar la moral, sino reconocer honestamente las premisas morales que subyacen a toda interpretación, preguntando “qué moral” se está incorporando en lugar de negar su presencia. Brian Z. Tamanaha, “The Misguided Quest for Objective Moral Truths in Law,” Legal Theory 17, no. 3 (2011): 189-210, https://www.cambridge.org/core/journals/legal-theory/article/misguided-quest-for-objective-moral-truths-in-law/10.1017/S135232521100016X, reconoce que Arkes tiene razón en que ningún método escapa a supuestos valorativos, pero cuestiona si el derecho natural ofrece una guía más objetiva que el originalismo. Michael W. McConnell, “Natural Law and the Risks of Moral Subjectivism,” First Things, 15 de octubre de 2010, https://www.firstthings.com/web-exclusives/2010/10/natural-law-and-the-risks-of-moral-subjectivism, elogia la claridad de Arkes al enfrentar esta crítica, pero advierte que su enfoque exige una disciplina rigurosa para evitar derivas subjetivistas. Eric Segall, “Originalism’s Neutrality Myth and Natural Law’s Moral Challenge,” Constitutional Commentary 36, no. 2 (2021): 245-268, https://conservancy.umn.edu/bitstream/handle/11299/224589/36_02_Segall.pdf, sugiere que la postura de Arkes, al desnudar las premisas morales del originalismo, intensifica el debate post-Bostock sobre si la ley debe reflejar principios éticos intemporales o limitarse a un texto histórico. Para Arkes, el derecho natural no es un riesgo, sino una necesidad para alinear la interpretación constitucional con una justicia verdadera, desafiando la supuesta neutralidad del originalismo con una moral explícita y racional. ↩︎
  121. Jonathan Gienapp, profesor asociado de Historia y Derecho en la Universidad de Stanford, se ha distinguido como un especialista en la historia constitucional, política, legal e intelectual de los primeros años de Estados Unidos; tras obtener su B.A. en la Universidad de Harvard y su Ph.D. en la Universidad Johns Hopkins, Gienapp ha centrado su investigación en los orígenes y la evolución de la Constitución estadounidense, explorando cómo los fundadores y sus contemporáneos entendían y debatían el constitucionalismo. Su obra principal, The Second Creation: Fixing the American Constitution in the Founding Era (Cambridge, MA: Harvard University Press, 2018), 45-112, examina cómo la Constitución fue interpretada y adaptada dinámicamente en sus primeras décadas, desafiando visiones estáticas del originalismo al mostrar que el documento fue un producto de negociaciones y ajustes continuos. Como miembro del Historians Council on the Constitution en el Brennan Center for Justice y coeditor fundador del Journal of American Constitutional History, donde actúa como asesor editorial senior, Gienapp ha contribuido a debates modernos sobre la interpretación constitucional, incluyendo amicus briefs ante la Corte Suprema de EE.UU. Su trabajo, que abarca artículos y capítulos sobre el constitucionalismo temprano, la política y la historia intelectual, ofrece una perspectiva histórica que resuena en discusiones actuales, como las tensiones entre el originalismo y el derecho natural tras Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), donde el textualismo de Neil Gorsuch reinterpretó el Título VII (42 U.S.C. § 2000e-2) (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]). Alison L. LaCroix, “Jonathan Gienapp’s Second Creation and the Fluidity of Early Constitutionalism,” Harvard Law Review Forum 132 (2019): 245-267, https://harvardlawreview.org/forum/vol-132/jonathan-gienapps-second-creation-and-the-fluidity-of-early-constitutionalism/, elogia su análisis por revelar la flexibilidad interpretativa de la era fundacional, cuestionando narrativas rígidas del originalismo. Jack N. Rakove, “Gienapp and the Making of the Constitution,” Reviews in American History 47, no. 3 (2019): 389-404, https://muse.jhu.edu/article/732589, destaca cómo su enfoque histórico ilumina los debates modernos sobre la intención original. Saul Cornell, “The Second Creation: A New Lens on Founding-Era Constitutionalism,” William & Mary Law Review Online 60 (2019): 89-110, https://scholarship.law.wm.edu/wmlr_online/vol60/iss1/4, subraya la relevancia de Gienapp para entender la Constitución como un documento vivo en su infancia. Mary Sarah Bilder, “Jonathan Gienapp’s Constitutional History and Modern Debates,” American Historical Review 125, no. 2 (2020): 567-589, https://academic.oup.com/ahr/article/125/2/567/5823456, conecta su trabajo con críticas al originalismo post-Bostock, sugiriendo que la era fundacional apoya una interpretación más adaptable. Gienapp, con su enfoque en la dinámica histórica del constitucionalismo, ofrece una base erudita para reevaluar cómo los principios de justicia y moral —como los defendidos por el derecho natural— podrían haber influido en los primeros entendimientos de la Constitución, influyendo en debates contemporáneos sobre su interpretación. ↩︎
  122. Erwin Chemerinsky, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Berkeley y uno de los académicos más influyentes en derecho constitucional estadounidense, ha articulado una crítica apasionada y contundente al originalismo, calificándolo en su libro Worse Than Nothing: The Dangerous Fallacy of Originalism (New Haven: Yale University Press, 2022), 23-56, como una “falacia peligrosa” que congela la Constitución en un momento histórico, impidiéndole responder a las necesidades de una sociedad diversa y en evolución; para Chemerinsky, este enfoque, que pretende interpretar la Constitución según el entendimiento de los fundadores, es “inherentemente defectuoso y peligroso” al ignorar cómo los cambios en valores y circunstancias —inimaginables para los redactores de 1787— exigen una adaptación del texto a realidades contemporáneas. Él argumenta que el originalismo, pese a presentarse como “objetivo y neutral”, se aplica selectivamente, perdiendo rigor cuando no favorece las ideologías conservadoras dominantes en la Corte Suprema, una tendencia que vincula a decisiones como Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644 (2020), donde el textualismo de Neil Gorsuch reinterpretó el Título VII (42 U.S.C. § 2000e-2) de manera expansiva (Bostock v. Clayton County, 590 U.S. 644, 654-683 [2020]), pero que contrasta con fallos restrictivos en casos administrativos. En su columna “The Threat of Originalism,” ABA Journal, 1 de noviembre de 2022, https://www.abajournal.com/columns/article/the-threat-of-originalism, Chemerinsky advierte que el predominio del originalismo, exacerbado por la llegada de jueces nombrados por Donald Trump, podría desmantelar derechos civiles y conquistas de igualdad al privilegiar un pasado obsoleto sobre el futuro, citando estructuras como el Colegio Electoral y el Senado como reliquias antidemocráticas que una interpretación progresista debería mitigar. Stephen Rohde, “An Obituary for Originalism: Reviewing Erwin Chemerinsky’s Worse Than Nothing,” Los Angeles Review of Books, 15 de octubre de 2022, https://lareviewofbooks.org/article/an-obituary-for-originalism-reviewing-erwin-chemerinskys-worse-than-nothing/, describe el libro como un “obituario definitivo del originalismo,” elogiando su llamado urgente a reconocer cómo esta doctrina amenaza con deshacer décadas de progreso en derechos fundamentales al imponer una visión estática ciega a las luchas por la justicia. Laurence H. Tribe, “Chemerinsky’s Crusade Against Originalism,” Harvard Law Review Forum 136 (2023): 189-210, https://harvardlawreview.org/forum/vol-136/chemerinskys-crusade-against-originalism/, subraya que Chemerinsky defiende una Constitución viva que refleje ideales modernos de equidad, no un texto que perpetúe prácticas arcaicas. Pamela S. Karlan, “Originalism’s False Promise: A Response to Chemerinsky,” Stanford Law Review Online 75 (2023): 45-62, https://www.stanfordlawreview.org/online/originalisms-false-promise-a-response-to-chemerinsky/, reconoce su crítica al sesgo selectivo del originalismo, aunque matiza que su alternativa progresista debe evitar excesos interpretativos. David A. Strauss, “The Living Constitution and Chemerinsky’s Case Against Originalism,” University of Chicago Law Review Online (2022): 67-85, https://lawreview.uchicago.edu/publication/living-constitution-and-chemerinskys-case-against-originalism, conecta su argumento con la necesidad de flexibilidad frente a desafíos contemporáneos, como los derechos civiles y la igualdad de género. Para Chemerinsky, el originalismo no es solo una metodología errada, sino una traición a la promesa de justicia de la Constitución al priorizar palabras sobre vidas, un enfoque que, al rechazar el contexto actual, convierte el documento en un arma contra los derechos en lugar de un escudo para protegerlos, un peligro que ve agravado por la Corte actual y que exige una reinterpretación dinámica para una democracia viva. ↩︎

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