“Y la justicia se disfrazó de enemigo”

  1. La dinámica interpretativa en el constitucionalismo estadounidense y la halajá evidencia que la autoridad de las interpretaciones expansivas depende no solo de la coherencia interna del razonamiento jurídico o hermenéutico, sino también de su aceptación y validación por parte de la comunidad o la sociedad. En el derecho estadounidense, decisiones controvertidas como Brown v. Board of Education, 347 U.S. 483 (1954), y Obergefell v. Hodges, 576 U.S. 644 (2015), lograron un amplio respaldo social con el tiempo, lo que consolidó la legitimidad del debido proceso sustantivo como instrumento para reconocer derechos fundamentales no explícitamente enunciados en el texto constitucional. Michael J. Klarman analiza la recepción social de Brown y su impacto en la legitimidad judicial; véase From Jim Crow to Civil Rights: The Supreme Court and the Struggle for Racial Equality (Oxford: Oxford University Press, 2004), 364–376. Reva B. Siegel examina la interacción entre la jurisprudencia de la Corte y la cultura constitucional, destacando cómo el cambio social influye en la legitimidad de las interpretaciones constitucionales; véase “Constitutional Culture, Social Movement Conflict and Constitutional Change: The Case of the de facto ERA,” California Law Review 94, no. 5 (2006): 1323–1419, especialmente 1365–1378. William N. Eskridge Jr. y John Ferejohn argumentan que la legitimidad de nuevas interpretaciones constitucionales surge, en parte, de la evolución del consenso social, como se observa en Obergefell; véase A Republic of Statutes: The New American Constitution (New Haven: Yale University Press, 2010), 212–227. En la halajá, el midrash y otras herramientas hermenéuticas permiten a los rabinos abordar problemas emergentes sin apartarse del espíritu de la ley, pero la aceptación duradera de estas interpretaciones depende de que resuenen con las necesidades, valores y percepciones de la comunidad judía. Menachem Elon explica que la autoridad de las decisiones rabínicas frecuentemente se basa en su reconocimiento social; véase Jewish Law: History, Sources, Principles, vol. 1 (Philadelphia: Jewish Publication Society, 1994), 106–117. J. David Bleich, en varias de sus recopilaciones, analiza casos contemporáneos en bioética, tecnología y vida comunitaria, mostrando cómo los poskim (decisores legales) consideran la respuesta de la comunidad a sus fallos; véase Contemporary Halakhic Problems (New York: Ktav, varias ediciones). Eugene Korn destaca la importancia del diálogo entre las comunidades y los decisores halájicos en la incorporación de principios éticos universales; véase “The Role of Human Dignity in Jewish Law,” Tradition 33, no. 2 (1999): 5–22. Así, tanto en el constitucionalismo estadounidense como en la halajá, la legitimidad de las interpretaciones expansivas se fortalece cuando las comunidades reconocen que estas reflejan un equilibrio adecuado entre la fidelidad al texto, los valores fundacionales y las necesidades contemporáneas. ↩︎
  2. El eje de esta tensión no solo descansa en la elección entre literalidad y expansión hermenéutica, sino en la legitimidad y la autoridad que las interpretaciones adquieren ante las comunidades a las que van dirigidas. En el ámbito constitucional estadounidense, la legitimidad del poder judicial y la confianza en sus decisiones dependen en gran medida de la solidez argumentativa de sus sentencias, de su coherencia con el texto y la tradición constitucional, así como de la capacidad para articular principios subyacentes que resulten comprensibles y persuasivos para la sociedad. Véase Richard H. Fallon Jr., “Legitimacy and the Constitution,” Harvard Law Review 118, no. 6 (2005): 1787-1853, que analiza la legitimidad judicial y la necesidad de argumentaciones fundadas que eviten la percepción de arbitrariedad. Por su parte, John Hart Ely, Democracy and Distrust: A Theory of Judicial Review (Cambridge: Harvard University Press, 1980), pp. 88-101, resalta la importancia de que la interpretación constitucional responda a criterios democráticos y no se convierta en un mero vehículo de las convicciones personales de los jueces. En lo que atañe al originalismo, la pretensión de adherirse estrictamente al texto y al entendimiento original pretende ofrecer seguridad jurídica y evitar que el poder judicial se entrometa en esferas políticas o morales que, según esta visión, corresponden a los legisladores. Sin embargo, esta posición se ve cuestionada cuando las realidades contemporáneas presentan problemas inimaginables para los redactores constitucionales. Sobre las dificultades del originalismo ante cuestiones modernas, véase Jamal Greene, How Rights Went Wrong: Why Our Obsession with Rights Is Tearing America Apart (Boston: Houghton Mifflin Harcourt, 2021), pp. 64-79, donde se analiza la tensión entre estabilidad normativa y demandas éticas actuales.En el contexto halájico, un razonamiento similar aplica: la autoridad de las interpretaciones expansivas (midráshicas) depende no solo de la solidez textual y teórica, sino también de su aceptación comunitaria. Las comunidades deben percibir que dichas interpretaciones no son fruto de la arbitrariedad, sino que responden a principios profundos como la justicia (tzedek), la compasión (chesed) o la dignidad humana (tzelem Elokim), y que su finalidad es mantener la relevancia y coherencia de la halajá frente a problemas que los textos antiguos no previeron. Véase Menachem Elon, Jewish Law: History, Sources, Principles (Philadelphia: Jewish Publication Society, 1994), vol. 1, pp. 106-117, para un estudio sobre el equilibrio entre peshat y midrash, y J. David Bleich, Contemporary Halakhic Problems (New York: Ktav, varias ediciones), donde se examinan decisiones rabínicas contemporáneas en torno a nuevas realidades tecnológicas y bioéticas. Además, Daniel Sperber, On Changes in Jewish Liturgy: Options and Limitations (Jerusalem: Urim Publications, 2010), pp. 31-46, muestra cómo la evolución legal y ritual en el judaísmo exige fundamentaciones coherentes con los valores centrales de la tradición, evitando la percepción de arbitrariedad. Así, tanto en la jurisprudencia constitucional como en la halajá, el desafío último no es meramente hermenéutico, sino político, ético y social: asegurar que las interpretaciones, ya sean estrictamente literales o ampliamente expansivas, mantengan la legitimidad y la autoridad necesarias para guiar la conducta humana en sociedades complejas y en permanente transformación. ↩︎

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